La comunicación
en el medio: relaciones sociales como sostén organizativo. Estudio de caso de
un medio sin fines de lucro del sur de Córdoba.
Communication in the
environment: social relationships as organizational support. Case study of a
non-profit media in the south of Córdoba.
Cómo citar: LEIGGENER, C.
(2023). La
comunicación en el medio: relaciones sociales como sostén organizativo. Estudio
de caso de un medio sin fines de lucro del sur de Córdoba. Revista Argentina de Comunicación 11(14),
pp 98-120.
Carlos
Leiggener
Licenciado en Ciencias de la
Comunicación (UNRC). Trabajador docente en el Departamento de
Ciencias de la
Comunicación, Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC, Argentina).
Trabajador periodista en el periódico El Megáfono. Investigador en el Proyecto “Tensiones
rurbanas en una agrociudad pampeana. Actores, experiencias y políticas”. carlosleiggener@hum.unrc.edu.ar
Fecha de Recepción: 21/06/2023
- Fecha de aprobación: 16/09/2023
Resumen
Muchas veces cuando hablamos de comunicación tendemos a priorizar los medios (el aparato, el
producto) más que lo que dicho medio expresa en términos de relaciones
sociales, fundamentalmente cuando pensamos a los medios solo desde una lógica
mercantil. Pero lo que buscamos aquí comprender es la amalgama social desde la
mirada de la comunicación comunitaria y popular, haciendo mayor énfasis en
las relaciones sociales construidas en torno a un medio de comunicación
autogestionado en la ciudad de Río Cuarto, Provincia de Córdoba, Argentina. Nos
preguntamos cómo se sostienen estas prácticas de comunicación sin fines de
lucro, en el marco de una economía mercantilizada y concentrada: ¿De qué manera un medio con estas
características pudo, puede, podría sostenerse en el tiempo?, ¿Cómo es el
trabajo en este tipo de experiencias?
A partir de un estudio
de caso, pudimos profundizar acerca de los vínculos que los actores del medio y
del entorno organizativo, principalmente del mundo del trabajo, tejen para
sostener y construir esta herramienta de comunicación. En el análisis,
construimos mapas de actores, como metáforas ilustrativas de las redes distribuidas
que son el esqueleto de estas experiencias comunitarias. Por eso, es la propia
participación y organización lo que construye la sostenibilidad, lo cual nos
habla más de un proyecto político e integral que de una lógica contable y
mercantil.
Encontrarán aquí el
recuento de un proceso de trabajo de investigación que arroja como conclusión,
entre otros aspectos, de qué manera las organizaciones sociales de trabajadores
tejen, construyen y consolidan herramientas de comunicación social y sentidos
que promueven la construcción de poder para resistir a los embates de la
mercantilización de la comunicación.
Palabras clave: Comunicación comunitaria y popular; medio autogestionado; mundo del
trabajo; organización; relaciones sociales.
Abstract
Many
times, when we talk about communication we tend to prioritize the media (the
device, the product) more than what said media expresses in terms of social relations,
fundamentally when we think of the media only from a commercial logic. But what
we seek to understand here is the social amalgam from the perspective of
community and popular communication, placing greater emphasis on the social
relationships built around a self-managed media in the city of Río Cuarto,
Province of Córdoba, Argentina. We ask ourselves how these non-profit
communication practices are sustained, within the framework of a commodified
and concentrated economy: In what way could a medium with these characteristics
be able, can, be sustained over time?, What is it like to work in this type of
experience?
Based
on a case study, we were able to delve deeper into the links that the actors in
the environment and the organizational environment, fundamentally in the world
of work, weave to sustain and build this communication tool. In the analysis,
we build maps of actors, as illustrative metaphors of the distributed networks
that are the supporting skeleton of these community experiences. Therefore, it
is the participation and organization itself that builds sustainability, which
speaks more to us about a political and comprehensive project than about an
accounting and commercial logic. You will find here the account of a research
work process that concludes, among other aspects, how the social organizations
of workers weave, build and consolidate social communication tools and meanings
that basically promote building power to resist the ravages of the
commodification, increasingly concentrated, of communication.
Keywords: Community and popular
communication; self-managed environment; world of work; organization; social
relationships
Introducción
Sobre la comunicación comunitaria y popular, hay una
variada bibliografía que indaga y explora prácticas de construcción de medios en
América Latina (Kaplún 1985; Cicalese 2010; Mata, 2011; Balán, Alegría y Borri
2013). A simple vista se podría pensar que todo está escrito o dicho. Pero, al
indagar en experiencias concretas de comunicación comunitaria, encontramos
-siempre- algún párrafo por escribir.
Es que la realidad de cada caso tiene sus particularidades,
singularidades, dimensiones, tanto como matices que conforman una complejidad
que las propias reflexiones teóricas no logran abarcar en su totalidad.
Bien lo señala María Cristina Mata cuando postula que “la
distancia entre el mundo académico y las experiencias populares de comunicación
produjo -salvo excepciones- una simplificación de problemas que sin la debida
profundización aparecen una y otra vez como deudas pendientes” (2011, p.5). En
el mismo sentido, Natalia Vinelli plantea que “las clasificaciones reducen la
complejidad y la simplifican, impidiendo la reflexión. No obstante entendemos
que si es inconducente clasificar lo alternativo también lo es abusar de su
ambigüedad” (2013, p.2).
Cuando nos acercamos a
algunas experiencias organizativas, podemos afirmar que esa compleja
heterogeneidad práctica-teórica, más que un problema, resulta una de las
particularidades, que en
muchas de sus prácticas construyeron-construyen medios de comunicación.
Muchas veces cuando
hablamos de comunicación tendemos a priorizar los medios (el aparato, el
producto) más que lo que dicho medio expresa en términos de relaciones
sociales, fundamentalmente cuando pensamos a los medios solo desde una lógica
mercantil. El presente artículo
busca profundizar en la amalgama social que permite ser el esqueleto de sostén
de estas prácticas organizativas.
Concretamente,
expondremos algunos resultados de un estudio basado en el análisis de la
experiencia organizativa de un medio autogestionado de la ciudad de Río Cuarto[1].
Dicho caso es El Megáfono, periódico
gráfico de distribución gratuita en papel - también en la actualidad en soporte
digital- que se distribuye en la
ciudad, ubicada a 200 kilómetros al sur de la capital cordobesa y que es
editado por la Cooperativa de Trabajo Bases Limitada. Sus comienzos datan del
11 de septiembre de 2004, fecha en que la primera publicación circuló en las
calles. Y como autor, soy parte de la experiencia organizativa del medio de
comunicación, que tomamos como caso de estudio. Fue un trabajo largo, con idas y vueltas - tanto el de
investigación como el de la organización del medio- que permitieron profundizar
acerca de qué hay detrás del sostenimiento de un proyecto
de comunicación
social sin fines de lucro en un sistema donde prima la mercantilización de la
información, dentro de una estructura económica-política cada vez más
centralizada.
Claro que al hablar de sostenibilidad, no buscamos
reducirlo a un aspecto contable o empresarial. Sin menosprecio de esta
particularidad, proponemos conocer el entramado de actores sociales que están
alrededor de esta práctica comunicativa.
Seguimos en el intento y no es solo una formalidad de este
artículo. Porque justamente vimos que el conocer-hacer de esta práctica se
transforma y modifica permanentemente.
Primero las relaciones sociales
Partimos del supuesto general de que en toda actividad que
implica producir un bien o servicio -por ende también en los medios masivos de
comunicación- existen relaciones sociales fundamentales de producción. “Cuando
pensamos en las comunicaciones modernas, pensamos de inmediato en ciertas
tecnologías”, explica Raymond Williams (1982). Sin embargo, el mismo autor
indica que “las comunicaciones son siempre una forma de relación social y los
sistemas de comunicaciones deben considerarse siempre instituciones sociales”
(p. 183).
Al partir de los estudios de la Economía Política de la
Información, la Comunicación y la Cultura (Bolaño, Narváez, López en Bolaño,
Duretta, Cimadevilla, 2015), nos enfocamos en el estudio de las relaciones
sociales, particularmente de las relaciones de poder, que constituyen la
producción, la distribución y el consumo de recursos, incluidos los recursos de
comunicación (Mosco, 2006, p. 59).
Más precisamente,
pensamos las relaciones sociales como conjunto de vínculos que nos
permiten comprender el propio medio de comunicación. No ya desde el contenido
de sus páginas o de su línea editorial (exclusivamente), sino a partir del
germen organizativo detrás del soporte determinado, sea este papel o digital.
Adherimos a lo planteado por Haiquel cuando dice:
toda relación entre los seres humanos, es compleja. Es decir que no es
un hilo que vincula dos elementos de manera biunívoca, sino que es un vínculo
múltiple, que como un cable coaxil, habilita varias conexiones distintas,
aunque no todas sean operativas simultáneamente, y en la que siempre una es
predominante (en Abatedaga 2008, p. 91).
Al caracterizar esos vínculos
múltiples pudimos ver, por un lado, las tendencias estructurales del sistema de
producción capitalista. En resumidas cuentas, el aumento de la precarización
del trabajo. Todo esto, motorizado por la transformación digital en la
actividad, que cambió un conjunto de formas del trabajo, pero que en su
contenido ratifica la tendencia a un mayor grado de explotación de los
trabajadores, sea de modo directo o vía indirecta por medio de tercerizar o
multiemplear. Con el objetivo de reducir costos laborales, se reemplazaron los
sistemas mecánicos por electrónicos y así se eliminaron miles de puestos de
trabajo (Mosco, 2006, p. 68). Como indica Mosco:
los sistemas digitales actuales permiten a las compañías expandir este
proceso. Los reporteros de prensa actúan cada vez más bajo los roles combinados
de editor y productor. No sólo informan sobre una historia, sino que también la
convierten a un formato para su transmisión a la página impresa y, cada vez
más, electrónica. Las compañías en general retienen los derechos de la
multiplicidad de formatos y por tanto ganan con cada uso. (p. 68)
Por otro lado, constatamos
cómo se produce la amalgama social en torno a un Medio Social de Comunicación
Autogestionado -en adelante MSCA-. Esto es, los flujos y las dinámicas
organizativas que son el sostén y esqueleto de estas prácticas. Y es aquí donde
empezamos a responder -y también a preguntarnos más cuestiones- acerca de cómo
se sostienen este tipo de experiencias.
No es solo un juego de palabras que hagamos hincapié en lo
social. Porque el medio, para nosotros primero es social y luego de
comunicación. Suscribimos al planteo de Mata (2011) cuando hace referencia a
los distintos estudios de medios alternativos y comunitarios, donde la
comunicación popular no habla de medios. ¿De qué habla entonces? Mata dice:
Contra esa idea, y sin minimizar
los aspectos técnicos y
metodológicos implicados en las prácticas, rescataba para la comunicación
popular su condición de palabra asociada a organizaciones y movimientos
colectivos de carácter popular que iba nombrando cuándo, dónde y cómo podía
hacerlo, aquello que les impulsaba a reunirse y actuar: siempre unos derechos
conculcados, unas necesidades insatisfechas,
unas condiciones de vida
inhumanas y/o represivas,
unas ideas y
propuestas para superar aquellas condiciones
y situaciones (p. 7).
Pero también hablamos de social, y
es acaso el aporte, porque partimos de pensar estas experiencias desde las
relaciones sociales. Reconocemos en estas prácticas la vocación de producir
herramientas de comunicación sin ánimos de lucro, es decir, sin fines
comerciales exclusivamente. Reconocemos en nuestra conceptualización la riqueza
de otras denominaciones (comunitario,
popular, alternativo) más vinculadas a lo heterogéneas, variadas y ricas
que han sido estas prácticas en el último medio siglo a lo largo y ancho del
continente.
En este marco, el
estudio que compartimos se propuso como objetivos principales de investigación: por un lado, caracterizar
las relaciones sociales que se manifiestan en un MSCA de una ciudad intermedia;
y por el otro, conocer la dimensión estructural y la dimensión simbólica de
dichas relaciones.
Para estos objetivos,
realizamos un recorrido que llamamos Estrategia Cualitativa Integrada[2].
Cualitativa porque tuvo como propósito la interpretación sensible de los
fenómenos sociales a partir de principios explicativos teleológicos. Nos
orientamos por esta metodología ya que persigue el estudio de los significados
humanos y cómo estos se revelan en el contexto de la sociedad; en nuestro caso
nos referimos a los significados, motivos, sentidos de los propios actores
participantes del proceso de producción de un medio de comunicación. Por otra
parte, nos permitió la construcción de una estrategia flexible que pudo
adaptarse al devenir del proceso investigativo.
En cuanto al caso nos
valemos del valor científico que estriba en su carácter denso, narrado en toda
su diversidad a fin de desentrañar sentidos generales, metáforas, alusiones,
alegorías que se expresan en las múltiples marcas de la unicidad del caso (en
Archenti, Marradi, y Piovani 2018, p. 294).
En el cuadro I, podemos
ver una síntesis de la
Estrategia Metodológica Integrada llevada adelante, con sus técnicas,
instrumentos y procedimientos.
Cuadro 1: síntesis de la estrategia cualitativa integrada
|
Recolección
de Datos |
Tratamiento
de Datos |
Técnicas |
Formulario
autorrellenable de preguntas abiertas |
Análisis
de frecuencias (I) Modalidad
ilustrativa y analítica (I y II) |
Instrumentos |
Cuestionario
autorellenables en papel Formulario
Google |
Matriz
de cuantificación y clasificación de actores. Matriz de datos cualitativos |
Procedimientos |
Entrega
y escritura en Formato Papel en las sucesivas ediciones del Megáfono. (I) Envío
de Formulario Google por correo electrónico (II) |
Tratamiento
univariado a partir de la distribución de frecuencias y análisis cualitativo
(I) Categorización
(I y II) |
Fuente: Autoría propia, 2022
En torno a este MSCA, y a partir de la metodología
implementada, encontramos un conjunto de flujos entre actores como una malla
(red distribuida) interconectada, multidireccional e integrada (ver Mapa 1).
Así, se trascienden los límites que se trazan en la propia institucionalidad de
las entidades de esa red y se ven mutuas relaciones más dinámicas[3]. En esta
caracterización alrededor del medio, encontramos 146 actores que fueron
identificados por los integrantes de la Redacción de El Megáfono[4].
Mapa
1: actores intervinientes en el proceso de producción de un medio social de
comunicación autogestionado[5]
Fuente:
Autoría propia, 2022
Por caso, la participación de los actores de la Redacción
en distintos espacios organizativos es dinámica en tanto no queda solo en la figura
de un representante. Hay participaciones colectivas, cruzadas y formas de
interacción que no son necesariamente formales y lineales. Tal es el caso de la
participación en entidades de segundo grado (federaciones), como en sindicatos
de trabajadores o redes de medios. De hecho, los actores consultados nombraron
a las mismas entidades a la hora de mencionar los actores en relación.
En definitiva, pudimos ver en este caso (algo que también puede ser hipótesis
de estas experiencias para futuras investigaciones) que la dinámica de la
construcción organizativa de estas prácticas no encaja (linealmente) en la forma de organización institucional y
jurídica que pregonan los estatutos y
reglamentos del cooperativismo, donde, por caso, la participación queda en los
representantes de un Consejo de Administración. La red observada, integrada en
distintos tipos de organizaciones, cuenta con múltiples conexiones, más
horizontales que verticales y más distribuidas que concentradas.
Además, hablar de comunicación interna o externa, como si
se tratara de dos mundos completamente separados y excluyentes. no permite
avizorar la dinámica presente.
Esto no solo nos posibilitó encontrar nuevas líneas para escribir, sino también
conocer una dinámica múltiple de vínculos entre actores que nos permitieron
trascender los límites de linealidad y causalidad con la que a veces intentamos
comprender las dinámicas organizativas sociales.
En resumidas cuentas, contamos con al menos tres hallazgos
que nos permiten seguir escribiendo la historia de la comunicación social y
serán los siguientes apartados en el presente artículo: 1) trabajadores emergentes
de un mundo cambiante, 2) la participación como sostén y 3) la comunicación en
el medio.
Trabajadores
emergentes de un mundo cambiante
Una categoría emergente de esta investigación, es la
dimensión del mundo del trabajo,
denominación que utilizamos para nombrar al conjunto de actores sociales que
principalmente aparecieron en el caso estudiado.
Cuando analizamos la composición de ese entramado, más
allá de sus distintas formas, nos encontramos con trabajadores asalariados
nucleados en organizaciones sindicales, con trabajadores autogestionados (no
asalariados) pertenecientes a organizaciones cooperativas o a trabajadores que
no se ubican necesariamente en estas dos anteriores, pero que son parte de este
mundo laboral. También están quiénes combinan trabajo asalariado con
autogestionado, evidenciando un proceso de multiempleo. Es así que de nuestro
mapa, el 66,21 % de los actores que aparecieron son parte de este mundo del trabajo[6].
El resto de los actores son algunas empresas proveedoras del Taller
Gráfico de la misma cooperativa[7], puntos de distribución del
periódico como Vecinales y Almacenes, entidades del Estado y organismos
mundiales y organizaciones no gubernamentales que aparecen en calidad de
Fuentes periodísticas.
Desde un análisis
estructural y simbólico de estas relaciones, pudimos identificar una dinámica
permanente, fuertemente integrada a los actores del mundo del trabajo. Esto que
puede visualizarse en los mapas, también emerge como parte del proyecto social,
de los objetivos políticos y de los sentidos de los actores del MSCA.
Mapa
2: caracterización de los actores intervinientes en el proceso de producción de
un medio social de comunicación autogestionado
Fuente: Autoría propia, 2022
El mapa no es solo es una foto donde los actores se ubican
estáticos en una cadena de producción, sino que pudimos ver la búsqueda
permanente por construir ese mapa, esos vínculos, esas relaciones. Por eso, el
ir al encuentro de otros actores en particular tiene una intención política de
construcción de redes para la supervivencia, pero para construir desde los
intereses de las mayorías. Bien lo deja en claro el testimonio de uno de los
asociados de la redacción:
Consideramos prioritarias aquellas
organizaciones que involucren a la clase trabajadora (autónomos, cooperativos,
en relación de dependencia y de todas las actividades) considerando esta
característica como abarcativa sin distinción de sexo, raza, o religión, y que
busquen y fomenten las mejores condiciones de vida para estos (Asociado
Redacción).
Como
plantea Haiquel (2008), vemos cómo la relación “dominante”, la que denominamos mundo del trabajo, habilita “varias
conexiones distintas”. Conexiones que van desde ser una fuente a la hora de
realizar una nota periodística, ser un punto de distribución a la hora de
repartir el periódico en papel, pasando por ser generador de ingresos al llevar
trabajos al Taller Gráfico, hasta ser parte de espacios de participación en conjunto, ya sea
sindicales o en otras luchas que se realizan.
Desde las
relaciones sociales establecidas en cualquier sistema de producción de un bien
o servicio, aquí vemos de qué manera se tejen vínculos sociales (de
solidaridad, económicos, de participación) que permiten realizar múltiples y
variadas conexiones distintas. Ya en una red, las relaciones se comportan como
nodos distribuidos y generan flujos de todo tipo que alimentan ese entramado
social del que se nutre, en este caso, el MSCA.
La participación es el sostén
Vinculado al punto
anterior, escribimos otro hallazgo en relación a la sostenibilidad de un MSCA
en el marco de una economía centralizada y mercantilizada. Desde el principio nos preguntamos: ¿Cómo
se sostienen estos medios sin fines de lucro?
En primer lugar, consideramos, en el marco de nuestra investigación, que hablar
de sostenibilidad no es solo hablar de aspectos contables. La sostenibilidad
radica en una perspectiva integral que se nutre de distintas dimensiones como
la económica, pero también la política e institucional.
Kaplún sostiene que
no hay que limitar la sostenibilidad a aspectos económicos, porque no dejará de ser importante poder cumplir con la propuesta comunicacional que le dio origen, mantener vínculos fuertes con la comunidad o formas de decisión y gestión colectivas que son constitutivas de la experiencia y sin las cuales no se reconocería. En ese sentido podemos hablar de «sostenibilidades»: sostenibilidad económica, social, comunicacional, político institucional. (2018, p. 54 y 55)
En el mismo sentido,
Dagron indica: “que una experiencia sea sostenible en términos económicos, o
incluso haya logrado su autofinanciamiento, no garantiza que cumpla las
funciones de servicio a su audiencia y de fortalecimiento de las voces comunitarias”. Además plantea: “es en la relación que
establece con su audiencia y en el proceso de participación comunitaria, que se
justifica la razón de ser de una experiencia de comunicación comunitaria”
(Dagron, 2005, p. 8).
Más allá del soporte,
en el caso del trabajo de Dagron tratándose de radios comunitarias, en nuestro
caso de lectores del medio gráfico, el razonamiento es el mismo. Es en las
relaciones y los procesos participativos donde se completa el círculo de la
sostenibilidad pensada en un sentido integral.
Pero hay una segunda
dimensión en este aspecto que nos parece importante señalar. Encontramos que
cierta escisión entre la economía, por un lado, y la política, por el otro, no
permite explicar algunas prácticas. Por caso lo deja claro este testimonio de
un asociado:
Entendemos que la participación en diferentes entidades que representan nuestra actividad como trabajadores es el camino para construir y reconstruir el tejido social que pretendemos: la organización y reivindicación del trabajo, los trabajadores y sus derechos, y que sea el trabajador como sujeto organizado el que encabece esas luchas y conquistas. (Asociado Redacción)
Las alianzas con otras organizaciones sectoriales y/o de
trabajadores siguen siendo el sostén tanto material como social y político. Y
lo que se podría considerar como separado, en términos de lo material y
simbólico, está más integrado de lo que parece. Es en esa red y tejido de lo
social donde se articula y sostiene el proyecto político de comunicación.
Por lo tanto, las redes de
fortalecimiento y participación, otra de las categorías emergentes del
trabajo, representaron los motivos de cómo es que se sostienen estas prácticas.
Justamente porque es en la propia participación donde se permite la concreción
del medio. No sólo porque es integral -como lo venimos exponiendo- sino porque hay en la economía
decisiones políticas y en la política decisiones del campo de la economía. Esto
configura, en cierto modo, decisiones para que los proyectos de comunicación,
pensados como proyectos políticos, se sostengan y no sean extinguidos por las
variables y leyes del mercado.
Este es uno de los puntos que nos parece importante pensar y ponderar. En el
marco de determinadas relaciones sociales de producción, es que en estas
prácticas se construyen vínculos que permiten no revertir el esquema principal
de relaciones de poder, pero sí construir trincheras de resistencia para
sobrevivir y dar pelea con esquemas organizativos que permitan la construcción
de medios sin fines de lucro.
Algo se puede ver en el mapa, conexiones y vínculos: como
un caso de organización colectiva,
pudimos encontrar trabajadores de distintas cooperativas de la
Federación que distribuyen el periódico mientras que asociados de la
Cooperativa de trabajo Bases participan en instancias de organización para el
consumo de alimentos a través de la Cooperativa de Consumo. Parte de las
mejoras de los asociados de la cooperativa es conseguir alimentos a precios
accesibles y así sortear las dificultades de la propia supervivencia.
Para contar otro ejemplo ilustrativo: el comienzo de la impresión del
periódico en papel, en el año 2009, se pudo resolver por medio de un
intercambio entre una imprenta cooperativa recuperada de Córdoba Capital, que
edita e imprime el diario Comercio y Justicia. Así, mientras El Megáfono fue
impreso en la mencionada entidad, integrantes de la Cooperativa Bases repartían
este diario en papel a los suscriptores en la ciudad de Río Cuarto. Y otro: una
cooperativa de diseño de software que es parte de la red de cooperativas,
realizó el diseño de la web del periódico El Megáfono, pero también la
aplicación para la realización de compras en la Cooperativa de Consumo.
Así, estos intercambios permiten sostener hacia el
interior de este entramado, los usos de bienes comunes que se producen. Esto,
claro está, no permite desenchufarse del mercado -ni del sistema-, sus precios
y tendencias, pero sí desacoplar algunos aspectos y sobrevivir.
Es por esto que decimos que la participación, y en todo caso la organización de
la misma, es el sostén de varias prácticas, donde está la de un medio gráfico
de distribución gratuita.
La comunicación
en el medio
Podríamos afirmar que, al igual que en las esferas
(momentos) de la producción-distribución-circulación y consumo de cualquier
producto (mercancía en este sistema), existe un correlato de estos momentos con
la propia producción organizativa social. Bien lo expone Mattelart cuando dice:
El modo de producción de la comunicación incluye todos los
instrumentos de producción (todas las maquinarias usadas para transmitir
información, que incluyen no solo la radio y la televisión, sino también el
papel, las máquinas de escribir, los instrumentos musicales y cinematográficos,
por ejemplo), los métodos de trabajo (la división en diferentes géneros, la
codificación de la información usada en la transmisión de mensajes, los modos
de reunión y selección de la información, etc.) y todas las relaciones de
producción establecidas entre los individuos en el proceso de comunicación
(relaciones de propiedad, relaciones entre el emisor y el receptor, la división
técnica del trabajo, y todas las formas de organización y asociación) (2010, p.
48).
Por eso, desde el comienzo, nos pareció importante no sólo
ir detrás de los artículos periodísticos del MSCA, y de las rutinas de sus
periodistas; sino también comprender cuál era ese sostén social y organizativo
que permitía producir, no sólo el periódico, sino también el conjunto de
vínculos para consolidar en el tiempo este tipo de prácticas.
No se trataba de correrse de la particularidad específica del medio de
comunicación y su soporte. Más bien propusimos enfocarlo desde un lugar
anterior, o en todo caso, desde algo que muchas veces queda oculto en lo que se
nos aparece como producto o mercancía propiamente dicho. Ese trabajo anterior,
esa construcción social, esos vínculos que se construyen permanentemente, son
el esqueleto de estas prácticas.
Y más acá, también pensamos cuál era la lógica del trabajo
periodístico en este tipo de MSCA. Como afirmaron los asociados de la
Redacción, el trabajo periodístico era una de las tantas otras tareas:
conseguir medios, hacer proyectos, participar en los diferentes espacios
organizativos y federativos en los cuales el MSCA se inserta.
El propio medio de comunicación cumple, de esta manera, un rol particular. Su
agenda tiene que ver, más que con el aspecto noticioso en sí mismo, con las
luchas que llevan adelante distintas organizaciones que componen ese conjunto
social. Así lo refleja otro de los testimonios:
(El medio) Se leyó mucho en ciertos ámbitos de militancia
y sirvió al debate. En el debate acerca de la tierra y la vivienda ociosa en
Río Cuarto, al aportar datos objetivos y contribuir a la organización de
espacios de lucha en estos sentidos (Asociado Redacción).
Para esto, más allá de la fuerte presencia virtual
producto de esta era digital, la llegada física de cada ejemplar en los puntos
de distribución es fundamental. De alguna manera, es ahí donde se termina
cerrando -completando- el circuito de los momentos de la producción social a la
cuál hicimos alusión. La gratuidad, otro de los aspectos que nos parecieron
importantes en un principio, viene a ser uno de los puntales para los objetivos
de este proyecto en particular. Así lo refleja el siguiente testimonio:
Valorizamos la presencia física del medio en cada sector
de la ciudad. Entendemos a la comunicación como un derecho humano. En este
sentido tendemos a garantizar que los ejemplares lleguen a todos los barrios de
la ciudad, y para que la información circule también el acceso a la misma debe
ser gratuito, por eso la entrega de cada ejemplar es sin costo (Asociado
Redacción).
En
definitiva, el público no es o se corresponde con un público “lector” como
cliente, sino que es un actor social: con
intereses sociales concretos y con vocación participativa para abonar a
la transformación social. Argumenta esta idea, la noción de retroalimentación y
fundamentalmente el uso “formativo” de los contenidos para la propia vida de
las organizaciones, más allá del uso de actualidad como cualquier otro medio.
Con la gratuidad, este periódico en papel llega a los barrios y territorios
concretos donde los actores sociales viven, cumple ese rol de organizador
social y materializa la idea de la comunicación como derecho, abonando a su
acceso y a su construcción.
Una síntesis
El recorrido expuesto
intenta poner en valor las relaciones sociales. Suscribimos, en este marco, al
decir de Mata, quien indicaba en relación a los años 70:
postular que los explotados y marginados no tenían voz era
desconocer una palabra que se revelaba en sus prácticas, en su capacidad de
organización y de lucha. Una lucha que tenía carácter gremial,
social y político y que pese a
muchas y generalizadas derrotas posteriores, alumbró los
años de sueños transformadores en casi todo nuestro
continente. (Mata: 2011, p. 2 y 3).
Pero
aún existe cierta mirada enfocada en los medios desde la lógica mercantil, que hace
perder de vista que lo que se juega permanentemente es la propia acción de los
actores. Por tanto, podríamos plantear que no hay medios ni comunicación sin
sujetos y actores sociales. Y esta reflexión que pareciera de una obviedad
simplista, nos permite reconocer, en primer lugar, que son los entramados
sociales y productivos, en conflicto y lucha, los que producen sentido,
comunicación y también medios.
Por eso, en este
trabajo hablamos de MSCA. Porque el medio es primero social y luego de
comunicación. Como decíamos al inicio, no es solo un juego de palabras, sino
que la importancia radica en reconocer que son las prácticas sociales de lucha
las que crean condiciones para realizar y producir estos medios que abonen ese
camino organizativo.
Es en este marco, es que nos animamos a pensar y proponer 10 ideas, a modo de
síntesis, conclusiones y aportes al campo de la comunicación:
1.
La situación estructural del sistema capitalista
de producción condiciona la producción de bienes y servicios. Al igual que otros rubros, el escenario es de
concentración, mercantilización y de lucro de la comunicación. Mientras esto
sucede en el mercado de los medios, la precarización laboral en los
trabajadores de prensa y comunicación es una constante. Las prácticas
autogestionadas no son una excepción a estas reglas del sistema, ya que en
ellas se sortean, organizativamente, estas dificultades para poder existir. Es
importante intentar comprender estos aspectos como dos caras de una misma
moneda: por un lado, las experiencias autogestionadas son, de alguna manera,
consecuencia de un sistema de comunicación mercantil que -cada vez más
concentrado- expulsa y precariza mano de obra. Por el otro, esas prácticas
-potencialmente- construyen sentidos y organización para darle cuerpo a la
resistencia a este sistema. Es potencial, porque sería inoportuno generalizar
de modo absoluto los distintos grados organizativos de estas prácticas y sus
trayectorias.
2. En torno a un medio de comunicación social se construyen
prácticas. Allí se tejen vínculos y se comparten significados permanentemente.
De manera dinámica e integral, lo estructural y simbólico se construye
recíprocamente. Hay una permanente interacción, intercambio y diálogo de estas
prácticas que van dando forma a procesos sociales organizativos. Hablamos de
prácticas porque justamente los medios de comunicación son el reflejo -y acaso
resultado- de lo que los actores sociales realizan. Por tanto, los medios se
circunscriben en el marco de estas prácticas, y no al revés.
3. Sobre esta práctica, podemos pensar que la actividad periodística -tal como
lo propician los manuales- no implica solo el oficio de escribir. Pudimos ver
que estas experiencias se mantienen con una fuerte participación e impronta
militante que apuesta a la organización permanente de los trabajadores, la
solidaridad y la lucha en torno a proyectos políticos de transformación social.
Puede ser este un punto que nos ayude a re considerar el propio campo de la
comunicación y el periodismo, ya que esta realidad nos hace pensar si no habría
que re-escribir los manuales que hablan de modelos, redacciones y trabajadores
que ya no existen tal como cuando fueron escritos. Podemos afirmar que el
periodista es más un trabajador
periodista que trasciende las fronteras establecidas por las relaciones de
producción asalariadas de un grueso de las empresas de medios.
4. Lo anterior no inhabilita que las prácticas en torno a MSCA impliquen
la creación de soportes tecnológicos y con determinados significados y sentidos
que promueven la información para incidir en la opinión pública (medios). Pero
sí observamos que la construcción informativa no se rige solamente por los
Factores de Valor Noticioso que se estudian en las carreras de periodismo, sino
también son construcciones que se tejen al calor de las problemáticas y las
luchas de distintos actores sociales. El medio es un vector que
construye información para visibilizar, por un lado, los problemas, pero
también aportar en un sentido formativo al debate de las organizaciones, por el
otro lado.
5. Sobre las relaciones, rescatamos la posibilidad de pensarlas en un sentido
de apropiación, que al ser reconocidas y aceptadas están siendo materialmente
legitimadas en el ámbito comunitario de las que son parte. Ese reconocimiento y
retroalimentación ilustradas en los mapas y en las evidencias de los
entrevistados, nos hacen pensar en la posibilidad, de suponer que estas
relaciones, se vuelven mapa de actores, se constituyen tema del periódico, se
reorganizan en comunidad. Queda pendiente, para futuras investigaciones,
comprender las interacciones y flujos que se producen en los distintos actores
que conforman estos mapas. Es decir, explorar los momentos de distribución y
consumo con mayor profundidad, como cadena de valor completa y también como
espacio de interacción.
6. Hablamos de Redes de Participación y Fortalecimiento donde
encontramos un hilo común vinculado al mundo del trabajo fundamentalmente. Pero
estas Redes funcionan con esquemas participativos dinámicos y horizontales y
trascienden los propios límites de lo interno y externo de la institucionalidad
organizativa. Más bien, hay participaciones cruzadas, intercambios solidarios,
luchas en conjunto que definen nodos en permanente interacción, más que
entidades estancas que internamente resuelven para un entorno exterior.
7. La sostenibilidad no puede verse sólo como algo contable o
económico. Se trata de aspectos económicos, políticos, institucionales y
comunitarios que le dan sentido y soporte a estas Redes y por tanto a los nodos
que en ellas se constituyen. Encontramos en este tipo de experiencias,
objetivos que tienen que ver con sostener estas prácticas en el tiempo como
parte de los valores y tareas del proyecto político colectivo.
8. El mundo del trabajo es el título
bajo el cual se aglutinan diferentes experiencias de organizaciones que
construyen un tejido social, un carácter comunitario, asociativo de inter
cooperación que permite no la construcción de relaciones diferentes a las
dominantes, pero sí materialidad organizativa en términos de aminorar los
impactos de la economía precarizada de mercado. Y a la vez, construir amalgama
significante de poder, para la transformación de las estructuras.
9. Es la gratuidad del periódico en papel un aspecto muy
importante a tener en cuenta. Por un lado, porque el medio no es un valor de
cambio que con un precio determinado circula en el mercado comercial. Es más
bien un bien de uso que aporta -con datos e información- a la opinión pública.
Por el otro lado, es un indicador del proyecto político ya que, más allá de las
dificultades en términos materiales de la situación social, hay una decisión
para que el producto de comunicación - como objetivo de la Cooperativa- no se
rija por el precio. Por último, sumado a la gratuidad, está la distribución. La
misma tampoco encuentra los circuitos comerciales clásicos, más bien fluye por
distintos barrios y espacios de la ciudad donde se encuentran muchos de esos
actores de las redes descriptas en el mapa.
10. Por todo esto, podemos afirmar que la comunicación está en el medio. En
esas tendencias de la economía política, se producen prácticas que promueven la
organización para torcer ese destino social. Aún con los trajines que implican
las condiciones económicas y sociales, se promueve un sentido político que
permite organizar y producir herramientas de información que se orientan por un
uso social territorial.
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WILLIAMS, R. (1982) Historia de la Comunicación, Volumen 2. Editorial Tesis SA. Barcelona, España.
[4] Dentro de la Cooperativa de Trabajo Bases Limitada,
elegimos la Redacción como la unidad de análisis principal para conocer el
proceso organizativo desde la perspectiva de los actores que generan los
contenidos del medio. Quisimos priorizar de esta manera, porque es en la
Redacción donde se producen el conjunto de temas y agendas en relación a los
contenidos periodísticos. Además, consideramos a la Redacción de El Megáfono
como una forma de “condensación”, ámbito que nos permitió densificar, en
términos de lo que Archenti (2008) y Stake (1994) proponen para los casos
instrumentales, datos en torno a las relaciones sociales y los sentidos, otros
de nuestros puntos de interés.
[5] Tanto el
Mapa 1, como el 2 (que se mostrará a continuación), han sido realizados en el
marco del análisis del Trabajo Final de Licenciatura mencionado en la
Introducción. Algunos elementos tienen que ver con conclusiones que fueron
realizadas en dicho trabajo y que trascienden este artículo.