Redes, conectividad y comunicación en el norte argentino desde una perspectiva situada.

Networks, connectivity and communication in Northern Argentina from a situated perspective.

 

 

Ana Müller

Licenciada en Comunicación Social. Docente e investigadora de la Facultad de Humanidades (UNSA) en el Consejo de Investigación de la Universidad Nacional de Salta (CIUNSA) y el Instituto de Comunicación, Políticas y Sociedad. Técnica social de La Secretaría de Agricultura Familiar, Campesina e Indígena. Ministerio de Agricultura de la Nación. mullerana@hum.unsa.edu.ar

 

 

Cintia Ortega Portal

Doctoranda en Comunicación (UNLP). Licenciada en Ciencias de la Comunicación (UNSA) y Profesora de Nivel Superior en Ciencias de la Comunicación (UCASAL). Becaria interna doctoral de CONICET - (CIITED- UNJU) . cintiaortegap@gmail.com

 

 

Fecha de Recepción: 23/07/2022 - Fecha de aprobación: 07/09/2022

 

 

 

Resumen:

En el siguiente trabajo, profundizaremos en tres procesos de conectividad comunitaria en localidades rurales y periurbanas de la provincia de Salta: El Gallinato, Lesser y Amblayo, en las cuales se imbrican tanto las prácticas de construcción del conocimiento como las de intervención en el territorio. En las comunidades en donde se colocaron infraestructuras para las redes de conectividad se produjeron procesos de construcción colectiva del conocimiento e intercambio con la universidad mediante los proyectos vinculantes, lo cual nos invita a compartir reflexiones desde una perspectiva comunicativa/educativa en donde lo académico, la investigación y la intervención confluyen. 

Pretendemos así, socializar algunas lecturas específicamente sobre los procesos de conectividad comunitaria, a partir de algunos avances del proyecto de investigación del Consejo de Investigación de la Universidad Nacional de Salta titulado “Relevamiento de servicios de comunicación audiovisual comunitarios, populares, alternativos y de pueblos originarios y de experiencias de conectividad comunitarias en Salta. Parte II” en el cual buscamos una actualización del mapa de medios, las mediaciones tecnológicas y las prácticas comunitarias.

 

Palabras claves: redes comunitarias, conectividad, derecho a la comunicación, comunicación/educación, Salta.

 

Abstract:

In the following paper, we will delve into three community connectivity processes in rural and peri-urban localities in the province of Salta: Gallinato, Lesser and Amblayo, in which both knowledge construction and intervention practices in the territory are intertwined. In the communities where infrastructures for connectivity networks were installed, processes of collective construction of knowledge and exchange with the university took place through binding projects, which invites us to share reflections from a communicative/educational perspective where academia, research and intervention converge. 

We intend to socialize some readings specifically on community connectivity processes, based on some advances of the research project of the Research Council of the National University of Salta entitled "Survey of community, popular, alternative and native peoples' audiovisual communication services and community connectivity experiences in Salta. Part II" in which we seek an update of the media map, technological mediations and community practices.

 

Key words: community networks, connectivity, right to communicate, communication/education, Salta

 

 

 

1. Introducción y algunos conceptos disparadores

 

Nuestro trabajo como académicas, investigadoras e integrantes de espacios colectivos de articulación territorial, es pensar la comunicación, ejercerla y promoverla. Lo hacemos desde la concepción de comunicación como derecho, en cualquier soporte, en cualquier territorio y con todas las identidades. Este recorrido, inicia desde la cátedra de Comunicación Popular y Alternativa de la Universidad Nacional de Salta, y el trabajo con radios populares e indígenas rurales en articulación con múltiples actores, entre ellos la Mesa de Comunicación Popular de Salta y Jujuy (2012 a la fecha), y  la Red Interuniversitaria de Comunicación Comunitaria, Alternativa y Popular (RICCAP). Entendemos la comunicación como una dimensión básica de la vida humana y de las relaciones socioculturales, que significa, en palabras de Rincón (1995) poner en común recursos, conceptos, saberes, sentimientos (...). Comunicación como socialización de saberes, con diálogo y búsqueda de consenso, lo que implica tanto el intercambio, como la interacción y la negociación de sentidos. “La comunicación es un lugar de encuentro cultural en el que cada comunidad ingresa con una tradición, unas representaciones, con unas posibilidades interpretativas en las formas específicas de hacer su significado (1995: 8)”.  Dentro de esa perspectiva miramos también los modos en que la comunidad se relaciona con la tecnología, con los procesos de apropiación y/o transformación con ella para el ejercicio de las prácticas comunicativas, organizativas y comunitarias.

 

El interés por la problematización de nuestro campo y las tecnologías digitales surge del reconocimiento de demandas emergentes trabajando en la ruralidad del norte argentino, en gran parte con problemas de desconexión persistente en las últimas décadas, más allá de las tecnologías que se usen (teléfono, celular, internet).  Nos preguntamos desde la investigación acción por el acceso a la comunicación y conectividad, a partir de tres experiencias desarrolladas en tres localidades rurales y periurbanas de la provincia de Salta: El Gallinato, Lesser y Río Salado, Amblayo. Desde allí se imbrican tanto las prácticas de construcción del conocimiento como las de intervención con las personas y sus territorios. En las comunidades en donde se organizaron para gestar y gestionar infraestructuras para las redes de conectividad, se produjeron procesos de construcción colectiva del conocimiento, en donde lo experiencial, la investigación y la intervención confluyen.

 

Así, pretendemos socializar algunos avances del proyecto de investigación que venimos trabajando[1], en el cual buscamos actualizar el mapa de medios populares e indígenas, y las mediaciones tecnológicas y prácticas comunitarias que devienen en procesos de conectividad comunitaria en la actualidad.  Exploramos desde allí la desigualdad en las ciudadanías, los derechos, los procesos organizativos, y las políticas públicas necesarias para facilitar las herramientas que permitan acceder y construir estrategias para la accesibilidad a la comunicación. En las radios y todo lo habilitado por la conectividad: llamadas, navegación de internet, la generación de contenidos, el envío de mensajes en diferentes formatos, etc.; prácticas actualmente excluidas en múltiples espacios de la ruralidad salteña. En este artículo recorremos estas tres experiencias de conectividad específicamente, y dejamos para otro momento el abordaje de la actualización de las radios populares e indígenas.

 

Miramos estas herramientas y tecnologías, para pensar las prácticas y aprendizajes que implican estos cambios. Y para ello retomamos el enfoque constructivista de las tecnologías (Bijker,1997) como alternativa a la visión tradicional o determinista, que se caracteriza por otorgar a los científicxs[2] y tecnólogxs el rol de expertxs y únicxs autorizadxs para emitir juicios técnicos. Al contrario, nos enfocamos en las trayectorias tecnológicas, planteando la manera en que un dispositivo tecnológico llega a ser lo que finalmente es, no sólo en términos de su diseño ni desde un punto de vista técnico, sino en cuanto a su significado y apropiación social.

 

“La tecnología no es un hecho autónomo, son procesos multidireccionales que se desarrollan en entornos socialmente construidos y, como tales, “están sujetas a valoraciones sociales. Desde este enfoque, recupera la participación activa de lxs actores que participan en su construcción, grupos de interés con distinto grado de involucramiento según su relación con la tecnología, lugares donde viven, valoraciones sociales, de género, de generación, y de clase, entre tantas otras” (Chavez-Autora, 2020:118).

La tecnología no es una herramienta por sí misma, es también los vínculos que se construyen con ella, y en los contextos que se incorporan. A tales fines, entender los procesos de apropiación y resignificación tecnológica se puede leer en diferentes claves, nosotras recuperamos la perspectiva ecológica que “nos obliga a prestar atención a las condiciones contextuales que configuran la acción colectiva y las acciones políticas, indagando en las raíces, trayectorias y orígenes de los movimientos sociales, y a la vez reconociendo otras fuerzas hegemónicas (gobiernos, partidos, instituciones)” (Trere, 2020: 34).

Pensar estas apropiaciones y la comunicación en la ruralidad no es casual, ya que entendemos a las personas vinculadas a los medios como “sujetos que se posicionan como transformadores de su medio, entran en juego sentidos, saberes y prácticas a partir de la propuesta de generar y fortalecer espacios de comunicación que ayuden a solucionar problemas de su territorios” (Autora-Agüero, 2021: 63).

A su vez, sostenemos que si bien los órganos internacionales de derechos humanos han reconocido el acceso a internet como un derecho fundamental y destacan su potencial inédito para la realización efectiva del derecho a la libertad de expresión y como plataforma para la realización de otros derechos humanos: educación, reunión y asociación, derechos políticos, derecho a la salud, entre otros (Baladron, 2022), siguen existiendo enormes desigualdades entre quienes pueden acceder y quienes no. Las razones no sólo no son geográficas, puesto que “se verifican tanto entre países como fronteras adentro, en zonas rurales y dentro de los aglomerados urbanos en villas y asentamientos. También responden a otras desigualdades y diferencias socioeconómicas, de género, etarias, étnicas, de estatus migratorio o discapacidades” (Baladron, 2022: 252).

 

Según los aportes de Binder y García Gago (2020), internet es una red compleja, para entender su funcionamiento y gobernanza, ellos utilizan una analogía de tres capas:

 

Una primera capa llamada social y económica, que nuclea los “contenidos, el marco legal, los procesos de formación y todo aquello referido a los usos finales de la red”. La segunda es la capa lógica, donde reconocen “los sistemas de nombres de dominio (DNS) y sus servidores raíz (...) Encargados de conectar las direcciones IP de cada  dispositivo cada vez que se conecta a Internet”, junto a los protocolos de transmisión de datos –que indican cómo transmitir datos de un punto a otro–. La tercera y última capa es la de infraestructura, “la parte física: los cables –terrestres y submarinos–, los satélites y las antenas. (Binder y García Gago, 2020: 163/164)

 

Nuestro trabajo se ubica en la tercera capa: la infraestructura. Desde una mirada que plantea otras lógicas de montar y sostener estas infraestructuras caracterizadas por la organización colectiva, la complementariedad de saberes, y el desarrollo sin fines de lucro como motor transformador de las realidades y las condiciones locales.

 

En cuanto a las experiencias elegidas para el análisis, estas son parte del entramado de redes comunitarias de internet, las cuales son reconocidas por el Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM)[3] de Argentina y la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), quien las menciona “como operadores sin ánimo de lucro que deberían acceder a infraestructura básica en condiciones equitativas y ser considerados en la planificación del espectro de radiofrecuencias para proporcionar conectividad de banda ancha y aprovechar los avances tecnológicos en zonas rurales y distantes” (Recomendación UIT-D 19 de la Conferencia Mundial de Desarrollo de Telecomunicaciones –CMDT– de 2014 en Baladron, 2022: 254).

 

Un eslabón fundamental para estos proyectos fue la articulación con AlterMundi, “una asociación civil que nace ante la ausencia de un derecho: la conectividad. José de la Quintana y la red Quintana Libre son una especie de laboratorio a cielo abierto, donde se conjugan procesos técnicos y sociales” (Radar Libre AlterMundi – Radar Libre). Es una organización argentina no gubernamental que desarrolla hardware y software libres para redes comunitarias, en zonas digitalmente excluidas, de bajo costo y alto rendimiento para personas sin formación específica previa y que es multiplicadora de redes de conectividad comunitaria en todo el continente, a partir de Quintana Libre, la primera experiencia argentina que se desarrolla desde hace más de diez años en la provincia de Córdoba.

 

Ante esta coyuntura, en las siguientes líneas encontrarán reflexiones sobre el trabajo que venimos sosteniendo con pequeñas e incipientes redes comunitarias de conectividad, en diálogo con algunos conceptos que nos organizan y posicionan como parte de la universidad pública y los procesos de aprendizajes. Para ello, nos ubicamos desde la Comunicación/Educación como perspectiva teórico-metodológica de intervención y construcción del conocimiento situado, ya que nos permite volver a la pregunta sobre “¿Cómo la Universidad se comunica con los movimientos de la complejidad cultural y la conflictividad social, en diálogo con la construcción de saber popular y de poder popular? Para esto, debemos alentar procesos de curiosidad, de elaboración de preguntas y de búsqueda “con” esos movimientos y esas organizaciones, y no “para” ellos o por fuera de ellos” (Huergo, 2009: 47). Así, desde una lógica cualitativa de intervención e investigación, indagamos opciones tecnológicas y organizativas para facilitar herramientas a las comunidades rurales. Y conocer, al mismo tiempo, las normativas que regulan y las necesidades que existen después de casi treinta años de internet[4] y que sigue afectando a miles de personas en distintos ámbitos y territorios, fundamentalmente rurales.

 

Desde la academia y el campo de la comunicación popular en Salta, venimos hace años conociendo y explorando distintas redes, radios y comunidades en el norte argentino, participando activamente de los Encuentros de Comunicación y Ruralidad, donde se abordaron talleres y encuentros con radios populares, comunitarias e indígenas, al mismo tiempo que se presentaron las experiencias de conectividad comunitaria con invitadxs de Redes por la Diversidad, Equidad y Sustentabilidad. en México (Redes A.C) y de AlterMundi en varias ocasiones (Autora, 2019). En los últimos cinco, se articuló con redes de conectividad comunitaria de América Latina, y participamos de la Cumbre Latinoamericana de Redes Comunitarias (CLRC)[5] y la Cumbre Argentina de Redes Comunitarias (CARC)[6], ambas en articulación directa con la Mesa de Comunicación Popular de Salta y Jujuy[7]; un actor clave para el trabajo territorial y comunicativo en las provincias del norte. Pretendemos facilitar el derecho a la comunicación, en cualquier soporte, territorio y superficie, y acortar las múltiples brechas digitales que actualmente impiden la conectividad accesible en Salta, lo cual implica ineludiblemente un ejercicio diferenciado de las ciudadanías.

 

2. Intervenir y construir conocimiento académico situado desde la Comunicación/Educación Comunitaria y Popular

El abordaje elegido para este trabajo se despliega desde los aportes del campo de la Comunicación/Educación comunitaria y popular, en tanto posición adoptada como investigadoras- interventoras, para pensar la construcción colectiva del conocimiento en vinculación en y desde los territorios. Adherimos a lo postulado por Huergo (2009) quien comprende que el territorio es el terreno donde las preguntas no son sólo preguntas en el sentido universitario, sino el producto del diálogo que establecemos con una comunidad de la cual formamos parte, aunque a veces solemos abstraernos de ella. En esta línea, nos encontramos desarrollando un trabajo en vinculación con los proyectos de extensión en las localidades salteñas señaladas anteriormente. Es decir, priorizando una investigación desde una perspectiva situada que nos moviliza para:

 

“(...) pensar a las problemáticas presentes en el territorio de Comunicación y Educación a partir de una mirada que entiende a la comunicación en la cultura como un proceso sólo comprensible desde y en las prácticas sociales de los sujetos, históricamente situados” (Morabes y Martínez, 2020: 25).

 

A su vez, la perspectiva elegida guarda estrecha relación con las reflexiones que deseamos compartir en torno al rol de la universidad. Esto, porque en nuestro recorrido pensamos en una construcción del conocimiento académico anclado con las organizaciones sociales y espacios con los que venimos trabajando, entre ellos: las redes comunitarias de conectividad; la Red de redes como la CLRC y la CARC; AlterMundi; organizaciones de la agricultura familiar, comunidades rurales y la Mesa de Comunicación Popular de Salta y de Jujuy. Tal como refieren algunxs autorxs sobre la Comunicación/Educación como un “campo estratégico (Da Porta, E. y otros, 2011; Huergo, 2011; Morabes, 2012) que considera necesario el reconocimiento y la explicitación de sus articulaciones con espacios, actores y organizaciones políticas, sociales, y estatales, para pensar la producción de conocimientos” (Morabes: 2019: 41).

 

En correlación, consideramos importante ubicar este trabajo desde la Comunicación y la Educación, ya que “este par articulado es un constructo teórico que intenta nombrar un conjunto de prácticas culturales muy diversas cuyo denominador común parece ser la inerradicable presencia de procesos de producción del sentido y de intercambio comunicativo en ciertos procesos de formación de los sujetos” (Da Porta, 2019: 54). En los procesos de construcción de las redes de conectividad comunitaria se habilitan procesos de transformación, de escritura y de lectura del mundo, de posicionamientos que son educativos y contrahegemónicos y complementarios, están modificando las posibilidades, aprendiendo cosas nuevas, vinculándose con la tecnología y garantizándose el acceso a un derecho que ni el estado ni el mercado lo hizo hasta ahora en sus territorios.

 

En esta línea, partimos de reflexiones y experiencias situadas en contextos de ruralidad y periurbanidad salteños que dan cuenta de las desigualdades y brechas tecnológicas que dificultan el ejercicio del derecho a la comunicación (Autora et. al., 2021), en tanto se caracterizan por la falta de infraestructura de telecomunicaciones asociadas a internet de manera preexistente a la pandemia (Chachagua, 2019).

 

Las redes comunitarias de internet surgen en diversos territorios de América Latina en respuesta a la desconexión y producto de las desigualdades en sus comunidades en la última década, creando su propia infraestructura en territorios y poblaciones sin cobertura o donde los servicios del modelo comercial de las telecomunicaciones no son asequibles (Baladron, 2020). Por tal razón, nos parece pertinente mirar su surgimiento en disonancia con la mirada global y conexionista sobre el impacto de las tecnologías de la información y comunicación en el mundo, ya que “(...) no elimina las distancias generadas por las diferencias, ni las fracturas y heridas de la desigualdad. El predominio de las redes sobre las estructuras localizadas invisibiliza formas anteriores de mercantilización y explotación —que no desaparecieron— y engendra otras” (García-Canclini, 2004: 79 en Baladron, 2020).

Previamente y en este nuevo escenario, la digitalización y la inclusión al proceso de convergencia de los medios sin fines de lucro se encuentran en el horizonte comunicativo y se visualiza como una emergencia del sector. Así lo plantean algunas redes latinoamericanas que articulan medios sin fines de lucro de diversos países:

 

“(...) la inclusión de todos los sectores a la Sociedad de la Información y el Conocimiento, exige que los Estados adopten mecanismos para garantizar el acceso y migración de los medios comunitarios a las nuevas tecnologías. Los retos de la convergencia de medios y la digitalización de los soportes analógicos deben enfrentarse en un entorno de adaptabilidad tecnológica y regulatoria, transparencia y equidad” (AMARC, 2009:5).

 

Es desde este lugar que como universidad vemos necesario ampliar esta red de conocimientos para acompañar las demandas de las experiencias de comunicación popular, comunitaria, alternativa y rural, en vías de ser parte en la toma de decisiones de políticas públicas situadas. Sobre todo, contemplando que las redes comunitarias de internet no solo abordan la falta de conectividad, sino que dicha problemática se imbrica en la complejidad de la diferencia y la desigualdad que atraviesa a los pueblos indígenas y poblaciones rurales o de villas o asentamientos urbanos, por mencionar algunos ejemplos (Baladron, 2020: 62).

 

3. Red de redes comunitarias de conectividad: construir situado y en articulación con las experiencias latinoamericanas

 

En esta sección nos acercamos a las experiencias piloto de redes comunitarias de conectividad en Salta, desde su vínculo con las redes de conectividad comunitarias de América Latina. A su vez, buscamos entender algunas de las condiciones que las hacen posibles en su contexto, tanto para la implementación como para la consolidación de las mismas.

 

Las redes de conectividad comunitaria vienen desarrollándose en América Latina y en otras partes del mundo, desde lógicas que pretenden acercar la posibilidad de conectarse a zonas, organizaciones y personas que se encuentran todavía lejos de esa opción, ya que ni el mercado ni el Estado han podido garantizar hasta el momento la conectividad.

 

Sumándonos a ese camino, en Salta acompañamos tres proyectos desarrollados durante el periodo inicial de la pandemia, entre los años 2020 y 2021. Los antecedentes que nos motivaron fueron las trayectorias de AlterMundi en Argentina, Redes A.C. de México y otras experiencias en Brasil y Colombia articuladas con Colnodo[8] quienes se vincularon en proyectos específicos de despliegues y capacitaciones, y en la conformación de la Cumbre Argentina y Latinoamericana de Redes Comunitarias. 

 

En diciembre del año 2020, en nuestro país se desarrolló un intercambio clave para estos proyectos y para repensar políticas de comunicación y conectividad:  la primera Cumbre Argentina de Redes Comunitarias (CARC)[9]. Allí, se consolidaron como un actor estratégico que contribuye al ejercicio del Derecho a la Comunicación y a la Soberanía Tecnológica, en tanto “constituyen el “primer kilómetro” de infraestructura, si entendemos el acceso a Internet como un derecho y el objetivo es la apropiación popular de la tecnología” (CARC, s.f.).

 

“El modelo comercial de prestación de servicios de conectividad reproduce desigualdades y no brinda respuestas a las poblaciones desatendidas por cuestiones geográficas y económicas, entre otras. Desde las comunidades construimos nuestra porción de Internet y sostenemos redes con una mirada local, que respeta y potencia las diversidades culturales e identitarias situadas en los territorios” (CARC, s.f.).

 

Este encuentro fue el puntapié para plantear una estrategia conjunta y colaborativa, con la pretensión no solo de apoyarse entre las redes y las organizaciones vinculadas. También para iniciar un camino de gestión e incidencia política administrativa para la generación de políticas públicas que faciliten la existencia, permanencia y la multiplicación de redes de conectividad comunitaria en el territorio nacional.

 

Las propuestas de esta Red de Redes y organizaciones ante el cambio de gobierno fue expresar y motorizar iniciativas que pudieran diversificar el escenario de las telecomunicaciones en nuestro país. Por ello, definieron la siguiente proclama pública, que luego fue comunicada en su portal web, en reuniones con legisladores y funcionarios de los organismos nacionales:

-       El reconocimiento legal estatal a través de licencias, sin discriminación por ubicación geográfica o cantidad de población (eliminar en la Resolución Enacom 4958/2018 la limitación de 5000 habitantes para las redes comunitarias).

-       El desarrollo de políticas y mecanismos claros y ágiles para la asignación de Fondos de Servicio Universal a redes comunitarias, sin importar su ubicación geográfica.

-       Regulación del ancho de banda mayorista para las redes comunitarias e invertir el esquema de precios para promover la universalización.

-       Asignar o crear dentro del ENACOM o de la agencia que acompañe en temas relacionados a las redes comunitarias y sirva de interlocutor con las comunidades.

-       Impulsar la producción nacional de tecnologías libres.

-       Regular el precio del tránsito nacional e internacional[10].

Entre enero y marzo del año 2020 se reunieron con el Directorio de ENACOM, con el presidente de la comisión de Comunicaciones de la Cámara de Diputados de la Nación, Pablo Carro, con legisladores de diferentes provincias, y dialogaron con otros colectivos y redes sin fines de lucro vinculadas a la comunicación. Algunos de los resultados de esta etapa, fuertemente atravesada por el contexto y la declaración de servicio esencial[11],  fue la creación de un Área de Proyectos Especiales[12] y programas de apoyo para el desarrollo de infraestructura de redes con fondos públicos; nuevos programas del Servicio Universal destinados a barrios populares, zonas adversas o desatendidas y establecimientos públicos, “además de continuar con los Aportes No Reembolsables vigentes, que efectivamente fueron ampliados en alcance a zonas con mayor número de habitantes” (Baladron, 2021: 268), como había sido explicitado por la CARC meses antes.

 

Indudablemente el año de inicio de la pandemia implicó una experimentación colectiva y en todos los rincones de la necesidad de las telecomunicaciones para diferentes necesidades, personales, afectivas, laborales, de estudio e incluso de entretenimiento, elemento vital para enfrentar las ansiedades y angustias que atravesamos colectivamente. En ese sentido, el gobierno nacional implementó algunas medidas para “recuperar” el tiempo y las inversiones perdidas en el macrismo (2015-2019)[13], dejando entrever el abandono y asimetría desde diferentes lugares y sectores sociales,  de allí que la desconexión se evidenció una vez más. La desigualdad en la conectividad se convirtió en una demanda socialmente problematizada (Baladron, 2021).

 

En paralelo, las organizaciones nucleadas en la CARC impulsadas por AlterMundi iniciaron un proceso de despliegue de nuevas redes en diferentes puntos del país. El objetivo fue promover redes de conectividad comunitaria en pequeñas zonas aisladas en el contexto pandémico (años 2020 y 2021). En nuestro caso fue el inicio de los proyectos y se vio fortalecido con una convocatoria interna de la Universidad Nacional de Salta, con limitados fondos destinados a proyectos de extensión para acompañar a la sociedad civil en el marco del conflicto sanitario y económico mundial.

 

3.1 Conectarse en el aislamiento: los proyectos territoriales en Salta

 

La propuesta inicial surgió de la invitación de AlterMundi quienes habían registrado más de doscientas intenciones de gestación de nuevas redes comunitarias a nivel nacional en el año 2019. En ese marco, gestionaron fondos internacionales[14] e invitaron a organizaciones de diferentes regiones, nucleadas en la primera Cumbre Argentina de Redes Comunitarias[15]. Allí se inició un proceso de despliegue y montajes para aminorar las dificultades para acceder a la conectividad en algunas comunidades concretas: LibreGrandeNet, Los Molinos Comunitaria, Río Los Sauces y MonteNet (Córdoba); RedVuelta (Santa Fe); Red Perilagos e Internet Comunitario Rinconada (Jujuy); Río Salado-Amblayo, Gallinato Libre y Lesser Libre (Salta).

 

Se financiaron kits de despliegue LibreRouter (router libre) diseñados para el armado de redes comunitarias. Una herramienta orientada a reducir los costos de instalación de infraestructura comunitaria de comunicaciones que consiguió, en septiembre de 2019, su homologación ante el ENACOM. Según Binder y Garcia Gago (2020) estos son “proyectos de hardware libre” que cumplen con los estándares y reglamentos oficiales, y que garantizan prestaciones al igual que las de un equipo privativo comercial” (2020: 159).

A partir de la adquisición de estos, cada red comunitaria organizó los despliegues adecuándose a sus posibilidades, procesos y fundamentalmente, al contexto local en pandemia, tanto para las normativas de circulación, distanciamiento como en el aislamiento.

 

En el caso de Salta, el trabajo de organización, montaje, mantenimiento, soporte y comunicación fue coordinado entre la Universidad Nacional de Salta (Cátedra de Comunicación Popular y Alternativa de la carrera Lic. en Ciencias de la Comunicación), la Mesa de Comunicación Popular de Salta y Jujuy, y AlterMundi. El proyecto consistió en montar tres pruebas pilotos con equipos para el servicio de internet en zonas diferentes de la provincia: Amblayo, Lesser y El Gallinato. El objetivo central fue disminuir la brecha digital en las localidades a través de la instalación de redes libres, comunitarias y descentralizadas en puntos estratégicos y/o posibles.

 

Las comunidades están ubicadas en zonas rurales. Entendemos por ruralidad no sólo un lugar geográfico sino las identidades, las prácticas culturales vinculadas a la agricultura familiar y la producción agrícola ganadera como principal medio de subsistencia. Repetidamente en nuestro país las zonas rurales son territorios con deficiente o nula cobertura de telecomunicaciones, no llegan empresas privadas proveedoras de tecnologías de internet ni el Estado con otras soluciones que garanticen su derecho a la comunicación. Al respecto, es necesario comprender que los Servicios de Comunicación Rural (SCR) son:

 

(...)entendidos como un bien público, proporcionan un marco para promover el diálogo de políticas, la inclusión social, la toma de decisiones participativa, la apropiación de las TIC por parte de la población rural y el fortalecimiento de los vínculos entre instituciones rurales, organizaciones de agricultores y comunidades. Se necesitan enfoques basados ​​en evidencia para orientar el diseño de SCR junto con el desarrollo de capacidades, iniciativas de promoción y asociaciones entre universidades, centros de investigación, medios comunitarios y organizaciones de la sociedad civil, especialmente en el Sur Global. (Balit - Acunzo, 2020).

 

En este contexto, se han realizado varias consultas regionales sobre los servicios de comunicación rural y el acceso y uso de TIC en el ámbito de la agricultura familiar impulsadas por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y Onda Rural de Ciespal[16], con el fin de recolectar información y potenciar nuevas experiencias de comunicación rural en contextos de agricultura familiar. En esta, se identificaron como principales barreras para la comunicación en la ruralidad: la falta de infraestructura, de acceso a dispositivos y la necesidad de alfabetización digital, al igual que los altos costos de los planes de conectividad.

 

Pensar en las dificultades existentes no puede verse de manera aislada a los procesos mismos de los territorios en donde se efectivizan las redes comunitarias. De allí que este trabajo se asumió desde una perspectiva ecológica, prestando atención a las condiciones contextuales que configuran la acción colectiva,  reconociendo aquellas fuerzas que obstaculizan el derecho a la comunicación. En consonancia, una de las dificultades en las experiencias en Salta, fue reconocer que existe una alta dependencia de terceros para la implementación de infraestructura, para conectarse a internet efectivamente. Con los LibreRouters y la red mesh (o red en malla) se garantiza la distribución, con tecnología pensada para sortear diferentes condiciones geográficas con mejor adaptabilidad, y con todas las herramientas estratégicamente compactas en módulos funcionales, que pueden ubicarse en espacios públicos, casa de familiar o a la intemperie, como cerros y/o vía pública (AlterMundi, 2022). Estas conexiones, sirven para generar mecanismos de intranet, y mensajería interna, pero si se quiere conectar a internet, se requiere generar los acuerdos con las empresas que venden los megas, y eso significó un primer cuello de botella.     

 

4. Los aprendizajes colectivos en las experiencias de redes de conectividad comunitarias

 

Tal como destacan otros trabajos (Prato et. al. 2022), existe en las redes de conectividad comunitarias una construcción colaborativa del conocimiento que dialoga fuertemente con la educación y la comunicación popular, esto es posible de visualizar en las estrategias que despliegan y en el diálogo de saberes tendientes a la emancipación de sujetos históricamente vulnerados.  En los proyectos, algunos de los hallazgos nos permiten anticipar que, más que estrategias, se producen procesos educativos desde los cuales las comunidades pueden enunciarse y enunciar sus problemáticas.

 

Es decir, partimos de comprender la intervención en el territorio con y desde lxs sujetxs, desde un enfoque de la Comunicación/Educación comunitaria y popular, que tiene vinculación con los procesos y proyectos de liberación latinoamericana. Dado que visualizamos procesos de aprendizaje en las experiencias e interpelaciones a ser parte de las redes de conectividad comunitarias, nos parece importante retomar la noción de lo educativo de Rosa Nidia Buenfil Burgos, para quien:

 

“es un proceso en el cual frente a determinadas interpelaciones, se producen identificaciones subjetivas y a partir de allí se transforman en prácticas. Las interpelaciones no siempre están ligadas a una intencionalidad, como por ejemplo que yo, que pertenezco a cierta organización, empiezo a producir un espacio de capacitación que quiero que sea interpelador. A veces la propia organización empieza a producir transformaciones en las prácticas porque los sujetos empiezan a identificarse con valores, idearios, maneras de actuar, modos de expresarse, modos de producir, y no hay ninguna capacitación intencional. Eso va adquiriendo un potencial educativo más allá de la finalidad educativa misma” (Huergo, 2009:40).

 

En primer lugar, al momento de empezar a desarrollar los proyectos las localidades fueron La Caldera y Amblayo. Lesser y El Gallinato fueron elegidas por la Asociación de Pequeños Productores del Departamento de La Caldera- Salta, quienes en una asamblea en la que nos invitaron a contar sobre las iniciativas que veníamos desplegando, eligieron priorizar ambas localidades por las dificultades que tienen para comunicarse. Por otro lado, era imprescindible, dado el contexto pandémico y de ASPO que podamos circular y llegar hasta las comunidades sin más dificultades ni fronteras que pasar. Ambas quedan a pocos kilómetros de la Universidad Nacional de Salta: la escuela primaria de Lesser a catorce kilómetros y la escuela de El Gallinato a quince kilómetros.  Paralelamente Amblayo, que se encuentra ubicada a 177 kilómetros de la capital salteña, inició el proceso desde un acompañamiento remoto, dadas las restricciones de circulación.

 

4. 1 Gallinato Libre

 

Esta comunidad está compuesta por familias que trabajan como “caserxs” o cuidadorxs de propiedades privadas muy grandes y ostentosas de dueños que van eventualmente a la finca o quinta de campo. También, son agricultores y ganaderxs en pequeña escala. Ninguna de estas personas poseía internet pese a que en algunos casos lxs empleadores sí contaban con el servicio, con unos costos de instalación y de mantenimiento imposibles de afrontar para las economías de las familias agricultores. En un primer mapeo se reconocieron tres zonas con mayor concentración de personas habitando el lugar, ubicadas a lo largo de quince kilómetros del paraje, con dificultades de pendientes y alta vegetación que obstruyen la línea de vista entre las casas.

 

La red Gallinato Libre se constituyó con conexiones domiciliarias de puntos abiertos, sin contraseñas, posibilitando que cualquier persona que se encuentre cerca pueda usar la señal con sus dispositivos. Inicialmente se sumaron doce familias, pero contamos con siete equipos en total para la primera etapa de la red. Para decidir por dónde comenzar la instalación se realizó una reunión comunitaria, allí se estableció como primer criterio de selección a las familias con  hijxs en edad escolar, ante la suspensión y cierre de la institución por la pandemia. Si bien las intenciones eran buenas, las particularidades geográficas presentaron una dificultad para que funcione la red mesh, por lo cual en el desarrollo del proyecto se debió reconfigurar en este primer mapeo, por la variable factibilidad.

 

Gallinato no es un lugar común y tiene su historia. Mientras se realizaron las visitas y montajes colectivos en la comunidad, se nos invitó a una actividad que nos parece imprescindible rescatar: un acto homenaje en el paraje a las personas asesinadas en el Abra El Gallinato durante la última dictadura militar. Un lugar con características tales como la cercanía a la ciudad de Salta,  el alto grado de aislamiento y baja densidad poblacional, que facilitaron el uso sistemático para estas operaciones y la represión estatal en la última dictadura en Salta.  La comunicación es la posibilidad para construir tejidos comunitarios y por lo tanto de cuidados colectivos. La ausencia de medios y canales dificulta esa posibilidad. En septiembre del año 2021 se desarrolló el homenaje a las personas asesinadas allí, en  2013 fue señalado como lugar de exterminio, de al menos veinte personas, a quienes dinamitaron en esos campos en la década de los ‘70 (Corvalán, 2021: s/p).

 

 

4.1.2 Construcción de comunidades y proyectos colectivos

 

Durante el año 2020, la red de Gallinato Libre permitió que lxs vecinxs se junten, se conozcan más, y tengan un proyecto colectivo con pretensiones de crecer y mejorar, incorporando más equipos para ampliar la red y sumar familias; en un contexto de pandemia donde el aislamiento se agravó notablemente.

 

En primer lugar, procedieron a buscar prestadores de servicios de internet que permitiera conectar una de las casas a la red comercial, para luego distribuirla entre todxs lxs conectadxs por la red mesh. Llevó meses buscar pequeños prestadores de servicios que tengan señal y/o antenas entre los cerros que rodean el paraje. Después de nueve meses de fracasos, se contactó  con una empresa local que decidió acceder y generar un convenio con el proyecto, lo que permitió que por más de un año se hagan pruebas con su señal a partir de una antena repetidora que pusieron específicamente para estos fines, en el cerro Pucheta. El acuerdo también implicó subir la cantidad de los megas de lo que sería un “plan familiar común”, haciéndolo más potente para ser redistribuido entre las familias por la red libre.

 

Mirar lo educativo en estas experiencias, implica salir de miradas reduccionistas que ligan la construcción de aprendizajes vinculados a lo escolar. Por ello,  reconocer a los lugares de encuentro que se gestaron en el armado de las redes comunitarias, es un primer paso para identificar la constitución de comunidades en torno al derecho a la comunicación en estas localidades salteñas. Tal como señalamos anteriormente sobre los aportes de Buenfil Burgos (1993), apelamos a procesos educativos en donde existen ciertas interpelaciones, ciertas invitaciones a “ser parte de algo”:

 

“(...) un proceso consistente en que, a partir de una práctica de interpelación, el agente se constituye como un sujeto de educación activo. En cuanto tal, incorpora de dicha interpelación algún nuevo contenido valorativo, conductual, conceptual, etc., que modifica su práctica cotidiana en términos de una transformación o en términos de una reafirmación más fundamentada” (1993: 18-19).

 

Nos referimos aquí a personas que previo a las redes comunitarias, no sentían la necesidad de conformarse en colectivo. Las familias aprendieron cómo desarrollar  el despliegue hogareño, el mantenimiento de la red colectivamente, y se comprometieron a juntar el pago mensual por el servicio que se le compra a AntaNet,  proveedor de los megas. Vale mencionar que no se pudieron conectar todos las viviendas por las condiciones geográficas  y la falta de financiamiento para sumar nuevas antenas.

 

Mientras se realizó el despliegue y se probaron múltiples opciones para conseguir mejor línea de vista y enlaces, se identificó en la ruta que recorre El Gallinato mojones rojos que pertenecen a la compañía Claro, que desde hace más de diez años tiene cables de fibra óptica que atraviesan la comunidad y pasa a sus “pies” pero tiene como único destino Jujuy.  

 

 

4.2 Lesser Libre: Nuestra Tierra, la escuela como punto de conexión a internet comunitario

 

Lesser es una zona también compleja por las desigualdades económicas y de propiedad de la tierra, es una zona muy rica con riesgo permanente de desalojo, ya que se encuentra en crecimiento de loteos y viviendas de casa de campo y estancias con valores dolarizados, entre los más caros de las zonas aledañas a la ciudad de Salta. En este lugar se identificaron más de quince familias que viven y producen, pagan pastaje y tienen su historia como habitantes de la localidad. También se trabajó en reuniones, se hicieron recorridos por las viviendas y un mapeo de posibilidades junto a integrantes de la Asociación de Pequeños Productores de Vaqueros y la Caldera, que habitan en esta zona fuertemente aislada para lxs pequeñxs agricultores familiares.

 

Dadas las condiciones de distancias entre las casas, no fue posible la misma estrategia de interconección que para El Gallinato. En este caso, el proyecto se encaró desde y con la Escuela Rural “Madre Tierra” Ex N° 549. Allí, se colocó un equipo LibreRouters y se dejó un punto abierto a la comunidad que luego sería enlazado con dos puntos comunitarios más: Vialidad Provincial (que tiene una torre que facilita la línea de vista) y la cancha de fútbol que cuenta con luz eléctrica.

 

Esta red implicó tener mucha paciencia para ir sorteando las dificultades que se nos presentaron. Se firmó un acuerdo generado entre la empresa Nubicom (proveedora de la escuela por medio de las licitaciones que tiene el gobierno de la Provincia de Salta y el Ministerio de Educación para garantizar la conexión a las escuelas rurales), la Secretaría de Modernización de la provincia de Salta y la Mesa de comunicación Popular de Salta y Jujuy, promovido por este proyecto. El convenio autoriza la reutilización de los megas mediante la instalación de un LibreRouters, generando un punto de internet libre y al mismo tiempo mejora la cantidad de los mismos que estaban en la licitación inicial.

 

La escuela es muchas veces el único punto concreto de accesibilidad, lo cual no sólo favorece el proceso de aprendizaje de niñxs sino también de contacto con sus familias y con las comunidades. Aquí se logró visibilizar y compartir la importancia de cambiar el concepto de conexión a internet como una mercancía o negocio o un acuerdo económico, por el de derecho humano y ciudadano. Cabe mencionar que en este caso aún no se trabajó con estudiantes, sino más bien con la institución como articuladora comunitaria. Aunque queda pendiente una serie de talleres con la escuela sobre tecnología y software libre, derechos y comunicación, y cuidados colectivos en las redes.  A su vez, es un paso muy importante pensar en la articulación entre múltiples instituciones y comunidades, sobre todo, cuando pensamos en la producción de saberes ancladas en las necesidades de los territorios, lo que nos invita como universidad a replantearnos el lugar desde dónde se gestan las luchas y los reconocimientos de las personas.  

 

Avanzar en este tipo de convenios, abrió la posibilidad de contemplar soluciones efectivas y de bajo costo, desde una perspectiva del uso de infraestructura común, para garantizar el derecho a la comunicación en Argentina, especialmente en zonas alejadas, rurales y desatendidas. En las últimas reuniones desarrolladas con representantes del área de Modernización se propuso replicar la experiencia en otras escuelas rurales, replanteando todos los convenios y licitaciones existentes, que se renuevan para el año 2023.

 

 

4. 3 Amblayo: el acceso a la comunicación como habilitante de otros derechos

 

Amblayo es parte del municipio de San Carlos. Tiene históricamente múltiples dificultades en el plano de las comunicaciones: camino, sistema de telecomunicaciones e inexistencia de transporte público. Así y todo, desde hace más de cincuenta años su nombre trasciende debido a la sostenida “fama” de sus quesos de cabra, los más ricos, inocuos y artesanales de la provincia. 

 

La desconexión es una marca de este territorio, que también dificulta los trámites y gestiones con su capital administrativa y cabecera política: el municipio de San Carlos, así como entre los parajes que lo componen, ya que no existe transporte público. Las limitaciones comunicacionales se extienden a la precaria señal de teléfono e internet, todos temas de preocupación para lxs amblayeñxs  desde hace décadas, además de la escasa infraestructura general y dificultades de acceso al agua.  En diversos parajes que no cuentan con luz eléctrica hasta hace unos años, lograron gestionar paneles solares con un suministro muy acotado.

 

En la zona hay dos pequeños centros de salud y dos escuelas primarias, una en Isonza y la otra en Amblayo (pueblo) -ambas con albergue para lxs chicxs que viven alejadxs-. Desde hace muy pocos años, se habilitó el cursado del colegio secundario. No existen oficinas públicas ni puesto policial, aunque sí un Juez de Paz para trámites y certificaciones. 

 

El despliegue en este caso único, se hizo prácticamente de manera inmediata. Ni bien llegaron los equipos, lxs vecinxs se organizaron para trasladarlos en medio de los aislamientos más rigurosos, hacia la comunidad. Al menos en Salta, los servicios de correos sólo llegaron durante algunos meses del año 2020 a la ciudad capital, por lo tanto, gestionar el traslado a las comunidades fue otro trabajo de coordinación y apoyo colectivo.

 

Una de las ventajas con las que contó Río Salado de Amblayo, es que Rodrigo Cuevas, integrante de la organización local, participó invitado por la Mesa de Comunicación Popular de Salta y Jujuy, en la primera Cumbre Argentina de Redes Comunitarias[17]. Allí se familiarizó con los equipos y procedimientos, participando activamente de los talleres Semilleros. Este intercambio posibilitó que Cuevas  apoyara en talleres presenciales a la red de El Gallinato.

 

Es necesario destacar que los semilleros son espacios de formación que se desarrollan a partir de la metodología taller de la educación popular. En esta localidad, se evidenció fuertemente el trabajo en talleres por AlterMundi (manuales y tutoriales) y la complementariedad colectiva remota basada en intercambios en  los grupos de consulta y asesoramiento que se dieron por whatsapp, para la ejecución del proyecto de manera simultánea en diferentes puntos del país. Todo esto forma parte de la estrategia de complementariedad y aprendizaje conjunta. Además, en el marco del 7mo. Encuentro de Comunicación y Ruralidad en Salta, organizado por la Mesa de Comunicación Popular desde el año 2012, AlterMundi visitó las redes de conectividad en diciembre del año 2020, y brindó asistencia y capacitaciones en los territorios, al mismo tiempo que realizaron un registro audiovisual de los lugares y procesos desarrollados.

 

Río Salado logró la conexión de seis familias, en tres meses promedio de despliegue, fue la primera en consolidarse con una autonomía muy significativa. Aquí también se presentó como principal problema el generar un acuerdo con el prestador privado de servicios, pero se logró articular positivamente.


5. Reflexiones finales

 

Nuestras conclusiones son más bien algunas preguntas e inquietudes que nos quedan por seguir investigando y pensando colectivamente. Sostenemos que desde la universidad debemos seguir trabajando en diálogo con las comunidades de las cuales formamos parte, por ello, hemos querido compartir primeros acercamientos sobre la construcción de redes comunitarias en los proyectos de extensión en las localidades salteñas.

 

Mirar la comunicación y educación como prácticas y espacios de construcción del saber, requiere observar las desigualdades y carencias estructurales históricas (tanto económicas como digitales) de la sociedad. Así como nuevas asimetrías entre “lo urbano” y “lo rural”, los “centros” y las “periferias” (Collivadino, 2022). Por tanto, la crisis desencadenada requiere ser asumida como un escenario excepcional de observación, exploración y análisis de las políticas públicas comunicacionales y de acceso a la información en los sectores rurales y periurbanos que, en un campo de tensión y articulación cambiante, reclaman y negocian con el Estado la instrumentación de políticas públicas de comunicación adecuadas al contexto.

 

La tecnología que hoy existe y la desigualdad para acceder a la conectividad como una manera de ejercer la comunicación no solo tiene que ver con la geografía y la infraestructura sino fundamentalmente con los modelos económicos y los procesos de aprendizajes, que actúan en nuestra sociedad. Desde estos proyectos se fomenta este tipo de acercamiento -a los cables, a los tipos de conexiones, montajes y palabras complejas y en inglés- que pretende romper con algunas brechas íntimamente relacionadas a las desigualdades de género. En cuanto a la tecnología, consideramos necesario salir de miradas tecnicistas y asumir nuestro quehacer como mujeres creando allí, involucrándonos e interviniendo desde nuestros recorridos, preocupaciones y necesidades.

 

Por otro lado, es preciso mencionar la fuerte incidencia de los colectivos y organizaciones nucleadas en la Cumbre Argentina de Redes Comunitarias en el reconocimiento a nivel nacional de licencias para redes comunitarias (ENACOM, 4958/2018), convirtiéndolas en destinatarias de los subsidios del Fondo de Servicio Universal. Estas organizaciones impulsaron el nacimiento del Programa de Conectividad Roberto Arias, promovido por la Subdirección de Proyectos Especiales del ENACOM, que recupera las propuestas de estas organizaciones territoriales y propone garantizar el derecho a las comunicaciones a través de la implementación de proyectos de instalación y mejora de infraestructura de redes para la prestación del Servicio Fijo de Acceso a Internet de Banda Ancha (ENACOM 799/2021).

 

Sin embargo, el programa Roberto Arias, no termina de ser una herramienta acorde para poblaciones rurales, por los costos que implica el armado de su carpeta, con la firma de algún/x ingenierx en telecomunicaciones, que escapa a toda posibilidad de ser pagado por las comunidades constituidas por agricultores familiares y porque además, la cantidad de habitantes hace muy difícil que sea sustentable este modelo. Una última razón que creemos necesario escuchar es que no todxs quieren, necesitan o pueden formar y/o constituirse como prestadoras de servicios de telecomunicaciones; teniendo en cuenta que las personas que habitan la ruralidad viven de ser productoras de alimentos, ese es no sólo su oficio, sino también su contribución a la soberanía alimentaria. Sin duda, un modelo mixto permitiría que contribuyan en el mantenimiento y en los despliegues, pero hay una enorme diferencia entre eso y ser quienes todos los meses tengan que comprar y vender megas a multinacionales a precio dólar.

 

Es fundamental retomar la discusión que quedó “cajoneada” en otro programa a medio camino de ser reglamentado: Acceso a Servicios TIC a Poblaciones de Zonas Adversas y Desatendidas para el despliegue de redes (ENACOM Res. N°727/2020). Intuimos que podrían tener condiciones más conscientes de las poblaciones con las que pretende trabajar, y que ello facilite acuerdos, convenios y otros medios de acercar la conectividad en las zonas rurales, conversando con ellas las posibilidades y los recorridos.

 

El siete de julio del año 2022 se aprobó el “Programa para el desarrollo de infraestructura de Internet en pequeñas localidades y comunidades indígenas” (Resolución 1352/2022. ENACOM). En el listado hay actualmente treinta y ocho comunidades que serán  atendidas en el territorio nacional. Sin embargo no figura ninguna en Salta ni en Jujuy. No se conoce como se realizó la primera priorización, ya que ni a la CARC ni a las organizaciones territoriales se las invitó  participar previamente. Es fundamental una revisión desde los organismos públicos ante el desconocimiento de los territorios, y excluyente para las organizaciones y a las comunidades, desconociendo años de trabajo y saber colectivo. En este caso llama la atención, porque fue desde Salta, junto con AlterMundi y Atalaya Sur, que se generaron las solicitudes y gestiones para las primeras reuniones en la temática allá por febrero y marzo pre-pandémicos. Trabajo y articulación que no se quedó en reuniones solamente, sino que se profundizó en diferentes instancias y proyectos que continúan en plena maduración.

 

Si bien está previsto en la publicación oficial que “el listado de localidades y organizaciones, incluidas en el ANEXO V, podrá ser adecuado o modificado por el ENACOM, en función del desenvolvimiento del Programa y el logro de los objetivos previstos” (ENACOM, 2022: s/p.), por ahora la designación de los fondos no es clara, ni abierta. Lo cierto es que el vacío para el derecho a la conectividad en la ruralidad argentina sigue siendo una demanda y una enorme deuda para cada uno de los sectores que deberían garantizar la equidad entre las ciudadanías. 

 

Dicho lo anterior, consideramos que pensar comunicación y educación en clave política es también asumir las complejidades de un campo que brega por las luchas históricas y emancipatorias de las realidades latinoamericanas. Y aunque todo comience con un simple reunión entre vecinxs, y las estrategias empiezan a vislumbrarse, es allí donde se gestan los grandes procesos identitarios y de constitución de comunidades en pos del derecho a la conectividad. Apoyar y fomentar este derecho en zonas rurales está directamente relacionado con comprender que la implementación de redes comunitarias dentro de las áreas de acción e influencia de las organizaciones, potencia y facilita la ampliación y el alcance de acciones y compromisos por sociedades más equitativas y democráticas, contribuye a sus procesos organizativo y facilita el arraigo.

 

Los servicios de comunicación rural son diversos y dependen de las necesidades, contextos, oportunidades y sueños de cada comunidad. La articulación es clave para pensar construir caminos. Un ejemplo de ello es la propuesta de la reutilización del uso de banda ancha ociosa con enlaces de entidades gubernamentales, una prueba de ello es el exitoso modelo de Quintana Libre y la Universidad Nacional de Córdoba. En una micro escala podría serlo la Red Lesser Libre y sus puntos abiertos a partir del internet que le llega a la escuela “Nuestra Tierra”, que libera su señal para que pueda ser usada por los vecinxs en los horarios a contraturno del dictado de clases y fines de semana. Modelo que quiere ser replicado por la provincia para otras escuelas rurales donde son el único punto de acceso para la publicación que allí habita.

 

La falta de conectividad es una preocupación constante desde hace décadas; aunque las tecnologías fueron mutando, no se la ve como algo ligado a la falta de apropiación tecnológica. Resolver esta asimetría implica un proceso de creatividad constante, donde las personas participan y apropian desde su propia reflexión, sus posibilidades, sus necesidades, usos y sueños. Y en ello los procesos colectivos de construcción de conocimiento y el intercambio entre las comunidades, las universidades y las organizaciones constituyen un aporte de fundamental importancia para poder ejercer el derecho a la comunicación.

 

 

7. Bibliografía

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[1] El proyecto CIUNSA “Relevamiento de servicios de comunicación audiovisual comunitarios, populares, alternativos, cooperativos y de pueblos originarios y de experiencias de conectividad comunitarias en Salta. Parte II”, pretende dar continuidad desde una mirada local, al relevamiento de los servicios de comunicación audiovisual comunitarios, populares, alternativos, cooperativos y de pueblos originarios en Argentina, que se realizó desde la RICCAP durante los años 2018 y 2019. Este último, tuvo como objetivo dar cuenta de la existencia y de las principales características -organizacionales, legales, tecnológicas y de producción local-, buscando construir una base empírica que sirva para el diseño de políticas que permitan fortalecer y visibilizar al sector.

[2] En este trabajo utilizaré el lenguaje no binario/no sexista, aprobado por el Consejo Directivo de la Facultad de Humanidades de nuestra universidad (Res. H. No. 0118/21), así como también por universidades nacionales como la Universidad de Buenos Aires y la Universidad Nacional de Rosario.

[3] Mediante la licencia de Valor Agregado para Redes Comunitarias (VARC), resolución 4958/2018 (ENACOM).

 

[4] Según la Dirección Nacional del Registro de Dominios de Internet, el acceso a internet pública en Argentina se dió durante los años 1994- 1995.

[5] En sus dos ediciones: Argentina en el año 2018 y Colombia en el año 2019.

[6] En sus dos ediciones en la ciudad de Córdoba en el año 2019 y en el año 2020 en su versión virtual.

[7] Los Encuentros de Comunicación y Ruralidad son organizados por la Mesa de Comunicación Popular de Salta y Jujuy, la cual surgió en el año 2012 con el objetivo de generar procesos de articulación y apoyo para el ejercicio del derecho a la comunicación principalmente en espacios rurales. Se constituye como una organización autónoma que cuenta con  el apoyo de instituciones, como las universidades nacionales (UNSa y UNJu), SAFCI, el INTA, Fundación Friedrich Eber y el aporte de cada unx de sus integrantes.

[8] Colnodo es una organización sin ánimo de lucro, que brinda un sistema de comunicación electrónica a organizaciones que trabajaban para el desarrollo en Colombia, convirtiéndose en uno de los primeros servicios electrónicos en línea del país. https://www.colnodo.apc.org

[9] ibíd. 7.

[10] La proclama se puede encontrar en: https://carc.libre.org.ar

[11] Decreto de Necesidad y Urgencia publicado en el Boletín Oficial (DNU) 690/2020. https://www.boletinoficial.gob.ar/detalleAviso/primera/233932/20200822

[12] El Área de Proyectos Especiales se encuentra dentro de la Dirección de Fomento y Desarrollo del ENACOM y tiene como objetivo trabajar en la implementación de acciones territoriales y operativas que contribuyan a la federalización y universalización del acceso a las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) y al fomento de los Medios Audiovisuales, en zonas socialmente vulnerables, barrios populares, parajes rurales, zonas con condiciones desfavorables, y comunidades de pueblos originarios.

[13] Plan Conectar, para promover el acceso a los servicios TIC y las conexiones de banda ancha, la industria satelital nacional, la Televisión Digital y la Red Federal de Fibra Óptica de la empresa estatal ARSAT (se destinaron $37.900 millones de pesos) Fuente: https://bit.ly/3aT9ewG

 

 

[14] Las organizaciones que contribuyeron fueron Association for Progressive Communications e Internet Society.

[15] ibíd. 7

[16] El Foro Regional sobre Servicios de Comunicación Rural para la Agricultura Familiar en América Latina  se desarrolló el 7 de julio de 2022, en el mismo se revisaron los resultados de los diferentes espacios de consulta y encuentros realizados desde diciembre del año 2021. Participaron ochenta organizaciones  campesinas y de agricultores familiares así como organizaciones que acompañan procesos de agricultura familiar o de comunicación rural, de gobierno, academia, sector social y privado, entre otras. Los resultados se encuentran en: https://bit.ly/3yTq4Ds

 

[17] ibíd 7.