Redes, conectividad y comunicación en el norte
argentino desde una perspectiva situada.
Networks, connectivity
and communication in Northern Argentina from a situated perspective.
Ana Müller
Licenciada en
Comunicación Social. Docente e investigadora de la Facultad de Humanidades
(UNSA) en el Consejo de Investigación de la Universidad Nacional de Salta
(CIUNSA) y el Instituto de Comunicación, Políticas y Sociedad. Técnica social
de La Secretaría de Agricultura Familiar, Campesina e Indígena. Ministerio de
Agricultura de la Nación. mullerana@hum.unsa.edu.ar
Cintia Ortega Portal
Doctoranda en
Comunicación (UNLP). Licenciada en Ciencias de la Comunicación (UNSA) y
Profesora de Nivel Superior en Ciencias de la Comunicación (UCASAL). Becaria
interna doctoral de CONICET - (CIITED- UNJU) . cintiaortegap@gmail.com
Fecha de Recepción: 23/07/2022 - Fecha de aprobación: 07/09/2022
Resumen:
En el siguiente
trabajo, profundizaremos en tres procesos de conectividad comunitaria en
localidades rurales y periurbanas de la provincia de Salta: El Gallinato,
Lesser y Amblayo, en las cuales se imbrican tanto las prácticas de construcción
del conocimiento como las de intervención en el territorio. En las comunidades
en donde se colocaron infraestructuras para las redes de conectividad se
produjeron procesos de construcción colectiva del conocimiento e intercambio
con la universidad mediante los proyectos vinculantes, lo cual nos invita a
compartir reflexiones desde una perspectiva comunicativa/educativa en donde lo
académico, la investigación y la intervención confluyen.
Pretendemos así,
socializar algunas lecturas específicamente sobre los procesos de conectividad
comunitaria, a partir de algunos avances del proyecto de investigación del
Consejo de Investigación de la Universidad Nacional de Salta titulado
“Relevamiento de servicios de comunicación audiovisual comunitarios, populares,
alternativos y de pueblos originarios y de experiencias de conectividad
comunitarias en Salta. Parte II” en el cual buscamos una actualización del mapa
de medios, las mediaciones tecnológicas y las prácticas comunitarias.
Palabras claves: redes comunitarias,
conectividad, derecho a la comunicación, comunicación/educación, Salta.
Abstract:
In
the following paper, we will delve into three community connectivity processes
in rural and peri-urban localities in the province of Salta: Gallinato, Lesser
and Amblayo, in which both knowledge construction and intervention practices in
the territory are intertwined. In the communities where infrastructures for
connectivity networks were installed, processes of collective construction of
knowledge and exchange with the university took place through binding projects,
which invites us to share reflections from a communicative/educational
perspective where academia, research and intervention converge.
We
intend to socialize some readings specifically on community connectivity
processes, based on some advances of the research project of the Research
Council of the National University of Salta entitled "Survey of community,
popular, alternative and native peoples' audiovisual communication services and
community connectivity experiences in Salta. Part II" in which we seek an
update of the media map, technological mediations and community practices.
Key words:
community networks, connectivity, right to communicate,
communication/education, Salta
1. Introducción y algunos conceptos
disparadores
Nuestro trabajo como
académicas, investigadoras e integrantes de espacios colectivos de articulación
territorial, es pensar la comunicación, ejercerla y promoverla. Lo hacemos
desde la concepción de comunicación como derecho, en cualquier soporte, en
cualquier territorio y con todas las identidades. Este recorrido, inicia desde
la cátedra de Comunicación Popular y Alternativa de la Universidad Nacional de
Salta, y el trabajo con radios populares e indígenas rurales en articulación
con múltiples actores, entre ellos la Mesa de Comunicación Popular de Salta y
Jujuy (2012 a la fecha), y la Red
Interuniversitaria de Comunicación Comunitaria, Alternativa y Popular (RICCAP).
Entendemos la comunicación como una dimensión básica de la vida humana y de las
relaciones socioculturales, que significa, en palabras de Rincón (1995) poner
en común recursos, conceptos, saberes, sentimientos (...). Comunicación como
socialización de saberes, con diálogo y búsqueda de consenso, lo que implica
tanto el intercambio, como la interacción y la negociación de sentidos. “La
comunicación es un lugar de encuentro cultural en el que cada comunidad ingresa
con una tradición, unas representaciones, con unas posibilidades
interpretativas en las formas específicas de hacer su significado (1995:
8)”. Dentro de esa perspectiva miramos
también los modos en que la comunidad se relaciona con la tecnología, con los
procesos de apropiación y/o transformación con ella para el ejercicio de las
prácticas comunicativas, organizativas y comunitarias.
El interés por la
problematización de nuestro campo y las tecnologías digitales surge del
reconocimiento de demandas emergentes trabajando en la ruralidad del norte
argentino, en gran parte con problemas de desconexión persistente en las
últimas décadas, más allá de las tecnologías que se usen (teléfono, celular,
internet). Nos preguntamos desde la
investigación acción por el acceso a la
comunicación y conectividad, a partir de tres experiencias desarrolladas en tres localidades rurales y
periurbanas de la provincia de Salta: El Gallinato, Lesser y Río Salado,
Amblayo. Desde allí se imbrican tanto las prácticas de construcción del
conocimiento como las de intervención con las personas y sus territorios. En
las comunidades en donde se organizaron para gestar y gestionar
infraestructuras para las redes de conectividad, se produjeron procesos de
construcción colectiva del conocimiento, en donde lo experiencial, la
investigación y la intervención confluyen.
Así, pretendemos
socializar algunos avances del proyecto de investigación que venimos trabajando[1],
en el cual buscamos actualizar el mapa de medios populares e indígenas, y las
mediaciones tecnológicas y prácticas comunitarias que devienen en procesos de
conectividad comunitaria en la actualidad.
Exploramos desde allí la desigualdad en las ciudadanías, los derechos,
los procesos organizativos, y las políticas públicas necesarias para facilitar
las herramientas que permitan acceder y construir estrategias para la
accesibilidad a la comunicación. En las radios y todo lo habilitado por la
conectividad: llamadas, navegación de internet, la generación de contenidos, el
envío de mensajes en diferentes formatos, etc.; prácticas actualmente excluidas
en múltiples espacios de la ruralidad salteña. En este artículo recorremos
estas tres experiencias de conectividad específicamente, y dejamos para otro
momento el abordaje de la actualización de las radios populares e indígenas.
Miramos estas herramientas y tecnologías, para
pensar las prácticas y aprendizajes que implican estos cambios. Y para ello
retomamos el enfoque constructivista de las tecnologías (Bijker,1997) como
alternativa a la visión tradicional o determinista, que se caracteriza por
otorgar a los científicxs[2]
y tecnólogxs el rol de expertxs y únicxs autorizadxs para emitir juicios
técnicos. Al contrario, nos enfocamos en las trayectorias tecnológicas,
planteando la manera en que un dispositivo tecnológico llega a ser lo que
finalmente es, no sólo en términos de su diseño ni desde un punto de vista
técnico, sino en cuanto a su significado y apropiación social.
“La tecnología no es
un hecho autónomo, son procesos multidireccionales que se desarrollan en
entornos socialmente construidos y, como tales, “están sujetas a valoraciones
sociales. Desde este enfoque, recupera la participación activa de lxs actores que
participan en su construcción, grupos de interés con distinto grado de
involucramiento según su relación con la tecnología, lugares donde viven,
valoraciones sociales, de género, de generación, y de clase, entre tantas
otras” (Chavez-Autora, 2020:118).
La tecnología no es
una herramienta por sí misma, es también los vínculos que se construyen con
ella, y en los contextos que se incorporan. A tales fines, entender los
procesos de apropiación y resignificación tecnológica se puede leer en
diferentes claves, nosotras recuperamos la perspectiva ecológica que “nos
obliga a prestar atención a las condiciones contextuales que configuran la
acción colectiva y las acciones políticas, indagando en las raíces,
trayectorias y orígenes de los movimientos sociales, y a la vez reconociendo
otras fuerzas hegemónicas (gobiernos, partidos, instituciones)” (Trere, 2020:
34).
Pensar estas
apropiaciones y la comunicación en la ruralidad no es casual, ya que entendemos
a las personas vinculadas a los medios como “sujetos que se posicionan como
transformadores de su medio, entran en juego sentidos, saberes y prácticas a
partir de la propuesta de generar y fortalecer espacios de comunicación que
ayuden a solucionar problemas de su territorios” (Autora-Agüero, 2021: 63).
A su vez, sostenemos
que si bien los órganos internacionales de derechos humanos han reconocido el
acceso a internet como un derecho fundamental y destacan su potencial inédito
para la realización efectiva del derecho a la libertad de expresión y como
plataforma para la realización de otros derechos humanos: educación, reunión
y asociación, derechos políticos, derecho a la salud, entre otros (Baladron,
2022), siguen existiendo enormes desigualdades entre quienes pueden acceder y
quienes no. Las razones no sólo no son geográficas, puesto que “se verifican
tanto entre países como fronteras adentro, en zonas rurales y dentro de los
aglomerados urbanos en villas y asentamientos. También responden a otras
desigualdades y diferencias socioeconómicas, de género, etarias, étnicas, de
estatus migratorio o discapacidades” (Baladron, 2022: 252).
Según los aportes de
Binder y García Gago (2020), internet es una red compleja, para entender su
funcionamiento y gobernanza, ellos utilizan una analogía de tres capas:
Una primera capa
llamada social y económica, que nuclea los “contenidos, el marco legal, los
procesos de formación y todo aquello referido a los usos finales de la red”.
La segunda es la capa lógica, donde
reconocen “los sistemas de nombres de dominio (DNS) y sus servidores raíz
(...) Encargados de conectar las direcciones IP de cada dispositivo cada vez que se conecta a
Internet”, junto a los protocolos de transmisión de datos –que indican cómo
transmitir datos de un punto a otro–. La tercera y última capa es la de
infraestructura, “la parte física:
los cables –terrestres y submarinos–, los satélites y las antenas. (Binder y García Gago, 2020: 163/164)
Nuestro trabajo se
ubica en la tercera capa: la infraestructura. Desde una mirada que plantea
otras lógicas de montar y sostener estas infraestructuras caracterizadas por la
organización colectiva, la complementariedad de saberes, y el desarrollo sin
fines de lucro como motor transformador de las realidades y las condiciones
locales.
En cuanto a las
experiencias elegidas para el análisis, estas son parte del entramado de redes
comunitarias de internet, las cuales son reconocidas por el Ente Nacional de
Comunicaciones (ENACOM)[3]
de Argentina y la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), quien las
menciona “como operadores sin ánimo de lucro que deberían acceder a
infraestructura básica en condiciones equitativas y ser considerados en la
planificación del espectro de radiofrecuencias para proporcionar conectividad
de banda ancha y aprovechar los avances tecnológicos en zonas rurales y
distantes” (Recomendación UIT-D 19 de la Conferencia Mundial de Desarrollo de
Telecomunicaciones –CMDT– de 2014 en Baladron, 2022: 254).
Un eslabón fundamental
para estos proyectos fue la articulación con AlterMundi, “una asociación civil
que nace ante la ausencia de un derecho: la conectividad. José de la Quintana y
la red Quintana Libre son una especie de laboratorio a cielo abierto, donde se
conjugan procesos técnicos y sociales” (Radar Libre AlterMundi – Radar Libre). Es una organización
argentina no gubernamental que desarrolla hardware y software libres para redes
comunitarias, en zonas digitalmente excluidas, de bajo costo y alto rendimiento
para personas sin formación específica previa y que es multiplicadora de redes
de conectividad comunitaria en todo el continente, a partir de Quintana Libre,
la primera experiencia argentina que se desarrolla desde hace más de diez años en
la provincia de Córdoba.
Ante esta coyuntura,
en las siguientes líneas encontrarán reflexiones sobre el trabajo que venimos
sosteniendo con pequeñas e incipientes redes comunitarias de conectividad, en
diálogo con algunos conceptos que nos organizan y posicionan como parte de la
universidad pública y los procesos de aprendizajes. Para ello, nos ubicamos
desde la Comunicación/Educación como perspectiva teórico-metodológica de
intervención y construcción del conocimiento situado, ya que nos permite volver
a la pregunta sobre “¿Cómo la Universidad se comunica con los movimientos de la
complejidad cultural y la conflictividad social, en diálogo con la construcción
de saber popular y de poder popular? Para esto, debemos alentar procesos de
curiosidad, de elaboración de preguntas y de búsqueda “con” esos movimientos y
esas organizaciones, y no “para” ellos o por fuera de ellos” (Huergo, 2009:
47). Así, desde una lógica cualitativa de intervención e investigación,
indagamos opciones tecnológicas y organizativas para facilitar herramientas a
las comunidades rurales. Y conocer, al mismo tiempo, las normativas que regulan
y las necesidades que existen después de casi treinta años de internet[4]
y que sigue afectando a miles de personas en distintos ámbitos y territorios,
fundamentalmente rurales.
Desde la academia y el
campo de la comunicación popular en Salta, venimos hace años conociendo y
explorando distintas redes, radios y comunidades en el norte argentino,
participando activamente de los Encuentros de Comunicación y Ruralidad, donde
se abordaron talleres y encuentros con radios populares, comunitarias e
indígenas, al mismo tiempo que se presentaron las experiencias de conectividad
comunitaria con invitadxs de Redes por la Diversidad, Equidad y Sustentabilidad.
en México (Redes A.C) y de AlterMundi en varias ocasiones (Autora, 2019). En
los últimos cinco, se articuló con redes de conectividad comunitaria de América
Latina, y participamos de la Cumbre Latinoamericana de Redes Comunitarias
(CLRC)[5]
y la Cumbre Argentina de Redes Comunitarias (CARC)[6],
ambas en articulación directa con la Mesa de Comunicación Popular de Salta y
Jujuy[7];
un actor clave para el trabajo territorial y comunicativo en las provincias del
norte. Pretendemos facilitar el derecho a la comunicación, en cualquier
soporte, territorio y superficie, y acortar las múltiples brechas digitales que
actualmente impiden la conectividad accesible en Salta, lo cual implica
ineludiblemente un ejercicio diferenciado de las ciudadanías.
2. Intervenir y construir conocimiento
académico situado desde la Comunicación/Educación Comunitaria y Popular
El abordaje elegido
para este trabajo se despliega desde los aportes del campo de la
Comunicación/Educación comunitaria y popular, en tanto posición adoptada como
investigadoras- interventoras, para pensar la construcción colectiva del
conocimiento en vinculación en y desde los territorios. Adherimos a lo
postulado por Huergo (2009) quien comprende que el territorio es el terreno
donde las preguntas no son sólo preguntas en el sentido universitario, sino el
producto del diálogo que establecemos con una comunidad de la cual formamos
parte, aunque a veces solemos abstraernos de ella. En esta línea, nos
encontramos desarrollando un trabajo en vinculación con los proyectos de
extensión en las localidades salteñas señaladas anteriormente. Es decir,
priorizando una investigación desde una perspectiva situada que nos moviliza
para:
“(...) pensar a las
problemáticas presentes en el territorio de Comunicación y Educación a partir
de una mirada que entiende a la comunicación en la cultura como un proceso sólo
comprensible desde y en las prácticas sociales de los sujetos, históricamente
situados” (Morabes y Martínez, 2020: 25).
A su vez, la
perspectiva elegida guarda estrecha relación con las reflexiones que deseamos
compartir en torno al rol de la universidad. Esto, porque en nuestro recorrido
pensamos en una construcción del conocimiento académico anclado con las
organizaciones sociales y espacios con los que venimos trabajando, entre ellos:
las redes comunitarias de conectividad; la Red de redes como la CLRC y la CARC;
AlterMundi; organizaciones de la agricultura familiar, comunidades rurales y la
Mesa de Comunicación Popular de Salta y de Jujuy. Tal como refieren algunxs
autorxs sobre la Comunicación/Educación como un “campo estratégico (Da Porta,
E. y otros, 2011; Huergo, 2011; Morabes, 2012) que considera necesario el
reconocimiento y la explicitación de sus articulaciones con espacios, actores y
organizaciones políticas, sociales, y estatales, para pensar la producción de
conocimientos” (Morabes: 2019: 41).
En correlación,
consideramos importante ubicar este trabajo desde la Comunicación y la
Educación, ya que “este par articulado es un constructo teórico que intenta
nombrar un conjunto de prácticas culturales muy diversas cuyo denominador común
parece ser la inerradicable presencia de procesos de producción del sentido y
de intercambio comunicativo en ciertos procesos de formación de los sujetos”
(Da Porta, 2019: 54). En los procesos de construcción de las redes de
conectividad comunitaria se habilitan procesos de transformación, de escritura
y de lectura del mundo, de posicionamientos que son educativos y
contrahegemónicos y complementarios, están modificando las posibilidades,
aprendiendo cosas nuevas, vinculándose con la tecnología y garantizándose el
acceso a un derecho que ni el estado ni el mercado lo hizo hasta ahora en sus
territorios.
En esta línea,
partimos de reflexiones y experiencias situadas en contextos de ruralidad y
periurbanidad salteños que dan cuenta de las desigualdades y brechas
tecnológicas que dificultan el ejercicio del derecho a la comunicación (Autora
et. al., 2021), en tanto se caracterizan por la falta de infraestructura de
telecomunicaciones asociadas a internet de manera preexistente a la pandemia
(Chachagua, 2019).
Las redes comunitarias
de internet surgen en diversos territorios de América Latina en respuesta a la
desconexión y producto de las desigualdades en sus comunidades en la última
década, creando su propia infraestructura en territorios y poblaciones sin
cobertura o donde los servicios del modelo comercial de las telecomunicaciones
no son asequibles (Baladron, 2020). Por tal razón, nos parece pertinente mirar
su surgimiento en disonancia con la mirada global y conexionista sobre el
impacto de las tecnologías de la información y comunicación en el mundo, ya que
“(...) no elimina las distancias generadas por las diferencias, ni las
fracturas y heridas de la desigualdad. El predominio de las redes sobre las
estructuras localizadas invisibiliza formas anteriores de mercantilización y
explotación —que no desaparecieron— y engendra otras” (García-Canclini, 2004: 79
en Baladron, 2020).
Previamente y en este
nuevo escenario, la digitalización y la inclusión al proceso de convergencia de
los medios sin fines de lucro se encuentran en el horizonte comunicativo y se
visualiza como una emergencia del sector. Así lo plantean algunas redes
latinoamericanas que articulan medios sin fines de lucro de diversos países:
“(...) la inclusión de
todos los sectores a la Sociedad de la Información y el Conocimiento, exige que
los Estados adopten mecanismos para garantizar el acceso y migración de los
medios comunitarios a las nuevas tecnologías. Los retos de la convergencia de
medios y la digitalización de los soportes analógicos deben enfrentarse en un
entorno de adaptabilidad tecnológica y regulatoria, transparencia y equidad” (AMARC,
2009:5).
Es desde este lugar
que como universidad vemos necesario ampliar esta red de conocimientos para
acompañar las demandas de las experiencias de comunicación popular,
comunitaria, alternativa y rural, en vías de ser parte en la toma de decisiones
de políticas públicas situadas. Sobre todo, contemplando que las redes
comunitarias de internet no solo abordan la falta de conectividad, sino que
dicha problemática se imbrica en la complejidad de la diferencia y la
desigualdad que atraviesa a los pueblos indígenas y poblaciones rurales o de
villas o asentamientos urbanos, por mencionar algunos ejemplos (Baladron, 2020:
62).
3. Red de redes comunitarias de conectividad:
construir situado y en articulación con las experiencias latinoamericanas
En esta sección nos
acercamos a las experiencias piloto de redes comunitarias de conectividad en
Salta, desde su vínculo con las redes de conectividad comunitarias de América
Latina. A su vez, buscamos entender algunas de las condiciones que las hacen
posibles en su contexto, tanto para la implementación como para la
consolidación de las mismas.
Las redes de
conectividad comunitaria vienen desarrollándose en América Latina y en otras
partes del mundo, desde lógicas que pretenden acercar la posibilidad de conectarse
a zonas, organizaciones y personas que se encuentran todavía lejos de esa
opción, ya que ni el mercado ni el Estado han podido garantizar hasta el
momento la conectividad.
Sumándonos a ese
camino, en Salta acompañamos tres proyectos desarrollados durante el periodo
inicial de la pandemia, entre los años 2020 y 2021. Los antecedentes que nos
motivaron fueron las trayectorias de AlterMundi en Argentina, Redes A.C. de
México y otras experiencias en Brasil y Colombia articuladas con Colnodo[8]
quienes se vincularon en proyectos específicos de despliegues y capacitaciones,
y en la conformación de la Cumbre Argentina y Latinoamericana de Redes
Comunitarias.
En diciembre del año 2020, en nuestro país se
desarrolló un intercambio clave para estos proyectos y para repensar políticas
de comunicación y conectividad: la
primera Cumbre Argentina de Redes Comunitarias (CARC)[9].
Allí, se consolidaron como un actor estratégico que contribuye al ejercicio del
Derecho a la Comunicación y a la Soberanía Tecnológica, en tanto “constituyen
el “primer kilómetro” de infraestructura, si entendemos el acceso a Internet
como un derecho y el objetivo es la apropiación popular de la tecnología”
(CARC, s.f.).
“El modelo comercial
de prestación de servicios de conectividad reproduce desigualdades y no brinda
respuestas a las poblaciones desatendidas por cuestiones geográficas y
económicas, entre otras. Desde las comunidades construimos nuestra porción de
Internet y sostenemos redes con una mirada local, que respeta y potencia las
diversidades culturales e identitarias situadas en los territorios” (CARC,
s.f.).
Este encuentro fue el
puntapié para plantear una estrategia conjunta y colaborativa, con la
pretensión no solo de apoyarse entre las redes y las organizaciones vinculadas.
También para iniciar un camino de gestión e incidencia política administrativa
para la generación de políticas públicas que faciliten la existencia,
permanencia y la multiplicación de redes de conectividad comunitaria en el
territorio nacional.
Las propuestas de esta
Red de Redes y organizaciones ante el cambio de gobierno fue expresar y
motorizar iniciativas que pudieran diversificar el escenario de las
telecomunicaciones en nuestro país. Por ello, definieron la siguiente proclama
pública, que luego fue comunicada en su portal web, en reuniones con
legisladores y funcionarios de los organismos nacionales:
-
El reconocimiento legal estatal a través de
licencias, sin discriminación por ubicación geográfica o cantidad de población
(eliminar en la Resolución Enacom 4958/2018 la limitación de 5000 habitantes
para las redes comunitarias).
- El desarrollo de
políticas y mecanismos claros y ágiles para la asignación de Fondos de Servicio
Universal a redes comunitarias, sin importar su ubicación geográfica.
- Regulación del ancho
de banda mayorista para las redes comunitarias e invertir el esquema de precios
para promover la universalización.
- Asignar o crear dentro del ENACOM o de la
agencia que acompañe en temas relacionados a las redes comunitarias y sirva de
interlocutor con las comunidades.
- Impulsar la producción
nacional de tecnologías libres.
- Regular el precio del
tránsito nacional e internacional[10].
Entre enero y marzo del año 2020 se reunieron
con el Directorio de ENACOM, con el presidente de la comisión de Comunicaciones
de la Cámara de Diputados de la Nación, Pablo Carro, con legisladores de
diferentes provincias, y dialogaron con otros colectivos y redes sin fines de
lucro vinculadas a la comunicación. Algunos de los resultados de esta etapa,
fuertemente atravesada por el contexto y la declaración de servicio esencial[11], fue la creación de un Área de Proyectos
Especiales[12]
y programas de apoyo para el desarrollo de infraestructura de redes con fondos
públicos; nuevos programas del Servicio Universal destinados a barrios
populares, zonas adversas o desatendidas y establecimientos públicos, “además
de continuar con los Aportes No Reembolsables vigentes, que efectivamente
fueron ampliados en alcance a zonas con mayor número de habitantes” (Baladron,
2021: 268), como había sido explicitado por la CARC meses antes.
Indudablemente el año de inicio de la pandemia
implicó una experimentación colectiva y en todos los rincones de la necesidad
de las telecomunicaciones para diferentes necesidades, personales, afectivas,
laborales, de estudio e incluso de entretenimiento, elemento vital para
enfrentar las ansiedades y angustias que atravesamos colectivamente. En ese
sentido, el gobierno nacional implementó algunas medidas para “recuperar” el
tiempo y las inversiones perdidas en el macrismo (2015-2019)[13],
dejando entrever el abandono y asimetría desde diferentes lugares y sectores
sociales, de allí que la desconexión se
evidenció una vez más. La desigualdad en la conectividad se convirtió en una
demanda socialmente problematizada (Baladron, 2021).
En paralelo, las organizaciones nucleadas en
la CARC impulsadas por AlterMundi iniciaron un proceso de despliegue de nuevas
redes en diferentes puntos del país. El objetivo fue promover redes de
conectividad comunitaria en pequeñas zonas aisladas en el contexto pandémico
(años 2020 y 2021). En nuestro caso fue el inicio de los proyectos y se vio
fortalecido con una convocatoria interna de la Universidad Nacional de Salta,
con limitados fondos destinados a proyectos de extensión para acompañar a la
sociedad civil en el marco del conflicto sanitario y económico mundial.
3.1 Conectarse en el
aislamiento: los proyectos territoriales en Salta
La propuesta inicial surgió de la invitación
de AlterMundi quienes habían registrado más de doscientas intenciones de
gestación de nuevas redes comunitarias
a nivel nacional en el año 2019. En ese marco, gestionaron fondos
internacionales[14] e invitaron a organizaciones de
diferentes regiones, nucleadas en la primera Cumbre Argentina de Redes
Comunitarias[15]. Allí se
inició un proceso de despliegue y montajes para aminorar las dificultades para
acceder a la conectividad en algunas comunidades concretas: LibreGrandeNet,
Los Molinos Comunitaria, Río Los Sauces y MonteNet (Córdoba); RedVuelta (Santa Fe); Red Perilagos
e Internet Comunitario Rinconada (Jujuy); Río Salado-Amblayo, Gallinato Libre y
Lesser Libre (Salta).
Se financiaron kits de despliegue LibreRouter (router libre) diseñados para el armado
de redes comunitarias. Una herramienta orientada a reducir los costos de
instalación de infraestructura comunitaria de comunicaciones que consiguió,
en septiembre de 2019, su homologación ante el ENACOM. Según Binder y Garcia
Gago (2020) estos son “proyectos de hardware libre” que cumplen con los
estándares y reglamentos oficiales, y que garantizan prestaciones al igual que
las de un equipo privativo comercial” (2020: 159).
A partir de la adquisición de
estos, cada red comunitaria organizó los despliegues adecuándose a sus
posibilidades, procesos y fundamentalmente, al contexto local en pandemia,
tanto para las normativas de circulación, distanciamiento como en el
aislamiento.
En el caso de Salta, el trabajo de
organización, montaje, mantenimiento, soporte y comunicación fue coordinado
entre la Universidad Nacional de Salta (Cátedra de Comunicación Popular y
Alternativa de la carrera Lic. en Ciencias de la Comunicación), la Mesa de
Comunicación Popular de Salta y Jujuy, y AlterMundi. El proyecto consistió en
montar tres pruebas pilotos con equipos para el servicio de internet en zonas
diferentes de la provincia: Amblayo, Lesser y El Gallinato. El objetivo central
fue disminuir la brecha digital en las localidades a través de la instalación
de redes libres, comunitarias y descentralizadas en puntos estratégicos y/o
posibles.
Las comunidades están
ubicadas en zonas rurales. Entendemos por ruralidad no sólo un lugar geográfico
sino las identidades, las prácticas culturales vinculadas a la agricultura
familiar y la producción agrícola ganadera como principal medio de
subsistencia. Repetidamente en nuestro país las zonas rurales son territorios
con deficiente o nula cobertura de telecomunicaciones, no llegan empresas
privadas proveedoras de tecnologías de internet ni el Estado con otras
soluciones que garanticen su derecho a la comunicación. Al respecto, es
necesario comprender que los Servicios de Comunicación Rural (SCR) son:
(...)entendidos como
un bien público, proporcionan un marco para promover el diálogo de políticas,
la inclusión social, la toma de decisiones participativa, la apropiación de las
TIC por parte de la población rural y el fortalecimiento de los vínculos entre
instituciones rurales, organizaciones de agricultores y comunidades. Se
necesitan enfoques basados en evidencia para orientar el diseño de SCR junto
con el desarrollo de capacidades, iniciativas de promoción y asociaciones entre
universidades, centros de investigación, medios comunitarios y organizaciones
de la sociedad civil, especialmente en el Sur Global. (Balit - Acunzo, 2020).
En este contexto, se
han realizado varias consultas regionales sobre los servicios de comunicación
rural y el acceso y uso de TIC en el ámbito de la agricultura familiar
impulsadas por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la
Agricultura (FAO) y Onda Rural de Ciespal[16],
con el fin de recolectar información y potenciar nuevas experiencias de
comunicación rural en contextos de agricultura familiar. En esta, se
identificaron como principales barreras para la comunicación en la ruralidad:
la falta de infraestructura, de acceso a dispositivos y la necesidad de
alfabetización digital, al igual que los altos costos de los planes de
conectividad.
Pensar en las dificultades existentes no puede verse de
manera aislada a los procesos mismos de los territorios en donde se efectivizan
las redes comunitarias. De allí que este trabajo se asumió desde una perspectiva ecológica,
prestando atención a las condiciones contextuales que configuran la acción
colectiva, reconociendo aquellas fuerzas
que obstaculizan el derecho a la comunicación. En consonancia, una de las
dificultades en las experiencias en Salta, fue reconocer que existe una alta
dependencia de terceros para la implementación de infraestructura, para
conectarse a internet efectivamente. Con los LibreRouters y la red mesh (o red
en malla) se garantiza la distribución, con tecnología pensada para sortear
diferentes condiciones geográficas con mejor adaptabilidad, y con todas las
herramientas estratégicamente compactas en módulos funcionales, que pueden
ubicarse en espacios públicos, casa de familiar o a la intemperie, como cerros
y/o vía pública (AlterMundi, 2022). Estas conexiones, sirven para generar
mecanismos de intranet, y mensajería interna, pero si se quiere conectar a
internet, se requiere generar los acuerdos con las empresas que venden los
megas, y eso significó un primer cuello de botella.
4. Los aprendizajes colectivos en las experiencias
de redes de conectividad comunitarias
Tal como destacan
otros trabajos (Prato et. al. 2022), existe en las redes de conectividad
comunitarias una construcción colaborativa del conocimiento que dialoga
fuertemente con la educación y la comunicación popular, esto es posible de
visualizar en las estrategias que despliegan y en el diálogo de saberes
tendientes a la emancipación de sujetos históricamente vulnerados. En los proyectos, algunos de los hallazgos
nos permiten anticipar que, más que estrategias, se producen procesos
educativos desde los cuales las comunidades pueden enunciarse y enunciar sus
problemáticas.
Es decir, partimos de
comprender la intervención en el territorio con y desde lxs sujetxs, desde un
enfoque de la Comunicación/Educación comunitaria y popular, que tiene
vinculación con los procesos y proyectos de liberación latinoamericana. Dado
que visualizamos procesos de aprendizaje en las experiencias e interpelaciones
a ser parte de las redes de conectividad comunitarias, nos parece importante
retomar la noción de lo educativo de Rosa Nidia Buenfil Burgos, para quien:
“es un proceso en el
cual frente a determinadas interpelaciones, se producen identificaciones
subjetivas y a partir de allí se transforman en prácticas. Las interpelaciones
no siempre están ligadas a una intencionalidad, como por ejemplo que yo, que
pertenezco a cierta organización, empiezo a producir un espacio de capacitación
que quiero que sea interpelador. A veces la propia organización empieza a
producir transformaciones en las prácticas porque los sujetos empiezan a
identificarse con valores, idearios, maneras de actuar, modos de expresarse,
modos de producir, y no hay ninguna capacitación intencional. Eso va
adquiriendo un potencial educativo más allá de la finalidad educativa misma”
(Huergo, 2009:40).
En primer lugar, al
momento de empezar a desarrollar los proyectos las localidades fueron La
Caldera y Amblayo. Lesser y El Gallinato fueron elegidas por la Asociación de
Pequeños Productores del Departamento de La Caldera- Salta, quienes en una
asamblea en la que nos invitaron a contar sobre las iniciativas que veníamos
desplegando, eligieron priorizar ambas localidades por las dificultades que
tienen para comunicarse. Por otro lado, era imprescindible, dado el contexto
pandémico y de ASPO que podamos circular y llegar hasta las comunidades sin más
dificultades ni fronteras que pasar. Ambas quedan a pocos kilómetros de la
Universidad Nacional de Salta: la escuela primaria de Lesser a catorce
kilómetros y la escuela de El Gallinato a quince kilómetros. Paralelamente Amblayo, que se encuentra ubicada
a 177 kilómetros de la capital salteña, inició el proceso desde un
acompañamiento remoto, dadas las restricciones de circulación.
4. 1 Gallinato Libre
Esta comunidad está
compuesta por familias que trabajan como “caserxs” o cuidadorxs de propiedades
privadas muy grandes y ostentosas de dueños que van eventualmente a la finca o
quinta de campo. También, son agricultores y ganaderxs en pequeña escala.
Ninguna de estas personas poseía internet pese a que en algunos casos lxs
empleadores sí contaban con el servicio, con unos costos de instalación y de
mantenimiento imposibles de afrontar para las economías de las familias
agricultores. En un primer mapeo se reconocieron tres zonas con mayor
concentración de personas habitando el lugar, ubicadas a lo largo de quince
kilómetros del paraje, con dificultades de pendientes y alta vegetación que
obstruyen la línea de vista entre las
casas.
La red Gallinato Libre
se constituyó con conexiones domiciliarias de puntos abiertos, sin contraseñas,
posibilitando que cualquier persona que se encuentre cerca pueda usar la señal
con sus dispositivos. Inicialmente se sumaron doce familias, pero contamos con
siete equipos en total para la primera etapa de la red. Para decidir por dónde
comenzar la instalación se realizó una reunión comunitaria, allí se estableció
como primer criterio de selección a las familias con hijxs en edad escolar, ante la suspensión y
cierre de la institución por la pandemia. Si bien las intenciones eran buenas,
las particularidades geográficas presentaron una dificultad para que funcione la
red mesh, por lo cual en el desarrollo del proyecto se debió reconfigurar en
este primer mapeo, por la variable factibilidad.
Gallinato no es un lugar común y tiene su
historia. Mientras se realizaron las visitas y montajes colectivos en la
comunidad, se nos invitó a una actividad que nos parece imprescindible
rescatar: un acto homenaje en el paraje a las personas asesinadas en el Abra El
Gallinato durante la última dictadura militar. Un lugar con características
tales como la cercanía a la ciudad de Salta,
el alto grado de aislamiento y baja densidad poblacional, que
facilitaron el uso sistemático para estas operaciones y la represión estatal en
la última dictadura en Salta. La
comunicación es la posibilidad para construir tejidos comunitarios y por lo
tanto de cuidados colectivos. La ausencia de medios y canales dificulta esa
posibilidad. En septiembre del año 2021 se desarrolló el homenaje a las
personas asesinadas allí, en 2013 fue
señalado como lugar de exterminio, de al menos veinte personas, a quienes
dinamitaron en esos campos en la década de los ‘70 (Corvalán, 2021: s/p).
4.1.2 Construcción de
comunidades y proyectos colectivos
Durante el año 2020, la red de Gallinato Libre
permitió que lxs vecinxs se junten, se conozcan más, y tengan un proyecto
colectivo con pretensiones de crecer y mejorar, incorporando más equipos para
ampliar la red y sumar familias; en un contexto de pandemia donde el
aislamiento se agravó notablemente.
En primer lugar, procedieron a buscar
prestadores de servicios de internet que permitiera conectar una de las casas a
la red comercial, para luego distribuirla entre todxs lxs conectadxs por la red
mesh. Llevó meses buscar pequeños prestadores de servicios que tengan señal y/o
antenas entre los cerros que rodean el paraje. Después de nueve meses de
fracasos, se contactó con una empresa
local que decidió acceder y generar un convenio con el proyecto, lo que permitió
que por más de un año se hagan pruebas con su señal a partir de una antena
repetidora que pusieron específicamente para estos fines, en el cerro Pucheta.
El acuerdo también implicó subir la cantidad de los megas de lo que sería un
“plan familiar común”, haciéndolo más potente para ser redistribuido entre las
familias por la red libre.
Mirar lo educativo en estas experiencias,
implica salir de miradas reduccionistas que ligan la construcción de
aprendizajes vinculados a lo escolar. Por ello,
reconocer a los lugares de encuentro que se gestaron en el armado de las
redes comunitarias, es un primer paso para identificar la constitución de
comunidades en torno al derecho a la comunicación en estas localidades
salteñas. Tal como señalamos anteriormente sobre los aportes de Buenfil Burgos
(1993), apelamos a procesos educativos en donde existen ciertas
interpelaciones, ciertas invitaciones a “ser parte de algo”:
“(...) un proceso
consistente en que, a partir de una práctica de interpelación, el agente se
constituye como un sujeto de educación activo. En cuanto tal, incorpora de
dicha interpelación algún nuevo contenido valorativo, conductual, conceptual,
etc., que modifica su práctica cotidiana en términos de una transformación o en
términos de una reafirmación más fundamentada” (1993: 18-19).
Nos referimos aquí a personas que previo a las
redes comunitarias, no sentían la necesidad de conformarse en colectivo. Las
familias aprendieron cómo desarrollar el
despliegue hogareño, el mantenimiento de la red colectivamente, y se
comprometieron a juntar el pago mensual por el servicio que se le compra a
AntaNet, proveedor de los megas. Vale
mencionar que no se pudieron conectar todos las viviendas por las condiciones geográficas y la falta de financiamiento para sumar
nuevas antenas.
Mientras se realizó el despliegue y se
probaron múltiples opciones para conseguir mejor línea de vista y enlaces, se
identificó en la ruta que recorre El Gallinato mojones rojos que pertenecen a
la compañía Claro, que desde hace más de diez años tiene cables de fibra óptica
que atraviesan la comunidad y pasa a sus “pies” pero tiene como único destino
Jujuy.
4.2 Lesser Libre:
Nuestra Tierra, la escuela como punto de conexión a internet comunitario
Lesser es una zona
también compleja por las desigualdades económicas y de propiedad de la tierra,
es una zona muy rica con riesgo permanente de desalojo, ya que se encuentra en
crecimiento de loteos y viviendas de casa de campo y estancias con valores
dolarizados, entre los más caros de las zonas aledañas a la ciudad de Salta. En
este lugar se identificaron más de quince familias que viven y producen, pagan
pastaje y tienen su historia como habitantes de la localidad. También se
trabajó en reuniones, se hicieron recorridos por las viviendas y un mapeo de
posibilidades junto a integrantes de la Asociación de Pequeños Productores de
Vaqueros y la Caldera, que habitan en esta zona fuertemente aislada para lxs
pequeñxs agricultores familiares.
Dadas las condiciones
de distancias entre las casas, no fue posible la misma estrategia de
interconección que para El Gallinato. En este caso, el proyecto se encaró desde
y con la Escuela Rural “Madre Tierra” Ex N° 549. Allí, se colocó un equipo
LibreRouters y se dejó un punto abierto a la comunidad que luego sería enlazado
con dos puntos comunitarios más: Vialidad Provincial (que tiene una torre que
facilita la línea de vista) y la cancha de fútbol que cuenta con luz eléctrica.
Esta red implicó tener
mucha paciencia para ir sorteando las dificultades que se nos presentaron. Se
firmó un acuerdo generado
entre la empresa Nubicom (proveedora de la escuela por medio de las
licitaciones que tiene el gobierno de la Provincia de Salta y el Ministerio de
Educación para garantizar la conexión a las escuelas rurales), la Secretaría de
Modernización de la provincia de Salta y la Mesa de comunicación Popular de
Salta y Jujuy, promovido por este proyecto. El convenio autoriza la
reutilización de los megas mediante la instalación de un LibreRouters,
generando un punto de
internet libre y al mismo tiempo mejora la cantidad de los mismos que estaban
en la licitación inicial.
La escuela es muchas veces el único punto concreto de
accesibilidad, lo cual no sólo favorece el proceso de aprendizaje de niñxs sino
también de contacto con sus familias y con las comunidades. Aquí se logró
visibilizar y compartir la importancia de cambiar el concepto de conexión a
internet como una mercancía o negocio o un acuerdo económico, por el de derecho
humano y ciudadano. Cabe mencionar que en este caso aún no se trabajó con
estudiantes, sino más bien con la institución como articuladora comunitaria.
Aunque queda pendiente una serie de talleres con la escuela sobre tecnología y
software libre, derechos y comunicación, y cuidados colectivos en las
redes. A su vez, es un paso muy
importante pensar en la articulación entre múltiples instituciones y
comunidades, sobre todo, cuando pensamos en la producción de saberes ancladas
en las necesidades de los territorios, lo que nos invita como universidad a
replantearnos el lugar desde dónde se gestan las luchas y los reconocimientos
de las personas.
Avanzar en este tipo de convenios, abrió la posibilidad de
contemplar soluciones efectivas y de bajo costo, desde una perspectiva del uso
de infraestructura común, para garantizar el derecho a la comunicación en
Argentina, especialmente en zonas alejadas, rurales y desatendidas. En las
últimas reuniones desarrolladas con representantes del área de Modernización se
propuso replicar la experiencia en otras escuelas rurales, replanteando todos
los convenios y licitaciones existentes, que se renuevan para el año 2023.
4. 3 Amblayo: el acceso a la comunicación como
habilitante de otros derechos
Amblayo es parte del
municipio de San Carlos. Tiene históricamente múltiples dificultades en el
plano de las comunicaciones: camino, sistema de telecomunicaciones e
inexistencia de transporte público. Así y todo, desde hace más de cincuenta
años su nombre trasciende debido a la sostenida “fama” de sus quesos de cabra,
los más ricos, inocuos y artesanales de la provincia.
La desconexión es una
marca de este territorio, que también dificulta los trámites y gestiones con su
capital administrativa y cabecera política: el municipio de San Carlos, así
como entre los parajes que lo componen, ya que no existe transporte público. Las
limitaciones comunicacionales se extienden a la precaria señal de teléfono e
internet, todos temas de preocupación para lxs amblayeñxs desde hace décadas, además de la escasa
infraestructura general y dificultades de acceso al agua. En diversos parajes que no cuentan con luz
eléctrica hasta hace unos años, lograron gestionar paneles solares con un
suministro muy acotado.
En la zona hay dos
pequeños centros de salud y dos escuelas primarias, una en Isonza y la otra en
Amblayo (pueblo) -ambas con albergue para lxs chicxs que viven alejadxs-. Desde
hace muy pocos años, se habilitó el cursado del colegio secundario. No existen
oficinas públicas ni puesto policial, aunque sí un Juez de Paz para trámites y
certificaciones.
El despliegue en este
caso único, se hizo prácticamente de manera inmediata. Ni bien llegaron los
equipos, lxs vecinxs se organizaron para trasladarlos en medio de los
aislamientos más rigurosos, hacia la comunidad. Al menos en Salta, los
servicios de correos sólo llegaron durante algunos meses del año 2020 a la
ciudad capital, por lo tanto, gestionar el traslado a las comunidades fue otro
trabajo de coordinación y apoyo colectivo.
Una de las ventajas
con las que contó Río Salado de Amblayo, es que Rodrigo Cuevas, integrante de
la organización local, participó invitado por la Mesa de Comunicación Popular
de Salta y Jujuy, en la primera Cumbre Argentina de Redes Comunitarias[17].
Allí se familiarizó con los equipos y procedimientos, participando activamente
de los talleres Semilleros. Este intercambio posibilitó que Cuevas apoyara en talleres presenciales a la red de
El Gallinato.
Es necesario destacar
que los semilleros son espacios de formación que se desarrollan a partir de la
metodología taller de la educación popular. En esta localidad, se evidenció
fuertemente el trabajo en talleres por AlterMundi (manuales y tutoriales) y la
complementariedad colectiva remota basada en intercambios en los grupos de consulta y asesoramiento que se
dieron por whatsapp, para la ejecución del proyecto de manera simultánea en
diferentes puntos del país. Todo esto forma parte de la estrategia de
complementariedad y aprendizaje conjunta. Además, en el marco del 7mo.
Encuentro de Comunicación y Ruralidad en Salta, organizado por la Mesa de
Comunicación Popular desde el año 2012, AlterMundi visitó las redes de
conectividad en diciembre del año 2020, y brindó asistencia y capacitaciones en
los territorios, al mismo tiempo que realizaron un registro audiovisual de los
lugares y procesos desarrollados.
Río Salado logró la
conexión de seis familias, en tres meses promedio de despliegue, fue la primera
en consolidarse con una autonomía muy significativa. Aquí también se presentó
como principal problema el generar un acuerdo con el prestador privado de
servicios, pero se logró articular positivamente.
5. Reflexiones finales
Nuestras conclusiones
son más bien algunas preguntas e inquietudes que nos quedan por seguir
investigando y pensando colectivamente. Sostenemos que desde la universidad
debemos seguir trabajando en diálogo con las comunidades de las cuales formamos
parte, por ello, hemos querido compartir primeros acercamientos sobre la
construcción de redes comunitarias en los proyectos de extensión en las
localidades salteñas.
Mirar la comunicación
y educación como prácticas y espacios de construcción del saber, requiere
observar las desigualdades y carencias estructurales históricas (tanto
económicas como digitales) de la sociedad. Así como nuevas asimetrías entre “lo
urbano” y “lo rural”, los “centros” y las “periferias” (Collivadino, 2022). Por
tanto, la crisis desencadenada requiere ser asumida como un escenario
excepcional de observación, exploración y análisis de las políticas públicas
comunicacionales y de acceso a la información en los sectores rurales y
periurbanos que, en un campo de tensión y articulación cambiante, reclaman y
negocian con el Estado la instrumentación de políticas públicas de comunicación
adecuadas al contexto.
La tecnología que hoy
existe y la desigualdad para acceder a la conectividad como una manera de
ejercer la comunicación no solo tiene que ver con la geografía y la
infraestructura sino fundamentalmente con los modelos económicos y los procesos
de aprendizajes, que actúan en nuestra sociedad. Desde estos proyectos se fomenta este tipo de
acercamiento -a los cables, a los tipos de conexiones, montajes y palabras
complejas y en inglés- que pretende romper con algunas brechas íntimamente
relacionadas a las desigualdades de género. En cuanto a la tecnología,
consideramos necesario salir de miradas tecnicistas y asumir nuestro quehacer
como mujeres creando allí, involucrándonos e interviniendo desde
nuestros recorridos, preocupaciones y necesidades.
Por otro lado, es
preciso mencionar la fuerte incidencia de los colectivos y organizaciones
nucleadas en la Cumbre Argentina de Redes Comunitarias en el reconocimiento a
nivel nacional de licencias para redes comunitarias (ENACOM, 4958/2018),
convirtiéndolas en destinatarias de los subsidios del Fondo de Servicio
Universal. Estas organizaciones impulsaron el nacimiento del Programa de
Conectividad Roberto Arias, promovido por la Subdirección de Proyectos
Especiales del ENACOM, que recupera las propuestas de estas organizaciones
territoriales y propone garantizar el derecho a las comunicaciones a través de
la implementación de proyectos de instalación y mejora de infraestructura de
redes para la prestación del Servicio Fijo de Acceso a Internet de Banda Ancha
(ENACOM 799/2021).
Sin embargo, el
programa Roberto Arias, no termina de ser una herramienta acorde para
poblaciones rurales, por los costos que implica el armado de su carpeta, con la
firma de algún/x ingenierx en telecomunicaciones, que escapa a toda posibilidad
de ser pagado por las comunidades constituidas por agricultores familiares y
porque además, la cantidad de habitantes hace muy difícil que sea sustentable
este modelo. Una última razón que creemos necesario escuchar es que no todxs
quieren, necesitan o pueden formar y/o constituirse como prestadoras de
servicios de telecomunicaciones; teniendo en cuenta que las personas que
habitan la ruralidad viven de ser productoras de alimentos, ese es no sólo su
oficio, sino también su contribución a la soberanía alimentaria. Sin duda, un
modelo mixto permitiría que contribuyan en el mantenimiento y en los
despliegues, pero hay una enorme diferencia entre eso y ser quienes todos los
meses tengan que comprar y vender megas a multinacionales a precio dólar.
Es fundamental retomar la discusión que quedó
“cajoneada” en otro programa a medio camino de ser reglamentado: Acceso a
Servicios TIC a Poblaciones de Zonas Adversas y Desatendidas para el despliegue
de redes (ENACOM Res. N°727/2020). Intuimos que podrían tener condiciones más
conscientes de las poblaciones con las que pretende trabajar, y que ello
facilite acuerdos, convenios y otros medios de acercar la conectividad en las
zonas rurales, conversando con ellas las posibilidades y los recorridos.
El siete de julio del año 2022 se aprobó el
“Programa para el desarrollo de infraestructura de Internet en pequeñas
localidades y comunidades indígenas” (Resolución 1352/2022. ENACOM). En el
listado hay actualmente treinta y ocho comunidades que serán atendidas en el territorio nacional. Sin
embargo no figura ninguna en Salta ni en Jujuy. No se conoce como se realizó la
primera priorización, ya que ni a la CARC ni a las organizaciones territoriales
se las invitó participar previamente. Es
fundamental una revisión desde los organismos públicos ante el desconocimiento
de los territorios, y excluyente para las organizaciones y a las comunidades,
desconociendo años de trabajo y saber colectivo. En este caso llama la
atención, porque fue desde Salta, junto con AlterMundi y Atalaya Sur, que se
generaron las solicitudes y gestiones para las primeras reuniones en la
temática allá por febrero y marzo pre-pandémicos. Trabajo y articulación que no
se quedó en reuniones solamente, sino que se profundizó en diferentes instancias
y proyectos que continúan en plena maduración.
Si bien está previsto
en la publicación oficial que “el listado de localidades y organizaciones,
incluidas en el ANEXO V, podrá ser adecuado o modificado por el ENACOM, en
función del desenvolvimiento del Programa y el logro de los objetivos
previstos” (ENACOM, 2022: s/p.), por ahora la designación de los fondos no es
clara, ni abierta. Lo cierto es que el vacío para el derecho a la conectividad
en la ruralidad argentina sigue siendo una demanda y una enorme deuda para cada
uno de los sectores que deberían garantizar la equidad entre las
ciudadanías.
Dicho lo anterior,
consideramos que pensar comunicación y educación en clave política es también
asumir las complejidades de un campo que brega por las luchas históricas y
emancipatorias de las realidades latinoamericanas. Y aunque todo comience con
un simple reunión entre vecinxs, y las estrategias empiezan a vislumbrarse, es
allí donde se gestan los grandes procesos identitarios y de constitución de
comunidades en pos del derecho a la conectividad. Apoyar y fomentar este
derecho en zonas rurales está directamente relacionado con comprender que la
implementación de redes comunitarias dentro de las áreas de acción e influencia
de las organizaciones, potencia y facilita la ampliación y el alcance de
acciones y compromisos por sociedades más equitativas y democráticas,
contribuye a sus procesos organizativo y facilita el arraigo.
Los servicios de
comunicación rural son diversos y dependen de las necesidades, contextos,
oportunidades y sueños de cada comunidad. La articulación es clave para pensar
construir caminos. Un ejemplo de ello es la propuesta de la reutilización del
uso de banda ancha ociosa con enlaces de entidades gubernamentales, una prueba
de ello es el exitoso modelo de Quintana Libre y la Universidad Nacional de
Córdoba. En una micro escala podría serlo la Red Lesser Libre y sus puntos
abiertos a partir del internet que le llega a la escuela “Nuestra Tierra”, que
libera su señal para que pueda ser usada por los vecinxs en los horarios a
contraturno del dictado de clases y fines de semana. Modelo que quiere ser
replicado por la provincia para otras escuelas rurales donde son el único punto
de acceso para la publicación que allí habita.
La falta de conectividad
es una preocupación constante desde hace décadas; aunque las tecnologías fueron
mutando, no se la ve como algo ligado a la falta de apropiación tecnológica.
Resolver esta asimetría implica un proceso de creatividad constante, donde las
personas participan y apropian desde su propia reflexión, sus posibilidades,
sus necesidades, usos y sueños. Y en ello los procesos colectivos de
construcción de conocimiento y el intercambio entre las comunidades, las
universidades y las organizaciones constituyen un aporte de fundamental
importancia para poder ejercer el derecho a la comunicación.
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Friedrich-Ebert-Stiftung. ISBN 978-958-8677-43-9. Documento / FES-C3 ; 16. FES comunicación
[1] El
proyecto CIUNSA “Relevamiento de servicios de
comunicación audiovisual comunitarios, populares, alternativos, cooperativos y
de pueblos originarios y de experiencias de conectividad comunitarias en Salta.
Parte II”, pretende dar continuidad desde una mirada local, al
relevamiento de los servicios de comunicación audiovisual comunitarios,
populares, alternativos, cooperativos y de pueblos originarios en Argentina,
que se realizó desde la RICCAP durante los años 2018 y 2019. Este último, tuvo
como objetivo dar cuenta de la existencia y de las principales características
-organizacionales, legales, tecnológicas y de producción local-, buscando
construir una base empírica que sirva para el diseño de políticas que permitan
fortalecer y visibilizar al sector.
[2] En este trabajo utilizaré el lenguaje no binario/no
sexista, aprobado por el Consejo Directivo de la Facultad de Humanidades de
nuestra universidad (Res. H. No. 0118/21), así como también por universidades
nacionales como la Universidad de Buenos Aires y la Universidad Nacional de
Rosario.
[3] Mediante la licencia de Valor Agregado para Redes
Comunitarias (VARC), resolución 4958/2018 (ENACOM).
[4] Según la Dirección Nacional del Registro de Dominios de
Internet, el acceso a internet pública en Argentina se dió durante los años
1994- 1995.
[5] En
sus dos ediciones: Argentina en el año 2018 y Colombia en el año 2019.
[6] En
sus dos ediciones en la ciudad de Córdoba en el año 2019 y en el año 2020 en su
versión virtual.
[7] Los
Encuentros de Comunicación y Ruralidad son organizados por la Mesa de Comunicación
Popular de Salta y Jujuy, la cual surgió en el año 2012 con el objetivo de
generar procesos de articulación y apoyo para el ejercicio del derecho a la
comunicación principalmente en espacios rurales. Se constituye como una
organización autónoma que cuenta con el
apoyo de instituciones, como las universidades nacionales (UNSa y UNJu), SAFCI,
el INTA, Fundación Friedrich Eber y el aporte de cada unx de sus integrantes.
[8] Colnodo es una organización sin ánimo de lucro, que brinda
un sistema de comunicación electrónica a organizaciones que trabajaban para el
desarrollo en Colombia, convirtiéndose en uno de los primeros servicios
electrónicos en línea del país. https://www.colnodo.apc.org
[9] ibíd.
7.
[10] La
proclama se puede encontrar en: https://carc.libre.org.ar
[11] Decreto
de Necesidad y Urgencia publicado en el Boletín Oficial
(DNU) 690/2020. https://www.boletinoficial.gob.ar/detalleAviso/primera/233932/20200822
[12] El Área de Proyectos Especiales se encuentra dentro de la Dirección
de Fomento y Desarrollo del ENACOM y tiene como objetivo trabajar en la
implementación de acciones territoriales y operativas que contribuyan a la
federalización y universalización del acceso a las Tecnologías de la
Información y la Comunicación (TIC) y al fomento de los Medios Audiovisuales,
en zonas socialmente vulnerables, barrios populares, parajes rurales, zonas con
condiciones desfavorables, y comunidades de pueblos originarios.
[13] Plan Conectar, para promover el acceso a los servicios TIC y las
conexiones de banda ancha, la industria satelital nacional, la Televisión
Digital y la Red Federal de Fibra Óptica de la empresa estatal ARSAT (se
destinaron $37.900 millones de pesos) Fuente: https://bit.ly/3aT9ewG
[14] Las
organizaciones que contribuyeron fueron Association for Progressive
Communications e Internet Society.
[15] ibíd.
7
[16] El
Foro Regional sobre Servicios de Comunicación
Rural para la Agricultura Familiar en América Latina se desarrolló el 7
de julio de 2022, en el mismo se revisaron
los resultados de los diferentes espacios de consulta y encuentros realizados
desde diciembre del año 2021. Participaron ochenta organizaciones campesinas y de agricultores familiares así
como organizaciones que acompañan procesos de agricultura familiar o de
comunicación rural, de gobierno, academia, sector social y privado, entre
otras. Los resultados se encuentran en: https://bit.ly/3yTq4Ds
[17] ibíd 7.