Miguel Ángel Vilte
viltebosch@gmail.com
Licenciado en Comunicación
Social. Universidad Nacional del Nordeste (UNNE). Especialista en Docencia
Universitaria (UNNE). Especialista en Comunicación Digital. Universidad
Nacional de La Plata (UNLP). Magister en Relaciones Internacionales. Fundación
Democracia, Argentina - Universidad Internacional Tres Fronteras del Paraguay.
Doctorando en Ciencias Sociales. Universidad Nacional de Jujuy (UNJu). Docente investigador Facultad de Humanidades, UNNE.
Fecha de Recepción: 18/06/21 - Fecha de aprobación: 12/08/21
Resumen
El ensayo analiza la necesidad de un abordaje interdisciplinar para
observar la evolución de la televisión en su contexto. Así se describen
aspectos medulares del inicio de la televisión, la TV en color, por circuito
cerrado, la televisión digital terrestre y la TV en contexto de convergencia
digital. También el rol del Estado en gobiernos militares y democráticos en el
sector audiovisual. Además, las relaciones entre el sistema político y
mediático y su influencia en las decisiones de la televisión en zonas de
frontera; las tecnologías y sus apropiaciones; a la vez que observa los
alcances de la convergencia periférica.
En el análisis se vislumbra los intereses en juego de los actores
intervinientes en la producción audiovisual, y las tensiones en las relaciones
del sistema político y mediático que incide en la conformación del sector
audiovisual. Además, en un escenario de convergencia digital, se observa una
audiencia dispersa con cambios de hábitos en el consumo de la televisión, con
preferencias de producción de contenidos audiovisuales; también que la
producción televisiva giró hacia la producción multiplataformas
y transmedia. Además, se advierte que actores subalterizados y asociativos intervienen en la convergencia
periférica, abordando desde la práctica aspectos de economía política,
información, comunicación, entre otros. El trabajo pretende restablecer el
debate de las políticas de comunicación y la organización democrática de la
información, repensando aspectos de producción y distribución del sector
audiovisual con la participación de la gestión privada sin fines de lucro para
apoyar el acceso público de bienes culturales.
Palabras clave
Convergencia digital; convergencia periférica; fronteras; sistemas
políticos y mediáticos; televisión.
ABSTRACT
The essay analyzes the need for an
interdisciplinary approach to observe the evolution of television in its
context. This describes the core aspects of the beginning of television, color
TV, closed circuit, digital terrestrial television and
TV in the context of digital convergence. Also the
role of the State in military and democratic governments in the audiovisual
sector. In addition, the relationships between the political and media system
and its influence on television decisions in border areas; technologies and
their appropriations; while observing the scope of
peripheral convergence.
The analysis shows the interests at
stake of the actors involved in audiovisual production, and the tensions in the
relations of the political and media system that affect the conformation of the
audiovisual sector. In addition, in a scenario of digital convergence, a
dispersed audience is observed with changes in habits in television
consumption, with preferences for the production of audiovisual content; also that television production turned towards multiplatform
and transmedia production. In addition, it is noted that subalterized
and associative actors intervene in peripheral convergence, addressing from
practice aspects of political economy, information, communication, among
others. The work aims to reestablish the debate on communication policies and
the democratic organization of information, rethinking production and
distribution aspects of the audiovisual sector with the participation of
non-profit private management to support public access to cultural goods.
Keywords:
Digital convergence; peripheral convergence; borders; political and media
systems; TV.
1. Introducción
En el presente ensayo reflexionamos en una primera instancia sobre la
evolución de la televisión en la Argentina desde una perspectiva de frontera.
Consideramos que el análisis de la evolución de la televisión no puede ser
abordado desde un solo aspecto. Es decir, solamente como un medio de
comunicación, sino que requiere de un abordaje interdisciplinar. Para ello nos
apoyamos en conceptos teóricos y referenciales que nos posibilita comprender el
proceso de evolución de la televisión y sus contextos; las relaciones entre el
sistema político y mediático; la influencia en el desarrollo de la televisión
en zonas de frontera, entre otros aspectos.
En este sentido Arrueta (2010) expresa que
el verdadero
aporte epistemológico de la perspectiva interdisciplinar está en la configuración
de una mirada multidimensional sobre un objeto de estudio que atraviesa
transversalmente el campo de conocimiento. Sería equivocado plantear un
escenario circunscrito solo a la noción de paradigma y unicidad del método,
cuando la historia de la comunicación tiene una matriz de abordaje múltiple (Arrueta, 2010:228). Requiere de (…) una edificación epistemológica gradual y autónoma-segmentaria,
articulada a partir de un principio multidisciplinar, pero con adhesión teórica
a valores históricamente construidos por cada perspectiva de abordaje (Arrueta, 2010: 229).
Una perspectiva para analizar la configuración de los medios
audiovisuales, específicamente la televisión constituye el estudio desde la
Economía Política de la Comunicación (EPC) para observar aspectos de
producción, distribución y consumo de los productos periodísticos o
producciones audiovisuales. Al respecto Mastrini
(2013) expresa que
El objeto
general de estudio de la Economía Política de la Comunicación se centra en las
relaciones sociales, particularmente las relaciones de poder que constituyen la
producción, distribución y consumo de los bienes simbólicos. Este recorte
adquiere relevancia si se considera su doble dimensión: por las nuevas
condiciones que se le presentan a las producciones culturales en tanto producto
de una industria y, paralelamente, y por las particularidades que adquiere un
sector industrial muy específico como es el cultural. El desarrollo actual del
sistema capitalista, que otorga una dimensión central a la información y la
cultura, amplía el poder explicativo de la Economía Política de la Comunicación
y revela su importancia tanto en el interior del campo de la Economía Política,
como en el de las Teorías de la Comunicación (Mastrini,
2013:99).
Por otro
lado, se requiere de un abordaje histórico para comprender esos procesos de
evolución como en el caso de la televisión que se fue desarrollando a lo largo
de los años. Al respecto Brunet (2010) expresa que
es un tiempo
de centralidades mediáticas, que deben hacernos reflexionar sobre las
mediaciones, cosa imposible de concretar si no se piensa-estudia-investiga a
los medios en sus contextos, pues la tecnología por sí misma no constituye un
hecho cultural. La técnica y la tecnología son sólo un componente del complejo
proceso de mediatización donde se debe tener en cuenta la apropiación que la
gente hace de ellas (y las cosas que hace con ellas). Las prácticas sociales
moldean a las tecnologías y al mismo tiempo, éstas sufren transformaciones
alentadas por las primeras (Brunet, 2010:264).
2. La evolución de
la televisión
Como lo anticipamos buscamos desde una perspectiva interdisciplinar
comprender la evolución de la televisión desde un abordaje histórico para
analizar los contextos en sus principales etapas de la televisión en la
Argentina y focalizando en un canal de televisión de frontera. A la vez que
desde la Economía Política de la Comunicación intentamos comprender las
relaciones de poder que constituyen la producción, distribución y consumo de
los bienes simbólicos y los intereses que se encuentran en juego.
Sólo basta recordar el inicio de la televisión en el año 1951, cuando la
televisión fue inaugurada oficialmente eran pocos los que accedían a sus
contenidos, porque existían escasos televisores y sobre todo porque predominaba
en ese entonces la radio como gran protagonista mediática y, en segundo lugar,
lo hacían los periódicos impresos que tenían restricciones en cuanto a las
formas de producción y distribución. En los talleres de impresión de los
diarios, la tipografía determinaba la temporalidad de las noticias.
Ya en la década de 1960, desde Buenos Aires continuaba la transmisión el
Canal 7[1]
del Estado; además los canales que obtuvieron sus licencias en 1957: Cadete
(Canal 9); DICOM TV (Canal 11) y Río de la Plata TV (Canal 13). En contexto de
la guerra fría, el gobierno de Estados Unidos apoyó a las cadenas ABC; CBS y
NBC, con el objetivo de contrarrestar las ideas comunistas, para participar en
la televisión argentina. Como no podían ser propietarios, producían contenidos
para los tres canales privados. Estos canales tenían preeminencia sobre el
resto de los canales que en esa década del 60 se fueron creando en el interior
de las provincias de la Argentina. Fueron los canales de Mar del Plata;
Mendoza; Córdoba; Rosario de Santa Fe; de las provincias del NEA; como del NOA,
entre otros canales, el Canal 7 de Jujuy. Los canales de televisión emitían
programas y contenidos que eran producidos en Buenos Aires o series
internacionales, la mayoría de producción de Estados Unidos.
A fin de reflexionar sobre el abordaje de la historicidad de los medios, Brunet (2010) analiza las estructuras de los sistemas
mediáticos en un contexto histórico determinado. Al respecto expresa que
el paradigma
tradicional llevaba a pensar la historia como objetiva, cuando vemos hoy lo pregnante de la subjetividad del historiador en las
narraciones, preocupado tanto en tendencias como en acontecimientos. La
historia vieja es una historia desde una perspectiva triunfalista del poder
(llamada “desde arriba”), cuando se pueden hallar otros enfoques según los
actores sociales o las instituciones con que se trabaje. La historia rankeana[2]
debía basarse en la materialidad del documento, cuando ahora podemos recurrir
también a la historia oral, a la memoria, las industrias culturales, etc. (Brunet, 2010:268).
Con el gobierno militar a partir de 1976, la Junta de Gobierno se hace
cargo de los principales canales de televisión. El Canal 7 queda en control
directo de la Presidencia de la Nación; la Armada Argentina se hace cargo del
Canal 13; la Fuerza Área del Canal 11 y el Ejército Argentino administra el
Canal 9. Más tarde en 1978 con el mundial de fútbol realizado en la Argentina
se pasó a la transmisión en color con lo cual hubo un cambio trascendental en
la elección de la norma[3] y las tecnologías que conlleva el proceso. En muchos de los casos en las provincias de
la Argentina recién dos años después se realiza la transmisión en color. Brunet (2016) expresa que el “1° de mayo de 1980, Argentina
Televisora Color (ATC) emite en color para todo el país. El canal 9 de Buenos
Aires hace lo propio el 9 de mayo, mientras que el canal 13 intercala películas
en color en su programación de blanco y negro. En Radio Visión Jujuy, la
preocupación por no quedarse tecnológicamente atrasados estaba presente, y con
seis meses de diferencia con respecto de ATC, logró transmitir en color para la
provincia de Jujuy, parte de Salta y sur de Bolivia” (Brunet,
2010:186).
Por otra parte, Brunet (2010) menciona que
articular estudios históricos sobre los medios, lleva a preguntarnos por los
enfoques teóricos desde los cuales la comunicación puede situarse. Al respecto
dice que se puede analizar desde una perspectiva instrumental y una perspectiva
relacional. Desde la instrumental afirma que se elabora una historia de la
técnica, de los avances tecnológicos del mundo mediático. En tanto que, desde
la perspectiva relacional, afirma que “deberíamos preguntarnos por la vida
social de las cosas (medios y discursos), por los usos que la gente hace de los
medios, por cómo se estructura la imbricada relación entre esas tecnologías y
la sociedad, y por las mediaciones que se introducen en las relaciones
interpersonales” (Brunet, 2010:269).
Cabe recordar la medida sobre los medios de comunicación del gobierno
militar, se trata del comunicado Nº 19 de marzo de 1976 que expresa que “los
medios de comunicación serían reprimidos con reclusión por tiempo indeterminado
si difundían imágenes correspondientes a asociaciones ilícitas o a grupos
dedicados a actividades subversivas o al terrorismo”. Como también que “serán
reprimidos con reclusión de hasta diez años a aquellos que divulgaran noticias
tendientes a desprestigiar las actividades de las fuerzas armadas, de seguridad
o policiales”. Con lo que quedaba instalada la censura. Así los medios de
comunicación y en especial la televisión, fueron propicios para desplegar los
objetivos del gobierno de facto. Recién en tiempos de democracia se buscó revertir
una situación que mantuvo en vilo a parte de la población argentina.
Después, con el gobierno democrático del presidente Ricardo Alfonsín en
1983, se buscó modificar la Ley de Radiodifusión del gobierno militar, sin
embargo, no se logró consenso en los sectores políticos y continuó en vigencia
la ley, en un país que comenzaba a reconstruir sus bases democráticas.
Ya en la década de 1980 se consolida la televisión por circuito cerrado.
Cabe recordar que la primera emisión se realizó en 1963 en un barrio de Córdoba
con la finalidad de superar las barreras geográficas para recibir televisión
(Marino 2007). Estas experiencias
continuaron en Buenos Aires, siempre buscando dar respuesta a la falta de señal
de la televisión abierta en algunas ciudades. Sin embargo, Marino (2007)
expresa que:
En el final
de la década del ’60 la Televisión por Cable era precaria, transmitía un solo
canal durante unas pocas horas por día y usualmente se quedaba sin señal por
problemas técnicos. Pero su desarrollo permitió la existencia de televisión en
unas 30 ciudades. Los cableros aspiraban a que su situación fuera contemplada
por el flamante gobierno de facto de Juan Carlos Onganía,
pero sucedió lo contrario y en 1967 la Ley N° 17283 dio vía libre a las
estaciones repetidoras. Con lo cual las empresas de Televisión por Cable
pasarían a su etapa de desarrollo con problemas serios (Marino, 2007:8).
Retomando, mencionamos que televisión por circuito cerrado que transporta
la señal de la televisión mediante cable coaxil a los
hogares se constituye en el primer sistema de televisión pago en la Argentina;
pero recién en la década del 1980, comienza con un crecimiento en el número de
abonados y con el transcurso de los años, la Argentina ocupará el tercer lugar
de abonados de este sistema en Latinoamérica, luego de México y Brasil.
Avanzando en el análisis, mencionamos que en el contexto mundial estaban
en pugna los sistemas de la televisión analógica, que utilizan ondas
radioeléctricas para transmitir y mostrar imágenes y sonidos. El sistema
analógico se utilizó desde el inicio de las emisiones de televisión. Sin
embargo, con la televisión a color, en la década de 1970, prevalecían tres
sistemas en el mundo incompatibles entre sí: El estadounidense NTSC; El francés
SECAM y alemán PAL. Los países creadores competían para la adopción de sus
respectivos sistemas en el resto de los países. En América Latina, los países
de Argentina, Paraguay y Uruguay habían optado por el sistema europeo preferido
en la región, cuya denominación fue PAL-N; en tanto que Brasil adoptó otra
variante PAL-M y el resto del continente adoptó el sistema de Estados Unidos
NTSC.
Esa fragmentación por la adopción del sistema de televisión a color se
observó también en la etapa de digitalización de la televisión a fines del
siglo XX y principios del 2000. De este modo, los estándares para la Televisión
Digital Terrestre (TDT) en pugna eran el estadounidense ATSC (Comité de
Sistemas de Televisión Avanzada) de 1995; el sistema europeo DVB-T (Difusión de Video Digital-Terrestre) de 1997;
el sistema japonés ISDB-T (Transmisión Digital de Servicios Integrados) de
1999, y años después se sumaría el sistema chino DTMB (Transmisión Multimedia
Terrestre Digital) en el 2007.
Cabe recordar que, en la Argentina, los intereses en juego se reflejaban
en las decisiones de distintos gobiernos. Así, en el gobierno de Carlos Menem
(1989-1999) se decide optar por el sistema de Estados Unidos. Posteriormente el
gobierno de Fernando de la Rúa (1999-2001) optaría por el sistema de televisión
europea y ya en la década del 2000 con el gobierno de Néstor Kirchner y
posterior gobierno de Cristina Fernández de Kirchner se optó en el 2009, por el
sistema japonés con una adaptación brasileña “ISDB-Tb”. El sistema es resuelto
como una decisión geopolítica, con una estrategia regional entre los países que
integran el MERCOSUR conformado por gobiernos progresistas como es el caso del
Brasil con el gobierno de Lula Da Silva, en Paraguay con Fernando Lugo, en
Uruguay con José Mujica y en Argentina con Cristina Fernández de Kirchner como
también en Venezuela con Hugo Chávez; Bolivia con Evo Morales y en Ecuador con
Rafael Correa.
Solo para recordar un caso, mencionamos la decisión del gobierno de
Uruguay, que había optado por el sistema de europeo DVB-T, luego para sumarse a
la estrategia regional del MERCOSUR cambió la decisión y se sumó a los
integrantes del MERCOSUR. Los intereses fueron varios, al respecto Albornoz y
García Leiva (2012) señala que la definición de los estándares tecnológicos ha
involucrado a los agentes de la industria televisiva, desde grandes operadores
de radiodifusión privados y públicos hasta fabricantes de electrónica y
empresas de telecomunicaciones, pasando por organismos gubernamentales,
asociaciones profesionales, firmas de software, entre otros (2012:32). Entonces
en la decisión y elección del sistema de televisión están involucrados diversos
actores en estrecha relación a la economía política de las industrias
culturales, telecomunicaciones e informáticas que podrían condicionar el
desarrollo de la TDT.
Así Follari (2009) expresa que “los gobiernos
pasan, pero los dueños de los medios quedan. De modo que no son un poder
subordinado al poder político, como nos quieren mostrar las asociaciones de
propietarios en estos días cuando se presentan como víctimas del poder
político, cuando en realidad a menudo el poder político es víctima de poderes
mediáticos, además de otros poderes fácticos existentes”(Follari,
2009).
Entre los poderes existentes los medios de comunicación tienen
preeminencia, ya que su rol protagónico desarrolla un escenario de tensión,
como lo demuestran los procesos históricos, con los gobiernos -militares y
democráticos- que definen políticas para el sector audiovisual, generando
estructuras que mantienen el poder mediático de hecho.
También Follari (2009) manifiesta que
(…) son estos nuevos medios que están permanentemente, todo el día, y que a toda hora operan sobre la
sociedad, promoviendo efectos continuamente. O sea, tenemos actuando a todos
esos poderes. Los gobiernos que no están a favor de esos poderes,
necesariamente entran en conflicto con ellos. Es obvio, los gobiernos que hacen
gobernar -de hecho- a esos poderes no tienen ningún problema, les va bárbaro,
todos en el stablishment los quieren (…) cuando en cambio, un gobierno quiere
que la voluntad popular expresada por el voto de la ciudadanía encuentre efectivo ejercicio, tiene que
evitar los gobiernos de hecho; por lo tanto, tiene que pelearse con los poderes
de hecho. (Follari, 2009)
2.1. La Ley de
Servicios de Comunicación Audiovisual (LSCA)
Otro aspecto clave es la decisión política sobre el sector audiovisual
para darle relevancia al sistema de la TDT. Se trata de un marco legal que
buscaría modificar un escenario preexistente.
Así en el 2009, ante un escenario donde muy pocos medios concentraban los
medios audiovisuales del país, distintos sectores de la sociedad vinculados a
los medios de comunicación, analizaron la creación de una nueva ley de medios
que reemplace a la Ley de Radiodifusión del gobierno militar que estaba
vigente. En ese contexto, el 10 de octubre de 2009, el Congreso Nacional aprobó
la Ley 26.522 de Servicios de Comunicación Audiovisual (LSCA), que estableció
nuevas reglas de juego para un mercado comunicacional concentrado en pocas
manos.
Con la sanción de la LSCA se reemplazó el decreto ley 22.285, vigente
desde la última dictadura militar con sus numerosas modificaciones. Por primera
vez, desde la recuperación de las instituciones democráticas, el Congreso
sancionó una normativa que posiciona al Estado como garante de los derechos
sociales de la comunicación y provocaba (o debería provocar) un rediseño
profundo del sistema de medios audiovisuales. Hasta entonces, todos los
gobiernos habían proclamado la pretensión de realizar una reforma integral y
modernizadora de la legislación, pero ninguno la había concretado (Ruiz, 2010).
La ley tenía como objeto la regulación de los servicios de comunicación
audiovisual en todo el país y el desarrollo de mecanismos destinados a la
promoción, desconcentración y fomento de la competencia con fines de
abaratamiento, democratización y universalización del aprovechamiento de las
tecnologías de la información y comunicación[4].
Entre otros aspectos, resulta de interés que la Ley 26.522/09
contemplara, en una jerarquía similar, tres tipos de prestadores de servicios
de radiodifusión, establecidos artículo N° 21:
a) de gestión estatal[5];
b) de gestión privada con fines de lucro y; c) de gestión privada sin fines de
lucro[6].
También la LSCA contempla la reserva del 33% de todo el espectro para el sector
privado sin fines de lucro. Por otra parte, con la finalidad de impedir la
concentración de los medios, la LSCA limita a nivel nacional, a diez el máximo
de licencias de radio y TV abierta que puede disponer una misma empresa o
persona; 24 para los operadores de TV por Cable; una licencia nacional para la
distribución por satélite y pone como límite el 35% del total de habitantes a
los que puede prestar el servicio. A su vez, en materia de contenidos fija
altas cuotas de producción nacional (60%), de producción propia (30%), e
independiente (10%) de acuerdo a la distribución de cobertura, también en las
pantallas de la televisión abierta se exige la difusión de estrenos nacionales.
De este modo, con la LSCA se buscó la promoción de la diversidad y
pluralidad de contenidos, la desconcentración del sistema y el fomento de la
competencia; reemplazando una legislación del gobierno militar que facilitó la
concentración de grupos mediáticos. Pero en forma inmediata se observaron
reacciones del Grupo Clarín que reclamaba la inconstitucionalidad de la LSCA y
especificaba que los artículos 41, 45, 48 y 161 afectaban sus "derechos de
propiedad", su rentabilidad y, por ende, atentaba contra la libertad de
expresión y de prensa. Posteriormente, en un fallo de la Corte Suprema de
Justicia de octubre de 2013, expresaba la constitucionalidad del artículo 41,
que establecía la sujeción a la transferencia de licencias a la autorización
estatal y establecía limitaciones a la enajenación; como también el artículo 45
que fija las limitaciones a la concentración de licencia en el orden nacional y
local; entre otros aspectos.
Al respecto, Mastrini y Becerra (2017)
caracterizan la concentración de la propiedad de la producción y circulación de
información y comunicación sobre la base de algunas de sus reconocidas
consecuencias:
la
concentración provoca una reducción de las fuentes informativas; una tendencia
a la unificación de la línea editorial; homogeneización de los géneros y
formatos de entretenimiento; predominancia de estilos y temáticas, y una concomitante
oclusión de temas y formatos; como también la exclusivización
del derecho de distribución/exhibición de eventos de interés general,
centralizando geográficamente las producciones. Asimismo, la excesiva
concentración de medios y actividades infocomunicacionales
potencia la precarización del empleo y un debilitamiento de la calidad
informativa (Mastrini y Becerra, 2017:18).
2.2. La Televisión
Digital Terrestre (TDT)
En un escenario de alta concentración mediática, se crea el Sistema
Argentino de Televisión Digital Terrestre (SATVD-T), mediante Decreto
1148/2009. Allí se destacan los objetivos: promover la inclusión social, la
diversidad cultural y el idioma del país a través del acceso a la tecnología
digital, así como la democratización de la información; planificar la
transición de la televisión analógica a la digital con el fin de garantizar la
adhesión progresiva y gratuita de todos los usuarios; entre otros. También se
crea el Consejo Asesor del SATVD-T conformado por un representante de organismos
públicos nacionales; a su vez se dispone la creación en ese ámbito de un Foro
Consultivo integrado por representantes del sector industrial, trabajadores,
comunidad científica y tecnológica, medios de radiodifusión, asociaciones de
usuarios y consumidores, y el sector social. Además, se establece el plazo de
10 años para realizar el proceso de transición de la televisión analógica al
SATVD-T.
Cabe recordar que los servicios de TDT en Argentina, formaban parte del
SATVD-T. Sin embargo, los servicios de TDT también fueron denominados como
“Televisión Digital Abierta” (TDA), sigla que incluían, además, a servicios
satelitales gratuitos provistos por la plataforma satelital de la Empresa
Argentina de Soluciones Satelitales Sociedad Anónima (ARSAT).
Es de destacar que para posicionar la TDT en la Argentina, se
instrumentaron diversas políticas como la instalación de estaciones
transmisoras y retransmisoras en diferentes provincias para acceder a la señal
de la TDT. La TDA se visibilizaba en la Televisión Pública en la Argentina
administrada por el Estado nacional. También se asignaron licencias a canales
universitarios en el ámbito de la educación pública. Además, programas de
formación y capacitación para productoras audiovisuales regionales a través del
Programa Polos Audiovisuales Tecnológicos que buscó instalar y fortalecer las
capacidades para la producción de contenidos para la TV Digital. El programa
fue establecido por región en las sedes de las universidades públicas. También
se instauró un programa nacional de apoyo y fomento a la producción
audiovisual, entre otras acciones. Sin
embargo, con la llegada del gobierno de Macri en el
2015, con el decreto N° 236/2015 interviene por un plazo, prorrogable, de 180
días, la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual[7]
(AFSCA) y la Autoridad Federal de Tecnologías de la Información y las
Comunicaciones[8]
(AFTIC); para luego crear por Decreto N° 267 con fecha 29 de diciembre el Ente
Nacional de Comunicación (ENACOM). Posteriormente sus acciones y decisiones
políticas tendieron a favorecer a las corporaciones mediáticas que ya tenía
preeminencia.
3. Avances y
retrocesos
Por los hechos comentados a lo largo de los años, consideramos que el
poder del Estado nacional tuvo directa injerencia en los procesos de
reestructuración, ya sea en la estatización o privatización de los canales de
televisión de acuerdo a los intereses del gobierno de turno. También hubo una
fuerte disputa en la elección del sistema de televisión para nuestro país y la
región. Como lo mencionamos, los
estándares de la TDT en juego fueron los pertenecientes a los países de Estados
Unidos, Europa, Japón y China. Debido a que la elección del sistema de
televisión trae consigo el desarrollo y comercialización de paquetes
tecnológicos, fábrica de televisores, construcción de infraestructura,
asesoramiento tecnológico, etc.
Por otra parte, en la región del MERCOSUR, por el año 2009, lxs presidentes Cristina Fernández de Kirchner y Lula da
Silva en el marco de la Cumbre de Presidentes de la UNASUR[9], firmaron un convenio para
la adopción de la norma técnica ISDB-T, de origen japonés, que fue implementada
mediante la versión de la norma ISDB-Tb (built in) o
ISDB-T International modificada por Brasil.
3.1. Las relaciones
entre el sistema político, mediático y la sociedad
Con la intención de analizar la relación entre el sistema político, los
medios de comunicación y las sociedades recurrimos a las teorías que analiza Archondo (2003). La tesis del súper poder, planteada por Noelle - Neumann; Oberreuter y Kepplinger (1983), sostienen que los medios incrementaron
de tal forma su poder en la sociedad, que en los hechos dominan sobre el
sistema político y contribuyen a la ingobernabilidad (…) (Archondo,
2003: 73).
Por otra parte, la tesis de la pérdida de autonomía, de Schatz (1995), sostiene que la autonomía de los medios
desapareció al influjo del poder político.
La base de esta afirmación es la dependencia de los medios con respecto
a la política gubernamental en los órdenes tecnológico, financiero, informativo
y organizativos (Archondo, 2003: 73).
Mientras que la tesis de Stockler del súper
sistema, se refiere a que los medios y los políticos crecieron al extremo de
constituir un súper sistema. La simbiosis entre ambos sistemas hizo imposible
el reconocimiento de la frontera entre ambos (…), se afirma también que produjo una mediatización de la política en la medida que las decisiones
en este terreno son tomadas por profesionales mediáticos. Este acoplamiento tan íntimo entre ambos sistemas habría provocado a su vez un alejamiento de
ambos de la vida cotidiana del público con su consiguiente pérdida global de
legitimidad (Archondo, 2013: 74).
Finalmente, Archondo (2003) esboza una teoría
denominada interdependencia conflictiva,
que dice que en la política contemporánea ya es imposible hablar de
representación en su acepción original.
La presencia avasalladora de los medios de comunicación la habrían
convertido en una ficción. Así, la única
forma de lograr algo similar a la representación sería la comunicación política
(…) Este hecho implica una dependencia
de la política con respecto a los medios, porque sólo con su ayuda, puede esta
cumplir sus funciones (…), cómo es de suponer, tal dependencia produce conflictos, por qué el sistema político no puede sumergirse por completo
en lo mediático, dado que perdería su especificidad (…)
Archondo, 2003:75.
De este modo, Archondo (2003) expresa que
las
relaciones entre el sistema mediático y político han sido observadas de cuatro
maneras, una en la que los medios subordinan la vida pública, otra en la que la
política somete a la comunicación, una tercera en la que los medios y políticos
conforman un súper sistema para dominar a la sociedad y una cuarta en la que
los políticos dependen de los medios para comunicarse con la población, por lo
que deben adaptarse constante y conflictivamente a sus pautas de producción
discursiva (Archondo, 2003:76).
Las posiciones teóricas nos permiten comprender distintos escenarios
mediáticos con el transcurso de los años, donde observamos fluctuaciones
constantes de acuerdo a los intereses de los gobiernos. Pero también refleja
las relaciones conflictivas entre el sistema mediático y el sistema político.
De esa interdependencia surgirán las políticas para el sector audiovisual que
promuevan la consolidación de escasos grupos mediáticos que dominan el mercado
televisivo, o políticas que prioricen la protección de los derechos ciudadanos,
como el derecho a la comunicación.
4. Crear sentido
Por otra parte, consideramos que de la relación conflictiva de los medios
de comunicación y el sistema político Archondo
(2003), surgen los mensajes que generan o crean sentido de una realidad que es
construida de acuerdo a la intencionalidad editorial (Ducrot,
2010) de los medios. Además, mencionamos que el sistema político influye en los
medios de comunicación con funcionarios o referentes de partidos políticos que
toman decisiones políticas.
Arrueta (2010) manifiesta que el proceso de producción de la
información impuesto por el carácter audiovisual del medio televisivo a menudo
impone a la necesidad de una intermediación estructural (…) La subjetividad, la idiosincrasia y
un anhelado multiperspectivismo que pudiera agregarse
a la conformación del
mensaje es aún neutralizado o borrado por la aplicación de la ideología
profesional y las rutinas productivas. El campo periodístico se ve cada vez más
presionado por las exigencias del mercado, de la imagen del público sobre los
periodistas, la ideología del medio (…) Arrueta,
2010:79.
Por otro lado, Sibilia (2012) menciona
la escuela
fue un componente fundamental, que recurrió la sociedad industrial, para
“formatear” a sus ciudadanos. En esa gran cruzada disciplinante que constituyó
un vector capital de nuestro proceso civilizador, la actividad que se
desarrollaba en los colegios fue reforzada por todo un conjunto de
“instituciones de encierro”, como el hogar familiar, los cuarteles, la fábrica,
entre otros. Por lo que se engendró subjetividades afinadas con los propósitos
de la época: ciertos “modos de ser” que se volvieron hegemónicos en la era
moderna, dotados de determinadas habilidades y aptitudes (…) Según las palabras del propio Foucault, en
esa época se
construyeron cuerpos “dóciles y útiles”, organismos humanos entrenados para
trabajar en la cadena productiva, y equipados para funcionar con eficiencia
dentro del proyecto histórico del capitalismo industrial (Sibilia,
2012:139).
4.1. Las decisiones
sobre la televisión en zonas de frontera
A modo de ejemplo de la “cruzada disciplinante” Sibila (2012), recordamos
la política de expansión del Canal 7 de la provincia de Jujuy, al respecto Brunet (2016) menciona que “para llegar al norte de la
provincia (…)
hizo falta una política de comunicación del gobierno militar que había
tomado el poder en marzo de 1976. Pues en principio, llegar a zonas rurales
escasamente pobladas, comercialmente no resultaba un plan seductor para un
canal de televisión que buscaba cubrir los principales centros urbanos de las
provincias de Jujuy y Salta, donde poder construir audiencias que redundará en
pauta publicitaria” (Brunet, 2016:163).
De este modo, con apoyo gubernamental, Radio Visión Jujuy avanzó a fines
de la década de 1970 hacia el norte jujeño, mediante un convenio entre el
gobierno de la Provincia y la empresa televisiva, titular de la licencia de LW
80 Canal 7 de Televisión, que debía instalar repetidoras en Humahuaca, El
Aguilar y la Quiaca, mientras que el gobierno adquirió al Canal 7 de TV la suma
de $497.920.345 en concepto de espacios para promoción y difusión de campañas
destinadas a los habitantes de las localidades de Humahuaca, El Aguilar, La
Quiaca y zonas vecinas, en el término de tres años (…) Brunet,
2016: 164.
La finalidad del gobierno militar era “preservar la soberanía” nacional y
evitar el ingreso de señales de canales de los países vecinos. El gobierno
apuntalaba la expansión de la televisión hacia la Quebrada y La Puna, pues se
apropiaba del discurso que las señalaba como desvinculadas históricamente en
materia de comunicación con el resto del país (…) Brunet,
2016:165. Era un proyecto político en el que la frontera norte del país resultaba un lugar a “proteger” y un espacio de visibilización de la conservación de las fronteras del país, desde argumentos centrados en la
seguridad, la cultura y la comunicación, hasta se piensa en que en La Quiaca
debiera poder sintonizar el canal del Estado, Argentina Televisora Color (ATC).
(…) el Gobierno Nacional envió en abril de 1980 una antena parabólica con la intención de que se instalara en modalidad
comunitaria en La Quiaca para que los habitantes pudieran ver esa señal (Brunet, 2016:167).
Con esta breve reseña de un canal de televisión que tiene una fuerte
incidencia en la frontera, y profundizando el análisis en la política de
expansión del canal 7 de Jujuy en el gobierno militar compartimos con Archondo (2003) que los medios no pueden ser escenario de
la realidad, porque ello implicaría su neutralidad frente al mundo del que no
pueden huir. En ese sentido, cada una de
sus construcciones esta muy lejos de ser un reflejo de lo que sucede en el mundo
físico. Al contrario, toda construcción mediática es un acto, una iniciativa o
una propuesta de intervención social (…) con certeza expresa que los medios
son instituciones impregnadas por la historia, la cultura y la sociedad. Por
eso, todo medio transforma cognitivamente a la especie humana, incentiva
energía y habilidades e impregna su manera de comprender el entorno. Así, los
medios construyen sus propias realidades y las ofrecen públicamente como
dadores globales de sentido (Archondo, 2003:58).
5. Las tecnologías
y sus apropiaciones
Con el desarrollo de las tecnologías cambiaron nuestros hábitos de vida,
de trabajo, de lectura, de consumos de contenidos periodísticos y
audiovisuales, y ello, modificó la producción de contenidos audiovisuales en
los medios tradicionales y digitales.
La cultura actual está marcada con fuerza por la popularización de los
medios de comunicación audiovisuales, que se fue asentando a lo largo del
último siglo, primero con el cine y luego con la televisión; y, más recientemente,
con la irrupción triunfal de los medios interactivos y los dispositivos
digitales. Esos procesos implicaron una profunda transformación de los
lenguajes, los modos de expresión y comunicación (…) y la gradual implantación de “la civilización de la imagen” o “la sociedad del espectáculo” (Sibila, 2012: 142).
En este sentido, Albarello (2019) expresa que
vivimos en un ecosistema de medios hegemonizados por pantallas que no se
eliminan unas a otras, sino que coevolucionan y crea
un ambiente complejo en el cual leemos y consumimos contenidos de distinto modo
(2019:30). Por otra parte, Jenkins (2006) afirma que la convergencia mediática
es más que un mero cambio tecnológico, porque altera la relación entre las
tecnologías existentes, las industrias, los mercados, los géneros y el público;
como también la lógica con la que operan las industrias mediáticas y con la que
procesan la información y el entretenimiento los consumidores de los medios
(Jenkins, 2006:26).
Por otro parte, Albarello (2019) con una apreciación
puesta en las personas, dice que la convergencia se produce en el cerebro de
los usuarios, que migran de una plataforma a otra buscando experiencias de
entretenimiento (Albarello, 2019:32). Así, las
narrativas transmedia son “un tipo de relato en el que
la historia se despliega a través de múltiples medios y plataformas de
comunicación y en el cual una parte de los consumidores asume un rol activo en
este proceso de expansión (Scolari, 2013). Es decir, las historias tienden a ser
contadas a través de múltiples medios, pero no se agotan allí, sino que los
usuarios crean las suyas propias, enriqueciendo de este modo el mundo
narrativo” (Albarello, 2019:33). Estamos ante un
cambio de la distribución a la circulación, que no concibe al público como
consumidores de mensajes previamente construidos, sino como personas que están
dando forma, compartiendo, reconfigurando y re mezclando contenido mediático (Albarello, 2019:34).
En la actualidad, los contenidos circulan por diversos canales y
plataformas, al respecto Notar (2017) expresa que “el transmedia,
la interactividad, la transformación digital de los medios y la convergencia
mediática son parte de esta nueva era (…) La transformación digital va creando
su propio idioma y sistema de significados, que habla todo el tiempo de cómo
somos (…) Por lo que la era digital tiene sus
propias metáforas,
elipsis y versiones de las figuras retóricas compuestas, también, por variados sistemas de
significación” (Notar, 2017:123).
Podemos observar mayor interacción entre la audiencia y los productores
de contenidos. Así los cambios de hábitos indican una preferencia de consumos
por distintas plataformas, como también crecieron quienes pagan por mirar
series televisivas, lo que posibilita una amplia oferta de contenidos on demand[10].
De este modo, las narrativas se adecuaron en versiones más cortas y seriadas,
con episodios destinados a su distribución y consumo en distintos entornos
digitales.
Pero también la interactividad establece un nexo preciado porque
involucra a la audiencia en la definición de nuevos géneros y formatos híbridos
que buscan producir historias y narrativas de acuerdo a los gustos de la
audiencia potencial. Así, los formatos audiovisuales se fueron aggiornado a los ritmos de estos tiempos, allí prevalece la
inmediatez en la información. Estos modos de relaciones en la sociedad inducen
a nuevos modos de producción de contenidos audiovisuales que se ven potenciados
por internet.
Por otro lado, la industria de la televisión buscó reinventarse para
recuperar ese lugar de hegemonía en el consumo de sus contenidos. Con el
desarrollo de los Smart TV, la audiencia dispersa es seducida porque pueden
acceder series, películas con diversas pantallas, calidad de sonido e imagen en
4K, como también acceder a múltiples servicios disponibles en la web, pero que
se realizan por intermedio del televisor. Lo que implica también pensar qué
características de lenguaje audiovisual son apropiadas para esta modalidad.
Consideramos que no es una cuestión menor que la industria televisiva
busque recuperar la audiencia de la televisión abierta y gratuita; por circuito
cerrado y satelital. Podemos decir que se encuentra en juego el mercado de las
industrias culturales y en ello también se analiza la construcción de las
narrativas para los diferentes soportes. Como también la necesidad de responder
a los cambios de hábitos de lxs televidentes, ya que
nos encontramos ante una audiencia dispersa, fragmentada y que prefiere el
consumo de televisión en forma individual en contraste a ver televisión en
familia como se hacía en los inicios de la televisión analógica y en color.
Hecha esta salvedad, y prosiguiendo con el análisis de las audiencias, diríamos
ahora lxs prosumidores,
Notar (2017) expresa que estamos más implicados que nunca en nuestros consumos
creativos y culturales (…) hoy el espectador es cocreador de
contenidos. Todas las formas que podemos adoptar y la cultura que generamos y
consumimos como cocreadores tienen también la
característica de dejar una gran cantidad de información preciosa, sin duda, el
tesoro más preciado de estos y los próximos años: big
data (2017:146). También dice Notar (2017) que los datos son el nuevo petróleo.
En una etapa en la que estamos más segmentados y somos personalísimos en
nuestros consumos y hábitos, los datos son un negocio. Se han vuelto
imprescindibles y valiosos para sacar patrones y estar adaptados antes que
nadie para pensar lo que viene (…) En este doble proceso de oferta y demanda de datos, se fue
construyendo un nuevo esquema para quienes hacen los contenidos y para los
espectadores (2017:147). Por lo cual la información disponible del consumo es
clave para producir contenidos audiovisuales con efectividad, como también
modelos de negocios.
Al respecto, García Canclini (2020) expresa que
“las palabras se transforman en signos de búsqueda y se articulan
algorítmicamente en un panóptico electrónico para el mercado, porque la
información que damos a los buscadores sobre nuestro comportamientos, deseos y
opiniones, nos convierte en insumos mercantilizados” (…)
A su vez, afirma que, “dada la opacidad de los algoritmos y la transparencia de
nuestros datos, ese vínculo laboral asimétrico y desigual pone en duda nuestra
capacidad de desempeñarnos como ciudadanos” (García Canclini,
2020:81).
En este contexto, la ciudadanía que hace uso de las tecnologías, atrapada
por el entorno digital que prevalece, queda expuesta a un manejo arbitrario de
sus datos. Sin embargo, las tecnologías digitales contienen un potencial
emancipador, siempre y cuando no se concentre en escasos grupos de poder. Allí
las instituciones del Estado y la ciudadanía organizada pueden definir
políticas y acciones que reviertan los impactos nocivos para nuestra sociedad.
6- Convergencia
periférica
Así, en un escenario de convergencia digital, de minería de datos, se
vislumbran fuertes intereses por el manejo de la información. También es cierto
que un amplio sector de la población está excluida, porque tiene limitaciones
para acceder a Internet, por lo tanto, no puede acceder a contenidos
audiovisuales por plataformas, al gobierno electrónico, etc. Entonces, es
necesario considerar a otro sector subsidiario de la comunicación que funciona
con asimetría en zonas de frontera, al respecto Monje (2020a) entiende que la
“convergencia periférica tiene lugar en un territorio de heterogeneidad y
diferencias sobre el cual el Estado ha reparado escasamente y donde, de no
mediar políticas activas, las dinámicas de mercado producirán una segregación
en favor de los actores de mayor porte” (Monje,2020a:18). Otro rasgo según
Monje (2020b) dice que “resulta condensador de muchas de nuestras
preocupaciones y funciona como clave de bóveda para interpelar procesos muy
diversos que van desde las transformaciones en los proyectos audiovisuales
cooperativos y comunitarios, la integración de proyectos de telecomunicaciones
entre PYMES y sector cooperativo, la creación de redes comunitarias de
conectividad a Internet o la reinvención de medios públicos en sistemas multiplataformas” Monje (2020b).
Esta visión significa el reconocimiento al trabajo y las experiencias de
sectores populares, alternativos y comunitarios que dieron respuesta o trabajan
para resolver problemas del sector audiovisual y las telecomunicaciones en
lugares donde los márgenes de las empresas no son rentables. De allí que las
experiencias en un contexto de convergencia periférica cobran trascendencia
porque abordan desde la práctica aspectos de la economía política, la
información, la comunicación y la cultura. Entonces en el proceso de la
evolución de la televisión, no debería estar ausente el sector privado sin
fines de lucro, caso contrario, solo quedaría supeditado a las decisiones de
escasos grupos de poder económico y mediáticos que influyen en la creación de
sentidos.
7. A modo de
conclusión
Con el aporte de conceptos teóricos y referenciales interdisciplinares
intentamos analizar la evolución de la televisión en la Argentina desde una
perspectiva de frontera. Lo que nos permitió comprender el proceso que
transcurrió la televisión desde sus inicios y los intereses en juego de los
actores intervinientes en la producción audiovisual, como también las fuertes
tensiones en las relaciones del sistema político y mediático que incide en la
conformación del sector audiovisual y las adecuaciones de las estructuras
discursivas, especialmente en zonas de frontera. Ello adquiere trascendencia
porque quienes prevalecen en la producción y distribución de los contenidos
audiovisuales pueden recrear sentidos en la opinión pública. Pero también se
observa en el proceso de la evolución de la televisión decisiones políticas que
buscaron revertir el escenario de concentración en el sector audiovisual, sin
embargo, se mantiene hasta la actualidad la preeminencia de grupos mediáticos
concentrados.
Además en un escenario de convergencia digital, nos encontramos con una
audiencia fragmentada, dispersa con cambios de hábitos en el consumo de
productos audiovisuales, pero también con preferencias de producción de
contenidos; mientras que la televisión giró hacia la producción multiplataformas y transmedia.
También se observa que las formas de producción de contenidos audiovisuales
están supeditadas a los datos que a diario aporta la ciudadanía en pos de la
apropiación de las tecnologías disponibles. Allí las corporaciones mediáticas y
electrónicas compiten por el manejo de la información, ya que los algoritmos
generan información precisa y establece una relación de poder que subyuga a las
personas.
De este modo, se observa que actores subalterizados
y asociativos que intervienen en la convergencia periférica, adquieren
trascendencia porque desde territorios periféricos atienden y brindan servicios
de televisión, internet, telefonía, etc.; es decir abordan desde la práctica
aspectos de la economía política, la información, la comunicación y la cultura.
El análisis podría ser un aporte para reestablecer el debate de las
políticas de comunicación y la organización democrática de la información,
estableciendo propuestas más equitativas para la producción y distribución de
la información y contenidos audiovisuales con la participación del sector
privado sin fines de lucro para apoyar el acceso público de bienes culturales.
-
Referencias
bibliográficas
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[1] La primera transmisión se realizó como empresa privada (LR3 Radio Belgrano TV) con apoyo estatal el 17 de octubre de 1951, por el Día de la Lealtad Peronista desde la Plaza de Mayo.
[2] Denominación corresponde a Leopold von Ranke. Historiador alemán, considerado como el padre de la historia científica. Era introductor del positivismo como método de investigación histórica.
[3] Para la transmisión del Mundial de Fútbol de 1978 se adoptó el sistema PAL-N. La transmisión se realizó en color sólo para la provincia de Buenos Aires y el exterior, mientras que en el interior sólo se pudo ver el torneo en blanco y negro.
[4] Ley 26.522. Art.1 Alcance. /2009.-
[5] El Estado se reserva licencias para asegurar el cumplimiento de los objetivos de Radio y Televisión Argentina Sociedad del Estado (RTA S.E.) -Empresa de telecomunicaciones del Estado Argentino que brinda servicios de transmisión de datos, telefonía y televisión por medio de infraestructura terrestre, aérea y espacial.-; para cada Estado provincial y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se reserva una frecuencia AM, una frecuencia FM y una (1) frecuencia de TV abierta con sus respectivas repetidoras para cubrir el territorio; para cada municipio se reserva una frecuencia de FM; para las Universidades Nacionales, en su territorio tienen una frecuencia de radio y una frecuencia de TV abierta.
[6] Los pueblos originarios tienen, en su territorio, licencias para una frecuencia de televisión abierta, una frecuencia de AM y una frecuencia de FM.
[7]
[8] Organismo público de Argentina, creado en 2014 para asegurar el desarrollo de las TIC en todo el territorio argentino para garantizar el acceso a todos los ciudadanos
[9] La Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) es una comunidad política y económica que se constituyó en el 2004, entre doce países suramericanos (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela).
[10] El vídeo bajo demanda, o televisión a la carta, es un servicio OTT de televisión.