Entrevista

 

Mirta Varela:

“La televisión en la década del 60 fue como una especie de cable a tierra para la cultura de ese momento”

 

 

Silvina Mentasti

silmentasti@gmail.com

Licenciada en Comunicación Social (UNICEN). Diplomada superior en Educación (CLACSO). Forma parte del Núcleo de Actividades Científico Tecnológicas de Investigaciones en Formación Inicial y Prácticas Educativas (NACT - IFIPRAC_Ed). Actualmente trabaja en la investigación de la convergencia entre los campos de la comunicación y la educación.

 

Martín Mozotegui

martinmozotegui@gmail.com

Periodista (UNICEN). Actualmente es estudiante de la Especialización de Estudios Políticos y Maestría en Gobierno (FSOC-UBA).

 

Mirta Varela

Es una reconocida docente e investigadora de la Universidad de Buenos que resulta una referencia insoslayable en el campo de la historia de los medios y el análisis de la cultura de masas. Mirta Varela es Magíster en Sociología y Análisis Cultural (UNSAM) y Doctora en Letras (UBA). Se encuentra bajo la dirección de la Red de Historia de los Medios (ReHiMe) que busca establecer relaciones con investigadores del campo con el objetivo de habilitar instancias de diálogo y circulación de materiales e información para potenciar las investigaciones en el área.

En esta conversación con RAC, la autora de “La televisión criolla” realiza una reconstrucción de la historia de la televisión en la Argentina, desde los comienzos de sus emisiones hasta la conformación de su centralidad en el sistema de medios. Asimismo, recupera la relación entre memoria televisiva y acontecimientos históricos y propone repensar la articulación entre los medios y la historia política desde otra perspectiva. 


 

 

Reconstruir la historia de la televisión desde diferentes perspectivas

 

-En principio, quisiéramos preguntarte ¿cómo es posible investigar la historia de la televisión argentina ante la falta de archivos?, ¿cuáles considerás que son los mayores desafíos a la hora de estudiar el medio?

-La cuestión de los archivos es central para cualquier investigación histórica y, en el caso de la investigación de la televisión, es enfrentarse a la ausencia absoluta de archivos para algunos períodos. Eso nos permite sacar por lo menos dos conclusiones: una es que es necesario apelar a otros archivos que no sean los de la televisión para poder investigar sobre el medio, y la otra tiene que ver más bien con pensar de aquí en más cuál es la política de archivos para los materiales audiovisuales actuales que van a ser objeto de estudio esperemos, para muchos historiadores en el futuro, y hoy que no están haciendo investigación histórica pero que trabajan sobre lo audiovisual en el presente. En ese sentido me parece que seguimos muy complicados con el tema de los archivos audiovisuales.

Respecto de la investigación histórica, la verdad es que en el trabajo sobre las primeras décadas de la televisión, tuve que trabajar con archivos sobre todo gráficos. Utilicé mucho material de diarios y revistas que me permitían reconstruir la historia de manera oblicua, es decir, por el rebote que la televisión tenía en esos medios. Por ejemplo, las revistas sobre radio: Antena, Radiolandia, que eran las revistas de espectáculos, sobretodo radial evidentemente, en el momento en que inicia la transmisión de la televisión, se puede empezar a ver de qué manera empieza a ocupar un lugar y cuando ese lugar no le es suficiente entonces empiezan a aparecer revistas específicas de televisión. Y eso permitía reconstruir toda una serie de problemas de ese momento. En momentos previos, muchas revistas técnicas también, donde estaba presente la discusión sobre cuál iba a ser, de alguna manera, el medio que se iba a elegir.

Tuve que apelar a fuentes muy diversas, porque moverse desde una revista técnica hasta una revista de espectáculos supone un arco de fuentes muy diferente entre sí que nos permite reconstruir aspectos muy distintos de lo que era y lo que es la televisión. En ese sentido, yo creo que siempre apelar a esas fuentes tan distintas termina siendo muy enriquecedor para cualquier trabajo histórico. Aunque hubiera tenido todas las fuentes audiovisuales a mi disposición, creo que sigue siendo importante apelar a ese tipo de materiales.

Otra fuente que resultó indispensable es la entrevista, donde buscaba apelar a gente que participó de la instalación de la televisión, de lo que fueron las primeras programaciones, los primeros programas, y también, en mi caso, me pareció muy importante entrevistar gente que hubiera visto televisión durante ese período. Es decir, apelé a puntos de vista muy diferentes entre sí, y eso creo que también permite una mirada que es útil y muy valiosa para la investigación.

 

-Para hacer referencia a un caso específico ¿Pudiste acceder a fuentes que te permitan reconstruir los diferentes puntos de vista que se tuvieron sobre la primera transmisión televisiva en Argentina?

-Considero que la primera transmisión de televisión, el 17 de octubre del 51 en Argentina, es algo que fue muy importante para aquellos que participaron de esa transmisión, que efectivamente en su momento recordaban ese hecho como haber participado de un hecho histórico pero, sin embargo, no ocurrió lo mismo en la recepción. La gente que había tenido oportunidad de asistir por distintas vías a ese acto y que ya era adulta en el momento de las primeras transmisiones, no recordaba en absoluto a ese 17 de octubre como un acontecimiento ligado a la historia de la televisión. Esto me parece que permite encontrar sentidos sobre lo que fue esa historia que no nos lo dicen los medios gráficos en parte, porque para ellos tampoco fue un acontecimiento de la relevancia que nosotros, desde el punto de vista de la historia de los medios, podemos otorgarle. Lo importante era el acto de la lealtad, que estuvieran Perón y Evita hablando en público y de ninguna manera se preveía que la televisión podía ser lo que después fue en términos de medios. En este sentido, me parece que aún, si dispusiéramos de todas las fuentes, intentar la reconstrucción a través de distintas vías, sigue siendo muy importante.

 

-De alguna manera, vos mencionaste la relación entre memoria televisiva y ciertos acontecimientos históricos relevantes y eso nos lleva a pensar en los que se han documentado, que tienen que ver con la televisación de la llegada del hombre a la luna y el cordobazo por ejemplo ¿Vos por qué crees que se da esta relación entre lo que se recuerda de la televisión y estos acontecimientos históricos?

-Lo que nosotros podemos llamar acontecimientos históricos en realidad, pueden ser construidos previamente, como por ejemplo la llegada del hombre a la luna que fue anunciado, preparado y planificado, lo que le otorgó el estatuto de un acontecimiento histórico. En el caso del cordobazo es totalmente distinto, porque de alguna manera es un acontecimiento histórico que, a posteriori, podemos considerar como tal, es decir que en ese momento de la irrupción del acontecimiento no hubo una preparación. En ese sentido, el tipo de impacto en los medios me parece que es muy diferente, la llegada del hombre a la luna fue un acontecimiento mediático realmente, fue un acontecimiento preparado hasta el menor detalle para su transmisión televisiva. Si a mi me parecía importante tomarlo como un hito de la historia de la televisión de esas décadas es porque fue el acontecimiento mundial donde la televisión, por primera vez, arrastró a los demás medios: había que verlo por televisión y no por otro medio, no había que esperar al cine y no había que oírlo por la radio.

Me parece que la relación entre memoria de ese acontecimiento y su construcción está implicada desde el comienzo porque se planificó de esa manera pero, además, la memoria trabaja a partir del modo en que alguien recibe ese acontecimiento, es decir, es una memoria de la audiencia de esos acontecimientos. Entonces lo fundamental allí fue pensar cómo había sido visto este acontecimiento, de qué manera la gente se había reunido y con quién había estado, y en ese sentido también se planificó una recepción. Recuerdo una nota en la revista Gente donde mostraban de qué manera distintos personajes habían visto la llegada del hombre a la luna. Eran desde artistas hasta músicos y actores, y entre los personajes estaba Jorge Luis Borges, que en ese momento estaba prácticamente ciego, y eso volvía a la situación una paradoja. Había una foto de Borges mirando un aparato de televisión y, sin embargo, aún en un personaje que en ese momento era un intelectual público de enorme relevancia, lo importante era reconstruir la escena familiar en la cual se estaba recibiendo ese acontecimiento histórico.

 

Influencia de modelos internacionales en la organización del sistema televisivo en Argentina

 

-¿De qué manera se puede pensar la relación en el modo en que se organiza el sistema de televisión en nuestro país y lo que fueron los modelos fundantes a nivel mundial como el modelo de servicio público europeo o el modelo de iniciativa privada o comercial de Estados Unidos?

-Yo creo que, de entrada, el sistema en la Argentina fue un sistema impulsado, financiado por el Estado pero, al mismo tiempo, con una propuesta mixta donde la programación tuvo un carácter que creo que implicó cierto debate inicial que rápidamente quedó saldado.

Hay un dato que muchas veces no se considera porque pasó muy rápido también y es que cuando en el 51 se instala el primer canal de televisión, el canal es de alguna manera organizado por Jaime Yankelevich pero la dirección artística del canal queda, en un primer momento, a cargo de Enrique Susini. Susini, que había sido uno de los pioneros de la radio y del cine sonoro, era un personaje con una idea de lo que debía ser la televisión completamente distinta a la de Yankelevich. Mientras el primero venía de Radio Belgrano y de haber sido el dueño de la radio podríamos decir más popular en ese momento, Susini venía de ser un destacado amante de la ópera, de la cultura clásica. En esa disputa, donde uno de alguna manera puede ver la disputa entre dos concepciones de lo que debía ser ese canal, Susini es desplazado rápidamente y queda a cargo Yankelevich. Me parece que lo que de ahí en más sucede con Canal 7 es un vaivén de intereses donde las agencias de publicidad pasan a comprar espacios y organizan -en buena medida- la programación, es una forma de negociación entre el Estado que tiene una presencia enorme desde el punto de vista político en la transmisión permanente de actos públicos, de entrevistas de gobierno, de propaganda oficial, y esto es así hasta hoy, sin esa pauta parece no existir, pero sin embargo hay toda una suerte de delegación en otros intereses. Esos intereses me parece que fueron muy variados en algún punto porque, de esas agencias de publicidad, estaba a cargo de gente que tenía también intereses políticos muy claros.

En algún momento yo traté de ver paralelos con lo que eran los canales públicos en Europa y con los canales de televisión de otros países de América Latina. En ese sentido, yo puedo ver que no era completamente atípico, por ejemplo, el PC en la Argentina tuvo un interés inicial en tener una presencia en los canales de televisión. Eso es una política del Partido Comunista a nivel internacional: es lo que ocurrió en Francia, es lo que claramente ocurrió en Brasil y es lo que ocurrió en Argentina.

A ver, a mí me parece que esos modelos ya han sido muy aplicados y creo que podríamos estar en condiciones de intentar interpretar otros matices porque sino me parece que hay cosas que no se entienden adecuadamente. Ello implica también repensar la articulación entre los medios y una historia política de otro tipo. Pero yo creo que, efectivamente, no hay televisión (como no hay radio ni cine) si no hay una presencia del Estado para que eso ocurra. Los canales son señales licitadas por el Estado Nacional, no hay manera de hacer televisión sin el Estado, entonces la distinción entre canales públicos y privados muchas veces también opaca distintos aspectos importantes de la historia de los medios.

Así como el canal público tuvo una presencia fuerte de productoras privadas, de publicidad, etcétera, los canales privados no hubieran subsistido sin el aval del Estado y eso me parece que es algo que hay que revisar.

 

Las primeras emisiones en Argentina y su relación con la sociedad de los años 60

 

-¿Cuáles son las características de esta primera etapa de la televisión en nuestro país y, de qué manera crees que la historia del medio remite a las dimensiones características de la Argentina del 60?

-Me interesa mucho esa pregunta porque, en general, creo que ha predominado una idea de la década del 60 que tiende a valorizar, a poner en primer plano el aspecto político de la década y una paulatina politización que tiende hacia una politización y rebeldía, -para ponerlo en términos que me parece que han sido muchas veces utilizados para describir esa década- y, sin embargo, desde el punto de vista de la historia de los medios lo que caracteriza a esa década y que de alguna manera, también me parece que da una pauta acerca de un elemento central de la cultura argentina de esa década, es el ascenso de la televisión como medio hegemónico. Un medio que difícilmente alguien caracterizaría de rebelde, sí de político pero no de rebelde o, en todo caso, que no estaba ligado a los acontecimientos político culturales con los que habitualmente se caracteriza esa década.

Desde mi punto de vista, creo que pensar la televisión en la década del 60 es como una especie de cable a tierra para lo que fue la cultura de ese momento. Es decir, la televisión fue central en la cultura argentina de ese momento y no considerar ese aspecto me parece que es dejar velado un elemento demasiado importante.

Reconstruir la programación, o qué fue la televisión en esa década, me parece que es reconstruir justamente esa parte de la cultura que estaba muy imbuida por un proceso que sí tuvo que ver con algo que comparte con otros aspectos de la cultura argentina de los 60 que es cierta tendencia a la internacionalización de muchos de sus rasgos, se podría mencionar la presencia de series, especialmente norteamericanas, la presencia de toda una parte de la programación, que eran los enlatados que los canales transmitían.

Además me parece que hay un dato que desde hoy, tal vez, resulta no evidente y es que los canales de aire transmitían muchas veces la programación en inglés o subtitulada. Hay algo de ese aspecto que es muy importante como presencia en un medio que se va volviendo más y más masivo a lo largo de la década y me parece que, más allá de esa programación, la programación producida en la Argentina fue una programación que tendió a repetir muchos de los géneros que provenían especialmente de la televisión norteamericana: los musicales, los shows, los programas de concursos, los programas de auditorio con público en el estudio, los programas ómnibus que al final de la década estallan. Es decir, hay una serie de rasgos que uno puede ver repetido a lo largo del mundo en distintos sistemas de televisión.

Eso me parece que es un rasgo importante y que además se puede ver en la presencia de la televisión como pauta de moda, como parámetro de costumbres, de cómo los jóvenes debían vestirse, bailar, qué música escuchar, etcétera. Por otro lado, hay algo que a mí también me parece importante señalar y es que en ese punto no se puede estudiar la televisión aislada de todo el sistema de medios, es decir, la televisión de los años 60 es ya un momento de la historia de los medios muy maduro del sistema. Y, en ese punto, no existen esos canales musicales sin discográficas, sin radio, sin espectáculos en vivo, sin un sistema de teatros, todo eso ya estaba muy aceitado en los 60.

Otra característica que a mi me parece que también está desde el comienzo en la televisión es la de la autorreferencialidad, algo que ha sido mucho más estudiado en la televisión de los años 80 y 90, pero que sin embargo en los años 60 ya está completamente presente y muy utilitariamente expuesto en la televisión argentina.

Hay otra cosa que quizás también ya está en los 60 y es que hay una irrupción de algún período muy breve de Canal 7 con una política diferente a la que tuvo a lo largo de la década. Me parece que estas pequeñas irrupciones de intentos de programación, de programación cultural, etcétera, dejaron algunas huellas en la programación en su conjunto.

 

-Lo que vos planteas nos llevaría a pensar que no podríamos marcar diferencias en la televisión en la década del 60 entre períodos democráticos y militares -de alguna manera- en cuanto a los contenidos, a los tipos de programa... Hay un momento de conformación del medio que pareciera que está por encima de esta dimensión política, tal como señalabas vos

-Yo creo que hay un aspecto del medio, es decir, de cómo se conforma como medio en tanto los géneros que establece, en el tipo de programación, la organización, la tendencia a que cada vez el horario sea más amplio y a que haya más receptores de televisión y más publicidad, que el medio crezca a lo largo de la década, esa creo que es una tendencia que, en muchos sentidos, cede completamente la historia política argentina. Me parece que hay un aspecto de esa historia que tiene cierta autonomía respecto de eso.  Hay otro aspecto en el que, no me atrevería de ninguna manera a decir, que la historia política argentina no deja huellas en un medio de comunicación, me parece que eso sería falaz. Yo entiendo que la historia de los medios de comunicación tiene y necesitamos construir una cierta autonomía de esa historia para poder entender ciertos procesos con una mirada más amplia pero, hay un aspecto que tiene que ver con una historia mucho más detallada de lo que ocurrió en esos años y de cómo fueron cambiando algunas figuras que fueron caras visibles y muy importantes en la producción y en la puesta en escena de la programación de los canales de televisión que efectivamente yo creo que es necesario atender y analizar la relación con todos esos cortes políticos que además, en muchos casos, fueron cortes políticos con una huella muy fuerte en la historia cultural argentina.

Lo que yo señalaba respecto de la dirección de Canal 7 fue siempre una historia muy complicada, en términos de que no fue un canal público puro digamos, sino que desde el comienzo tuvo un sistema mixto, comercial, comercial-estatal y de entrada fue un canal zamarreado por la política en la argentina. Hubo un breve interregno de una dirección muy activa, que fue la de Francisco Petrone a cargo del canal en los años 60, que marcó de alguna manera una programación con una presencia muy fuerte del teatro, que creo que dejó una huella también en Canal 13, que empezó una serie de ciclos y programas especiales que me parece que sólo se entienden en diálogo con ese cambio en la gestión en Canal 7.

 

-Al respecto de ese momento histórico, también te queremos consultar sobre los modos en que se miraba televisión en aquellas primeras décadas (sobretodo con la llegada de los primeros televisores) y quiénes lo hacían

-Había muy pocos televisores, las fuentes son muy contradictorias respecto de cuántos eran, algunas fuentes dicen apenas unos cientos, otros cinco mil pero, en todo caso, eran muy pocos para poder considerar a la televisión como un medio de masas en esos momentos. Hay una primera etapa en la cual la televisión tiene un componente -no diría elitista porque su programación no lo era- que formaba parte de cierto sector snob moderno que podía pagar lo que en ese momento valía un televisor, que tenía un coste muy alto, valía el doble que una heladera eléctrica, que fue el electrodoméstico estrella de esa etapa. Es decir,  una familia tenía que decidir tener una heladera eléctrica que cambiaba la vida cotidiana, a comprarse un televisor que valía el doble y que transmitía 3 o 4 horas por día

Hay un primerísimo momento en que creo que la recepción de esa televisión está circunscripta por un lado, a un sector que quiere tener un televisor como un signo de prestigio social y como algo nuevo y caro y, por el otro, a la presencia de televisores en el espacio público que va creciendo en los primeros años de los 50. El gobierno repartía televisores a Unidades Básicas (se recuerda haber visto actos políticos y eventos deportivos, de fútbol y automovilismo) y también muchos espacios similares contaban con uno, clubes de barrio por ejemplo, bares, empiezan a incorporar el televisor como un elemento de atracción para la reunión social.

En los primeros años, ver televisión era un acto público o por lo menos, comunitario. La gente se reúne a ver televisión. Recién en el año 58 empiezan a armarse televisores en Argentina y eso abarata mucho el costo, ahí empiezan también las transmisiones de los demás canales privados y, por otra parte, empieza la extensión geográfica y empiezan los canales en otras ciudades que no fueran Buenos Aires y a principios de la década del 60 empieza a haber una cantidad de televisores suficientes como para decir que comienza a ser el medio que nosotros conocimos.

 

-Y... ¿Cuál fue el alcance que tuvo la televisión en aquellos primeros tiempos? Nos referimos a su alcance geográfico y también al abordaje de temáticas de todo el territorio federal

-Yo creo que durante la década del 50, la televisión en la Argentina la verdad es una incorrección porque era la televisión en la Ciudad de Buenos Aires. Recién en los años 60 empieza a haber televisión en otros lugares del país y recién en los últimos años de esa década uno puede decir que hay una cobertura geográfica de la Argentina. Hay algunos lugares, sobretodo en el norte, que recién tuvieron televisión a finales de los 60. Eso también permite entender cuando yo tomo un hito del año 69 para pensar esta historia. Incluso podría continuar esa historia y pensar qué otros hitos hubo, pero creo que recién en ese momento uno puede pensar que en la Argentina la televisión es un medio de masas: hay un tipo de audiencia extendida, un hábito de ver televisión por parte de esa audiencia y empieza a suceder que la televisión arrastra a los demás medios.

Cuando tomo la llegada del hombre a la luna o el cordobazo, lo que estoy planteando es que es la primera vez en la Argentina que los diarios tienen que reconstruir ese hecho a partir de lo que transmitió la televisión y no a la inversa. Ese es el momento en el cual, de alguna manera, la televisión consigue su hegemonía y logra estar en el centro del sistema de medios. Ya no son los noticieros reconstruyendo las noticias que habían dado los diarios o la radio, sino que es la televisión la que impone el tono de esos acontecimientos y eso, en un sistema de medios, es muy importante para la historia de un medio.

 

 

-¿Podríamos decir entonces que patenta, de alguna manera, su identidad? Logra demostrar la capacidad que va a tener el dispositivo televisivo

-Si, consigue que los demás medios hablen de lo que la televisión dice. Esto que yo digo que la televisión es recurrente y autorreferencial, a partir de convertirse en el centro de la escena es que los demás medios empiezan a hablar de lo que ocurrió en televisión. Me acuerdo de un acontecimiento en el año 73, cuando llega Perón, que había una concentración masiva en Ezeiza y él habla públicamente al otro día. Al día siguiente, los diarios ponen como fotografía la imagen de Perón hablando por televisión. Por un lado había algo simbólico, ya no había estado presente en el acto que se había organizado en Ezeiza sino que hablaba por televisión, había un filtro pero, por otro lado, los diarios hablaban de lo que la televisión había hecho. No era una entrevista propia sino que era lo que él dijo por televisión, esos eran los títulos. Esto me parece que cambia la organización de un sistema de medios, ya que un medio pasa a ser el referente de todos los demás, en esos años la televisión produce esa transformación.